27. Una conversación en París

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Desde el funeral, las conversaciones habían sido breves y cargadas de un resentimiento latente. Zoe intentaba mantener una apariencia tranquila, pero Peter estaba al límite.

—Llegas tarde, como siempre últimamente.

Zoe dejó su bolso sobre la mesa sin mirarlo —¿Estás ebrio?

—Solo tomé unas cuantas copas.

—¿La niña está dormida?

—Lo sabrías si estuvieras aquí temprano y no a estas horas.

—Estaba trabajando. Ya te lo había dicho

—¿Trabajando? ¿O encontrándote con alguien más? No soy estúpido, Zoe. Algo está pasando, y tú no eres la misma desde hace meses.

—Peter, estás imaginando cosas. Solo estoy cansada, eso es todo.

—¿Cansada? Cansado estoy yo de tus mentiras, de tus silencios, de sentir que soy el único que intenta salvar esto. Dime la verdad, Zoe. ¿Hay alguien más?

—No es lo que piensas.

—¡Entonces explícame qué es! Porque no puedo seguir así.

Zoe, con el celular en mano, leía una captura de pantalla enviada desde un número desconocido. Eran mensajes de Peter y May. Su cara palideció, y en su interior, una mezcla de ira y decepción comenzó a salir.

—¿Qué demonios es esto?

—No sé de qué me hablas.

—Mensajes, encuentros clandestinos, mentiras. ¿Te suena familiar? ¿O quieres que te los lea?

—Sigo sin entender.

— ¿Te acuestas con May, la mejor amiga de Monic?

—No es lo que piensas, Zoe.

—¿No? Entonces explícame. 

—No pasó nada entre ella y yo. 

— Aquí están las pruebas, no mientas, ten los pantalones de admitir lo que haces. ¡Admítelo!

—¡Claro que lo hice! Pero no soy el único culpable aquí. Tu queridísima Monic es la raíz de todo. Si no hubiera entrado en tu vida, nada de esto habría pasado.

—¿Así que ahora la culpa es de Monic? Esto no tiene que ver con ella. Tú destruiste lo que quedaba de nuestro matrimonio. Y te aseguro algo, Peter: esto es el final.

Peter apretó el vaso en su mano, tratando de contener su ira. —¿Y qué quieres, Zoe? ¿Qué acepté como si nada? ¿Qué te dejé ir sin luchar por ti?

—¿Desde cuándo, Peter? ¿Desde cuándo te acuestas con May? ¿O hay alguien más?

—¡Basta, Zoe! ¿De veras crees que tienes derecho a reclamarme algo? ¿A mí? Después de lo que has hecho.

—No soy feliz, Peter. Esto no tiene nada que ver con alguien más. He cambiado, y no puedo fingir que todo está bien entre nosotros.

—No voy a hacer esto fácil para ti, Zoe. Si quieres destruir esto, será bajo tus propios términos, no los míos.

—No quiero que pelees por algo que no existe. Lo siento, pero creo que lo mejor es separarnos.

—No te hagas la víctima. Sé todo, Zoe. Sé lo de Monic. ¿Desde cuándo eres lesbiana, eh? ¿Desde cuándo prefieres a una mujer en lugar de a tu marido? ¿Es eso lo que siempre quisiste, destruir nuestra vida?

—¿De qué estás hablando? Esto no tiene nada que ver con Monic. Tú eres el que traicionó nuestro matrimonio. ¡Tú!

—¿No tiene nada que ver con ella? Por favor. Esa mujer arruinó todo. ¡Eres una maldita traidora, Zoe! ¿Sabes lo que es ser el hazmerreír de todos porque mi esposa se acuesta con otra mujer?

          

Zoe intentó apartarse, pero Peter la sujetó por los brazos con fuerza. —¡Suéltame! Estás borracho, Peter.

—¿Eso te molesta? ¿O es que necesitas que te recuerde quién manda aquí? Tal vez debería demostrártelo para que se te quite esa tontería de que eres lesbiana.

Peter intentó besarla a la fuerzas, y apretó uno de sus senos para empezar a tocarla

—¡Suéltame!

—Antes no te disgustaba hacerlo conmigo, siempre lo disfrutabas y querías más.

—¡Suéltame que me lastimas!

—Relájate y verás cómo te hago recordar lo que es estar con un hombre. 

—¡Te odio! —Zoe lo empujó, usando todas sus fuerzas para liberarse de su agarre y dándole una bofetada.

—¡No me vuelvas a pegar! —Peter se tambaleó hacia atrás, pero su rabia no cedía.

—¡Eres un enfermo! Si vuelves a tocarme así, te juro que te denuncio.

 —¿Denunciar? ¿Por qué no le preguntas a Monic si está lista para enfrentarse a Anderson? ¿Sabías que él está planeando matarla? Y yo, por supuesto, no haré nada para detenerlo. Si ella desaparece, tal vez finalmente podamos arreglar todo este desastre.

—¿Qué estás diciendo? ¿Sabes que Anderson planea asesinar a Monic y no haces nada? ¿Quién demonios eres, Peter? ¿Cómo puedes ser tan despreciable?

—Soy el hombre que tú destruiste, Zoe. Ahora es tu turno de sufrir.

Zoe lo miró con asco, sintiendo que no reconocía al hombre que una vez amó.

—Escúchame bien, Peter. Esto se acabó. Quiero el divorcio, y si no me lo das, juro que voy a denunciarte por intentar tomarme a la fuerza esta noche. No soy tuya, ni lo seré nunca más.

Peter la miró, como si quisiera decir algo, pero finalmente se desplomó en una silla, derrotado. —No puedes hacerme esto.

—No solo puedo, lo haré. Y dile a Anderson que si le pone un dedo encima de Monic, yo misma me encargaré de que lo pague.

Al día siguiente, Peter, más sobrio y consciente de la gravedad de sus actos, se acercó a Zoe.

—Zoe... Lo siento. No debí haber hecho eso anoche. Perdí el control. Lo que sea que necesites, lo haré.

—Lo que necesito es que firmes los papeles del divorcio, Peter. Y si realmente sientes algún tipo de arrepentimiento, déjame en paz. No vuelvas a buscarme.

—¿Eso es todo? ¿Una excusa barata para destruir lo que construimos? ¿Qué hay de nosotros, de nuestras promesas, Zoe?

—Las promesas se rompieron cuando dejamos de ser honestos el uno con el otro. Esto no es culpa solo mía, Peter. Lo sabes.

Sesión de terapia con Thomas: Un punto final

Entré a la sala de terapia con el ceño fruncido. Había pocas cosas que detestaba más que perder el tiempo, y estar allí, escuchando las estupideces de Thomas, era una de ellas. La terapeuta, una mujer joven de mirada calmada y voz suave, nos invitó a sentarnos. Thomas ya estaba allí, con una sonrisa que encontré desagradable.

—Gracias a ambos por asistir. Hoy quisiera que habláramos de los motivos que los han traído aquí y si existe alguna posibilidad de reconciliación.

—Yo quiero que volvamos a ser una familia. Sé que he cometido errores, pero todavía amo a Monic y quiero recuperarla.

Solté una risa sarcástica. Encontraba patética esta reunión ... 

Mis Miedos de amarte ...     II Más allá de mis miedosWhere stories live. Discover now