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…Oscuridad. Eso es lo único que sus ojos pueden ver. El sol de madrugada es cegador, a lo que él, Avalon, se levanta y gruñe. Tira una daga a la ventana, sin éxito, ya que cae de lleno en una pared. Son las siete de la mañana, y ayer se quedó hasta las once estudiando para oficialmente poder ir por universos. Bueno, ya podía, pero ponía su vida en riesgo al hacerlo ilegalmente. Así que está forzado a estudiar, perder horas de sueño, y renunciar a el skateboarding solo “Por el bien de su salud”. <<Si estoy corrupto, hasta mis tripas están podridas a este punto>> Piensa mientras se pasa su mano, morena y tatuada con un ojo esquemático, por su pelo, un negro que brilla granate al sol de verano. Arrastrándose sobre el suelo de madera de roble, llega hasta la cocina de su apartamento, mientras hace lo único que puede hacer con tan poca energía: Hacerse un café. ¿Qué si no?

….

Vale, mucho mejor, ahora sí que está despierto. De mejor humor, llega a una habitación pequeña, y coje una pistola de portales, unas cartas del Tarot de gatitos, y un baúl de un material extraño, que se siente bastante ligero aunque lleve treinta kilos de disfraces dentro. Dispara y el suelo se abre bajo sus pies. Cae en un lugar que ya conoce como la palma de su mano demoníaca. La Dödlesferesk, o Esfera de Bocetos, un lugar donde cada universo, cada realidad existida y por existir, yace libremente en forma de pequeñas ventanas, flotando sobre el vacío. Avalon mira por todos lados, buscando alguna anomalía en las entradas universales. O “JãkogMærnič” como él las llama en su idioma natal. El Silverio. Una lengua antigua, que es conocida por estrechar las “A”s y abrir las “E”s. Y tener un vocabulario similar en formarse al terrestre alemán.
Hasta su propio nombre es la traducción de “Caos”.

Halla en las ventanas, una realidad nueva. Es joven, se ve, ya que todavía se está esbozando en el blanco vacío de la Esfera. Allí, se puede ver una versión anterior a él. Osea, mujer, tez blanca cual porcelana, pelo largo y marrón, ojos como esmeraldas, curva, de una manera armónica. Era bella. Y eso, era exasperante. La vista de alguien que se supone que debía ser inferior a él, el mismísimo Avalon, la creación favorita del Aether. Si el Aether había cambiado a ella por él, debía de ser por algo. Ella, Sélevie, Selenn, o como diablos se llamase en esa etapa, debía de ser eliminada.

No le importa no tener licencia para hacer viajes por el universo que pudieran causar paradojas. Está rabioso. No quiere que nadie le quite el puesto de ser el único que tiene un poder que lo destaca. No puede permitir que lo superen. Y allí está ella, tan tranquila, liándose con un tío que ni conoce probablemente.
Mientras él se posa en la hierba, ya ha llegado. Quisiera vomitar. Estos viajes nunca le han sentado bien, después de todo. Oh, maldición…A lo mejor la misión puede esperar. Corre hasta el arbusto más cercano, y…bueno…Se deja ganar por su cuerpo. Es entonces cuando una mano toca su hombro. Es ella. La que tiene que eliminar. Pero él está débil, no tiene fuerzas para coger la daga que tiene en el bolsillo, lista para matar.

— ¿Estás bien, guapo? — Pregunta ella. Su voz es hipnotizante. Obvio, si es que es un súcubo hecho y derecho. Pero él, débilmente, la empuja. No dice nada, solamente se queda allí, agarrando su estómago que da vueltas por las náuseas que probablemente lo maten si sigue aquí un par de horas más. Así que coje otra vez la pistola y se va. “Menudo fracaso.” Le dice la voz en su cabeza. Lidiar con el Narrador a todas horas no era fácil. Así que ignora la voz, y se desploma en el suelo vacío de la Dödlesferesk.

Sí, menudo fracaso.

Pero ignorar la voz no es la mejor idea. Le grita en su cabeza, tanto que no se puede escuchar ni a él mismo. Siente como si el mundo se le echase encima. Todas las horas que no ha tenido de sueño, todo el tiempo perdido, se abalanza en cuestión de segundos. El Aether lo creó para esto.

Para ser un villano. Destruir.

Pero él no era un villano. Al menos, no quería serlo. Eran los ataques de rabia que tenía que le daban esa reputación.
Porque en realidad, él era y es un héroe. Todos los días sacrifica su tiempo por el bien de las realidades. A todas horas lidia con el ruido de las voces. En todo momento soporta la presión al ver a otros personajes sin saber que lo que están viviendo es una mentira. Por eso es un héroe, o intenta serlo.

Pero él destino es algo que no podemos cambiar, por más que queramos. Sigue teniendo sus ataques de rabia, alimentados por sus inseguridades y la frustración de ser controlado. Sigue eliminando a sangre fría a sus versiones anteriores, aunque las enmascara con comedia y burlas. Pero él no es así, ¿verdad? Él solo se comporta así porque le fuerzan a hacerlo, ¿no?

Es entonces cuando allí, en el suelo de la Esfera, cierra los ojos tan fuertemente como puede. Se agarra la cabeza. Tiembla como un niño que ve monstruos, que son la percepción que él tiene de él mismo, que el guión quiere que sea. Y entonces, susurra, aunque no se oiga por el ruido que nadie más puede oír.

—Mañana será un mejor día. — Algo que se ha dicho demasiadas veces, más de las que le gustaría admitir.

Y colapsa.

Oscuridad. Eso es lo único que sus ojos, aterrados por la realidad que persiguen, cuya escapatoria es romper la cuarta pared, ven.


ESTO FUE PARA UN TRABAJO DE LENGUA LOL SJUEJNJ2JWJKSN


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⏰ Última actualización: Dec 15, 2024 ⏰

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