CAP: 8 TP: 2 La Sombra Silenciosa

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La guerra se había convertido en una sombra permanente sobre todos. Las aldeas apenas lograban comunicarse entre sí, con las fronteras cada vez más devastadas. Las miradas de los sobrevivientes reflejaban un agotamiento profundo, tanto físico como mental. No quedaban héroes, solo guerreros cansados que seguían avanzando por inercia.

Boruto caminaba entre los restos de un campamento improvisado. El olor a humo y sangre ya no le afectaba; era parte de su realidad ahora. Sus ojos, antes llenos de vida, se habían vuelto serios, duros, con ojeras que evidenciaban noches enteras sin descanso. Observaba los cuerpos de los caídos sin expresión, conteniéndose a sí mismo para no derrumbarse.

— ¿Qué sigue, Boruto? — preguntó un ninja joven, apenas de su edad. Su voz temblaba.

Boruto no lo miró.

— Asegúrate de que los heridos se muevan al siguiente refugio. Y no te detengas. — Su voz era firme, pero distante.

El chico asintió y corrió con las pocas fuerzas que le quedaban. Boruto giró la cabeza hacia el horizonte, donde un chakra oscuro y opresivo se sentía a lo lejos. Lo reconocía de inmediato.

— Himawari… — susurró, casi como una maldición.

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El arma de los Otsutsuki

En un valle cubierto por una niebla gris, Himawari avanzaba lentamente. Su cuerpo parecía moverse como un autómata, sin voluntad propia. Cada paso que daba dejaba el suelo ennegrecido, una señal de que el parásito estaba drenando su chakra y corrompiendo todo a su alrededor.

Por dentro, Himawari gritaba. Su conciencia seguía intacta, pero su cuerpo no respondía. Ella lo veía todo: los civiles escondidos, los ninjas que intentaban enfrentarla… y cómo, uno por uno, caían ante su poder desatado.

— ¡Detente, por favor! — suplicaba en su mente, aunque ninguna palabra salía de sus labios. Solo el silencio.

Enfrente de ella, un grupo de shinobi intentaba contenerla. Uno de ellos reconoció su rostro.

— ¿Esa es… Himawari?

— ¡No puede ser! ¿Por qué está atacando?

Antes de que pudieran hacer algo, Himawari alzó la mano. Un torrente de chakra oscuro explotó desde su palma, pulverizando el suelo y lanzando a los ninjas en todas direcciones. Uno de ellos apenas tuvo tiempo de ver sus ojos vacíos antes de perder la consciencia.

"No soy yo. ¡Aléjense!"

Pero su cuerpo no se detenía. Y en su mente, el eco de las voces de los Otsutsuki seguía martillándola, apagando poco a poco sus propios pensamientos.

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Boruto, el peso del mando

En el cuartel improvisado, Kakashi repasaba mapas y estrategias con los últimos comandantes. Cada uno de ellos tenía cicatrices recientes, sus rostros agrietados por la fatiga.

— Si no detenemos esa fuerza ahora — comenzó Kakashi con voz calmada —, no quedará nada de nosotros.

Boruto, apoyado contra una pared, escuchaba en silencio. Sus brazos cruzados y su mirada fija en el suelo demostraban que, aunque no hablaba, ya había tomado su decisión.

— Iré yo — dijo de repente, interrumpiendo la conversación.

Los demás lo miraron con sorpresa.

— Boruto, no puedes seguir corriendo detrás de tu hermana — respondió Kakashi, serio. — La situación ha cambiado. Ella ya no es…

— ¡Sí lo es! — Boruto levantó la voz, pero no con enojo, sino con una firmeza fría. — Ella sigue ahí, lo sé. Y no voy a abandonarla.

— No puedes salvar a todos — dijo Kakashi, con una dureza inusual.

Boruto lo miró directamente, su expresión impasible.

— Entonces haré lo que pueda por ella. Si no lo intento, ¿para qué estamos peleando?

Hubo silencio en la sala. Nadie pudo rebatir sus palabras. Finalmente, Kakashi asintió con pesar.

— Haz lo que quieras… pero entiende que no podremos protegerte si las cosas salen mal.

Boruto salió sin responder, ajustando su protector ninja mientras el viento frío le golpeaba el rostro. La silueta de un shinobi solitario avanzaba hacia la oscuridad.

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Encuentro en la sombra

Boruto alcanzó el valle donde Himawari había sido vista por última vez. La niebla era tan espesa que apenas distinguía el suelo bajo sus pies. El chakra de Himawari era como una tormenta que desgarraba el aire.

— Himawari… — murmuró Boruto, caminando hacia adelante.

De repente, una figura emergió de la neblina. Era ella. Su cabello flotaba como si estuviera sumergida en agua, y su mirada vacía lo atravesó, pero no mostró reconocimiento. Boruto sintió un nudo en la garganta al verla así.

— Vine a buscarte — dijo Boruto con voz firme, aunque sus manos temblaban ligeramente. — Sé que estás ahí, peleando. No voy a rendirme contigo.

Himawari no respondió. Sus manos se alzaron lentamente y una esfera de chakra oscuro comenzó a formarse. Boruto desenfundó un kunai, aunque no lo levantó para atacar.

— ¡No voy a pelear contigo, Himawari!

La esfera creció, iluminando el área con un brillo oscuro y amenazante.

— "¡Detente, por favor!" — gritaba Himawari en su mente, viendo con horror cómo su cuerpo no obedecía.

La esfera fue lanzada. Boruto apenas logró esquivarla, el impacto reventando el suelo a su alrededor. Se puso de pie con dificultad, jadeando, pero no retrocedió.

— Lo siento, Himawari… — murmuró Boruto, sus ojos encendidos con determinación. — Si tengo que detenerte para salvarte, lo haré.

Mientras Himawari avanzaba hacia él, Boruto comenzó a formar sellos. Las lágrimas que se había prometido no derramar, caían silenciosamente por su rostro.

"Perdóname, Himawari…"

— ¡Esta vez… no te perderé!

Fin del Capítulo 8 TP: 2

¿No es posible... Con mi hermano? (Boruhima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora