El reflejo de su alma

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Volver a la ciudad donde naciste debería ser motivo de alegría para cualquiera pero claramente este no era el caso de Rafael. En especial porque él no se había ido en los mejores términos. Por más que se esforzó en recordar todo lo que tenían de bueno las ciudades pequeñas, como su tranquilidad, orden y calma, no pudo evitar recordar lo malo. El chisme, las mentiras, las etiquetas de aquellos que se creían perfectos y por supuesto cómo olvidar los misterios.

Para todos ellos él siempre sería un adicto. Nunca nadie sabría que luchó hasta lo imposible para superar su adicción y que ahora parecía ser aquel chico que solía ser antes de que la adicción se apoderara de su vida. Sin embargo, él ya estaba marcado, y esa mancha no se borra, para todos ellos, él nunca dejaría de ser un adicto.

Los miraba mientras pasaba en silencio y podía leer sus mentes: "¿Lo viste como esta?, parece él ¿pero por cuánto tiempo?". "¿Podemos confiar en que no será un peligro para todos?". Y así podría seguir hasta el cansancio...

Pero ese no era el momento para aquello, al fin había llegado a la calle Alem y estaba parado frente a la casa n°13.

La casa era más bien una mansión antigua, perfecta para sus planes. Que a pesar de lo que decían sus vecinos, no era un laboratorio de metanfetaminas.

La mansión al frente tenía grandes ventanas y gran parte de la fachada estaba recubierta por piedra. Había sido el hogar de Malcom, un viejo coleccionista de antigüedades y objetos raros. Ahora aquella casa estaba vacía, esperando a su nuevo propietario. Y aquí es donde entra la parte favorita de todos los habitantes de Serrat... la misteriosa desaparición del señor Malcom. Algunos dicen que el señor Malcom hizo negocios con quien no debía. Otros creen que tenía acumuladas cientos de deudas y desapareció para no pagarlas. Todas las teorías, una más creativa que la otra. La verdad era que la policía investigó, pero no encontró ninguna pista sobre su paradero. La casa quedó vacía y fue puesta a la venta. En fin, a Rafael le gustaba creer la teoría de que él señor Malcom había desaparecido de ese mugroso pueblo para escaparse al caribe con una señorita.

Rafael solo había vuelto porque su madre lo necesitaba, ella había hecho mucho por él. Era lo mínimo que podía hacer. Y la mansión de Malcom era ideal para llevar a cabo su proyecto: una galería de arte.

A pesar de su gran rechazo a la ciudad que lo había visto crecer, debía reconocer que Serrat siempre había sido una eminencia en el arte. Reconocido por sus artistas y sus galerías. En su tiempo fuera de la ciudad, Rafael había hecho muchas conexiones y amistades, tenía el proyecto casi completo. Solo le faltaba un lugar. Y esa casa siempre le había provocado curiosidad. Por eso cuando firmó, y le entregaron las llaves no podía creer que ahora era suya. Era cuestión de tiempo para que sus sueños se hicieran realidad.

Cuando Rafael por fin se mudó a la casa, comenzó a notar cosas extrañas. Entre sus pertenencias encontró objetos que no eran suyos, como un reloj antiguo y un libro con notas escritas a mano. Mientras exploraba el ático, encontró un espejo antiguo con un marco ornamentado, y parecía como si lo hubieran restaurado recientemente. Rafael se sintió completamente atraído por la belleza del espejo y decidió dejarlo allí, luego pensaría cual era el lugar apropiado para este. Después de todo, él era un amante del arte en todas sus formas y esos objetos acompañaban el estilo de la casa, misterioso y sombrío.

Le tomó un par de semanas dejar todo listo para la inauguración de su galería. Rafael era un hombre muy detallista y su presencia se notaba ahora en cada rincón de la casa. Hacía mucho que esta no estaba tan concurrida, después de todo había estado cerrada por más de cinco años. Ahora visitantes de distintos lugares y artistas de todos los niveles iban y venían.

Recopilación de Cuentos de Terror y MisterioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora