Los ojos de ella se desvían para observar nuestros campos gratos
los cuervos la han dejado aquí, las palomas la han abandonado
aquel cuerpo frágil y delicado alberga
un espíritu más ferviente que el fuego,
más calmo que la calma,
más dulce que el mango bermejo
y en esas manos arácnidas vive mi verbo,
en aquellos ligeros toldos color ceniza mora mi sueño,
sus ojos se desvían al grito de los condenados en los cielos
el calor les huye, la soledad les teme
"hermana mía, ¿cómo vives?
¿cómo hiciste para convertirte en un valiente escudero?"
Ahora que detrás del tiempo nos han instalado
hace más de cuarenta días que sucumbió al pan
que ofrecen los reinos
las ferias han cantado y la espada ha escrito su nombre
con sangre y Geodon
en la tierra como raíces.
Los ojos de ella se desvían y en duermevela descansan
mientras ella corre a lo largo descalza
y tiritando en hielo
las piedrecillas del camino le han pullado,
mis palabras le han dolido
corre más allá de donde los guardavías rompen el asfalto.
No te escapes vida de mi vida, mi doliente hermana
porque allá guindando la víbora
espera a lanzar su fogonazo letal, su abrazo mortal y
no me susurres, que el cielo tiene mil ojos y mil oídos
que en los pantanos lacios silenciosos se detienen a escuchar.
Los ojos de ella se desvían para observar nuestros campos gratos
"Dat veniam corvis vexat censura columbas"
En esos ligeros toldos color ceniza mora mi tranquilidad,
en esos abrazos súbitos sembré mi querer,
en esos ojos abandonados se refleja
como en un cristal límpido de agua
mi alma
y la suya.
Y cuando nuestra madre se lleva la turba, el hambre y el grito
nos desmayamos con novocaína en brazos el uno del otro,
nos miramos y vemos el sonido melifluo
apasionado y altruista
de la muerte que susurra y merodea y
que asedia los umbrales.
Los ojos de ella se desvían para observar nuestros campos gratos
y complacida queda en silencio.
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Estados imperiales de consciencia
PoetryUn poemario parafilético de sentimientos condensados de la discutiblemente etapa más difícil de la vida