🖼️;; Cielos pintados //Hyunlix.

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Lienzos de Deseo

El aire en el estudio de Hyunjin estaba cargado. Había sido un día largo, pero después de semanas en París, ambos habían encontrado un ritmo que funcionaba. Felix había decidido quedarse en la ciudad por un tiempo, trabajando en sus proyectos, mientras Hyunjin se sumergía en una nueva serie de murales.

Aquella noche, Felix lo había acompañado al estudio después de una larga cena. Estaban solos, rodeados de pinceles, latas de pintura y bocetos desordenados que cubrían las paredes. Hyunjin estaba frente a un lienzo gigante, cubierto de colores vivos que parecían reflejar el caos de sus emociones.

—Es increíble cómo logras capturar tanto con un poco de pintura —comentó Felix, acercándose detrás de él.

Hyunjin dejó el pincel en un tarro y giró para mirarlo.

—No es solo pintura, Felix. Es… todo lo que siento.

Felix inclinó la cabeza, curioso.

—¿Y qué estás sintiendo ahora?

Hyunjin lo miró durante unos segundos antes de dar un paso hacia él.

—Que quiero que seas parte de esto. Que quiero que estés aquí, no solo viendo lo que hago, sino siendo mi inspiración.

Felix abrió la boca para responder, pero Hyunjin lo interrumpió al acercarse más, acortando la distancia entre ellos. Su mano, aún ligeramente manchada de pintura, se deslizó hasta la mejilla de Felix, dejando un rastro de color en su piel.

—Hyun… —susurró Felix, pero no pudo decir más.

Hyunjin lo besó, lento y con intensidad. Era diferente a los besos que habían compartido antes, lleno de intención y deseo. Felix respondió con la misma intensidad, sus manos encontrando el camino hacia la cintura de Hyunjin y acercándolo aún más.

El beso se profundizó rápidamente, sus cuerpos presionados contra el otro mientras el mundo exterior desaparecía. Hyunjin lo empujó suavemente hacia una mesa llena de bocetos, sin preocuparse por el desorden que creaban al moverlos a un lado.

—¿Estás seguro de esto? —preguntó Hyunjin, su voz ronca mientras miraba a Felix con intensidad.

Felix asintió, sus ojos brillando con una mezcla de nerviosismo y deseo.

—Nunca estuve más seguro de algo.

Hyunjin sonrió antes de volver a besarlo, sus manos recorriendo el torso de Felix con lentitud, como si quisiera memorizar cada detalle. Felix dejó escapar un gemido suave cuando Hyunjin deslizó sus labios hacia su cuello, dejando un rastro de besos cálidos que lo hacían temblar.

La atmósfera en el estudio se volvió más íntima. La pintura en las manos de Hyunjin dejó marcas en la ropa de Felix, pero ninguno de los dos parecía notarlo o importarle. Hyunjin levantó a Felix ligeramente, sentándolo sobre la mesa mientras sus labios seguían explorándolo.

—Hyunjin… —murmuró Felix, aferrándose a él como si fuera su ancla.

—Dime si quieres que pare —respondió Hyunjin, deteniéndose un momento para mirarlo a los ojos.

Felix negó con la cabeza, con una sonrisa suave pero cargada de emoción.

—No quiero que pares.

El ritmo entre ellos se intensificó, sus manos moviéndose con más urgencia mientras sus respiraciones se entremezclaban. Hyunjin dejó que sus dedos recorrieran cada centímetro de piel que podía alcanzar, sintiendo cómo Felix se rendía completamente a él.

La noche avanzó, y el estudio se llenó de murmullos, respiraciones profundas y sonidos que hablaban de un amor que no necesitaba palabras para explicarse. Rodeados de arte y pasión, encontraron una forma de expresarse que iba más allá de los lienzos y las fotografías.

Cuando finalmente se detuvieron, exhaustos pero satisfechos, Felix apoyó la frente contra la de Hyunjin, sus dedos trazando suavemente los bordes de su mandíbula.

—Eres un caos, Hyun —susurró, riendo suavemente.

Hyunjin sonrió, besándolo una vez más, esta vez con ternura.

—Y tú eres mi orden.

Se quedaron así, abrazados en medio del desorden del estudio, sabiendo que aquella noche no solo habían compartido su pasión, sino también la certeza de que lo que tenían era real, profundo y digno de luchar por ello.

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