Finally Us

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¿Alguna vez has sentido que todo parece más brillante y divertido? ¿Has llegado a sentir que las cosas son irreales por lo buenas que son? ¿Te has cuestionado si lo que estás viviendo es un sueño? ¿No te has levantado con el miedo de que las cosas buenas que te han sucedido desaparezcan? Para Madeline, así fue la mañana siguiente a su reencarnación como demonio.

Cuando puso un pie en el suelo, notó la diferencia inmediata. Su sentido del tacto fue agudizado, permitiendo que el mero choque de la planta de su pie sobre el piso de madera bajo sus pies la levantase. Ella nunca había prestado tanta atención al suelo. Su habitación, decorada con posters de bandas de rock, artistas indie e ídolos de la cultura pop, se vio magníficamente ampliada, dando la ilusión de que su sala y cocina enteras podían llegar a caber en aquella estancia.

Madeline sintió un vértigo que casi la hace vomitar. El suelo bajo ella se veía tan distante, pese a que claramente estaba tocándolo con uno de sus pies. Subió la mirada al techo, el cual se veía tan distante, pareciendo tan lejano como el cielo mismo. Una sobrecarga sensorial la golpeó, pues se volvió consciente de los latidos de su corazón, de la sangre en su interior, del sonido de sus órganos moviéndose en su interior y, sobre todo, del eco que reverberaba en su cabeza, pues sus pensamientos parecían recorrer una distancia enorme para llegar hacia ella.

-¿Qué está pasándome? -Dijo en voz alta. -¡Mierda!

Se tapó los oídos, pues sintió que su propia voz le lastimaba los tímpanos a un nivel agonizante, en el que su propio cuerpo estaba a punto de colapsar.

-Tranquila, Ordelin-san, es la sobrecarga sensorial póstuma a volverte un demonio. -Una voz suave se oyó en su oído.

-¿Quién anda ahí? -Susurró.

-Soy yo, Rías Gremory, tu nueva ama. -Dijo la voz alegre de Rías, la cual no molestó a Madeline pese al claro volumen ordinario.

-¿Cuánto tiempo estaré así? -Susurró Madeline, irritada.

-No hay un tiempo específico para ese estado. Simplemente tu cuerpo se acostumbrará a su propio ritmo. Puede tomar minutos u horas, e incluso podría tomarte un día entero en acostumbrarte a tener los sentidos de un demonio, y la supresión consciente de los mismos. Solo trata de que tus ojos no amplíen tu campo visual, y que tus oídos reduzcan la capacidad auditiva.

-¿No hay otra cosa que pueda hacer además de esperar a que mi cuerpo se acostumbre?

-No sabes usar Magia, por lo que no puedes emplear algún hechizo capaz de acelerar el proceso. Por cierto, no te molestes en ir a la escuela durante esta semana. He estado arreglando tus papeles, y gracias a tu buen promedio, logré que acabes lo que resta del ciclo escolar con permiso para tomar un reposo prolongado. Cuando logres acostumbrarte, piensa en mí. Cuando eso suceda, te buscaré. Lindo día.

La voz de Rías se disipó, dejando a Madeline completamente sola. Intentó pensar en reducir el ruido que entraba en sus oídos, concentrándose con mucha fuerza. En sus manos, los dos anillos de dragón se materializaron, abriendo sus brillantes ojos escarlatas. Al mismo tiempo, un aura traslucida y blanquecina la cubrió.

-Finalmente. -Madeline abrió los ojos con una sonrisa.

Cuando Madeline miró a la habitación, lo primero que notó era que estaba cubierta por una niebla blanquecina semi trasparente, la cual acogió la forma de su cuerpo. Se alarmó, levantando las manos para observarlas. En ese momento, notó que dos anillos negros en forma de dragón se enrollaban en sus dedos índices. En cada cabeza de dragón se alojaban dos pequeños orbes carmesí brillantes.

Los ojos de los dragones dejaron de brillar, volviendo a ser totalmente negros y cerrándose. Pronto, los anillos desaparecieron, dejando la mano de Madeline totalmente intacta. Para Madeline fue extraño, pero notó que la sobrecarga sensorial había desaparecido, volviendo a tener los sentidos de una chica humana común y corriente. Bajó las escaleras, tratando de actuar como si nada hubiera pasado.

La bestia de Kuoh - Fanfic de DxDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora