[ El Omega en el Palacio ]

[ Capitulo 5 ]

—Misaki caminaba mirando el césped, sumido en sus pensamientos. Necesitaba encontrar una manera de conseguir dinero, joyas o algo valioso para hacer un trato. Mientras reflexionaba, escuchó un suave ruido detrás de él. Se volteó y vio un objeto en el suelo.

“¿Un peluche?” se preguntó, sorprendido.

Se acercó y se agachó, observando el peluche con algo de ternura.

“Es muy adorable,” Penso agarrándolo de una pata del oso —“¿De dónde vino?” —Alzó la mirada, pero solo veía el sol pegando en su cara.

—Umm… me lo voy a quedar hasta conseguir su dueño. Ven aquí —agarra el pequeño peluche en un brazo. Se levantó y se dirigió a la habitación de los esclavos.

—En los aposentos de Usami, el alfa estaba irritado por la llegada de su hermano mayor.

—¿Podrías decirme qué quieres?” preguntó Usami, un poco molesto.

—Relájate, solo vine a notificarte que se pudo conseguir un acuerdo entre dos regiones lejos de aquí —respondió Haruhiko con calma, ya acostumbrado a la actitud de su hermano menor.

—El acuerdo que les enviaste al parecer les gustó mucho — añadió.

—Eso es bueno. De todos modos, sabía que era bueno. Sé lo que ellos quieren — comentó Usami, confiado en sus habilidades.

Haruhiko solo suspiró — Bueno, si solo era eso, ya te puedes ir — Le hablo volteándose para seguir fumando mientras caminaba hacia el balcón.

—Nuestro padre quiere hacer una fiesta por esta noticia —dijo Haruhiko, esperando la misma respuesta de siempre.

—Sí… está… bien — respondió Usami despacio.

Haruhiko se quedó en silencio un momento, sabiendo que había escuchado bien la respuesta. “Es una fiesta en la que tú tienes que ir, ¿sabes?” volvió a hablar.

—“Umm,” afirmó Usami sin voltear, inmóvil en el balcón.

Haruhiko no se lo esperaba. Sabía que a su hermano no le gustaban las fiestas, a menos que estuviera de humor, lo cual era casi nunca.

Después de que su hermano salió, algo confundido por la respuesta de Usami, el alfa se quedó viendo el balcón, observando algo.

—¿Dónde…? — se preguntaba a sí mismo. —“¿Dónde está…?”—pensó, buscando con la vista el peluche que había dejado en la barandilla del balcón.

—Maldición — murmuró, dándose cuenta de que había olvidado quitar el peluche de oso de ahí. Caminó rápidamente hacia las barandillas, pero no vio a nadie abajo.

Dio un manotazo en la barandilla, molesto.¿Cómo pude olvidar algo tan importante? Ahora tendría que buscarlo por todas partes.

—Qué es eso? — preguntó Harotu saliendo del baño con una bata.

—Me lo encontré en el suelo, en el jardín. ¿No es lindo?— pregunto Misaki con una sonrisa, acariciando el peluche.

—Pero no sabes de quién es —pregunto Harotu

—Yo no vi a nadie, ¿Quién dejaría un peluche así de bonito tirado en el suelo? Me lo voy a quedar mientras tanto que busco a su dueño — dijo Misaki, colocando el peluche al lado de su cama antes de irse a bañar con su amigo.

[Pensamientos de Misaki]

—Hoy nos dijeron que habría una fiesta. Será mi primera fiesta en el palacio, pero nunca imaginé que sería así, como un esclavo.

Bueno, Harotu me dijo que si hacía las cosas bien, obtendría monedas o regalos por parte de los príncipes.

Hoy algunos chicos que llevan más tiempo en el palacio nos estaban enseñando a bailar. No soy de bailar.

—Hey Misaki, no lo haces tan mal —sonrió un chico que observaba a los nuevos practicando el baile.

—¿Eh? Ahh, gra- gracias… No soy mucho de bailar, pero gracias a ustedes sé bien ahora. — agradeció Misaki con amabilidad.

Los otros le sonrieron, pero después se escuchó abrir las puertas de la habitación.

—Bueno, ¿y cómo van? — preguntó Hiroshi, un poco más relajado.

—Me di cuenta de que el señorito Hiroshi es beta,” susurró Misaki a su amigo.

—Ahh, pensé que nunca te darías cuenta,” se rió este.

El esclavo más antiguo se acercó e hizo una pequeña reverencia. —Ya estamos todos listos, señorito Hiroshi.

—Bien, vengan conmigo — dijo Hiroshi.
—Y tú también vienes con nosotros, igual que los demás. — añadió, mirando al pelinegro que estaba sin ánimo y enojado junto con otros favoritos.

—Vamos chicos — Ordeno saliendo de la habitación.

Todos los omegas salieron emocionados y hablando en voz baja.