El fuego siempre había sido parte de los Donnelly. Era mucho más que un símbolo en su escudo familiar, más que las llamas en la chimenea de su antigua mansión.
El fuego corría por sus venas, alimentaba su ambición, su orgullo, y su crueldad. Para e...
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「 ✦ CAPÍTULO XXIV. AMOR ✦ 」
No estoy segura de que estés en lo correcto, Ignis. El amor no es solo humano. Mira lo que tenemos nosotras. Es... diferente, pero sigue siendo amor. — KENDRA DONNELLY
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27 de noviembre de 1975
El final del mes se acercaba rápidamente, y con ello, el momento en que Kendra y los chicos podrían dejar la hoja de mandrágora.
Habían pasado semanas siguiendo las instrucciones del libro que Kendra encontró en la biblioteca, un tomo antiguo y polvoriento que detallaba cada paso del complicado proceso para convertirse en un animago. Mientras hojeaba las páginas, Kendra no podía evitar sentir que todo aquello parecía demasiado fácil... o quizás, demasiado tranquilo.
—Esto tiene que ser una trampa —pensó Kendra mientras caminaba hacia el baño del tercer piso con el libro bajo el brazo.
Ignis, siempre lista para opinar, intervino.
—¿Quién sabe? Igual que al final esto incluye algo como sacrificar la sangre de tu peor enemigo.
Kendra soltó una risa breve.
—No des ideas, Ignis. Estoy segura de que Sirius ya estaría escribiendo los nombres.
Cuando llegó al baño, los cuatro chicos ya estaban allí. James estaba sentado sobre uno de los lavabos, girando su varita entre los dedos; Sirius, como de costumbre, parecía relajado, recostado contra la pared; Peter se removía inquieto en su lugar; y Remus observaba todo desde un rincón, claramente interesado, pero sin participar activamente.
—Por fin, Donnelly —dijo Sirius con una sonrisa amplia—. Pensábamos que te habías echado atrás.
Kendra puso los ojos en blanco mientras colocaba el libro sobre una superficie limpia.
—Sí, claro. Y dejaros todo esto a vosotros, que seguro acabáis explotando algo.
—No algo —corrigió James con una sonrisa pícara—. Lo explotaríamos todo.