7- ¿Que somos?

1.2K 92 12
                                    

Después de llorar durante horas en la oficina, mis ojos estaban hinchados y ardían. No podía dejar de pensar en la posibilidad de que Kuroo realmente se casara con la hija del presidente. Dicen que solo es un "rumor", pero toda la empresa ya lo sabía. Lo peor era que él no me dijo nada. Ni siquiera mencionó que la cita que tenía era con ella.

Horas antes, me había dicho que tenía un asunto que atender, algo sin importancia, y que mientras tanto me quedara ordenando algunos documentos. Lo entendí, supuse que no era un lugar al que un secretario debería ir. Pero verlo sonreír junto a esa mujer… Me sentí miserable.

Aún no hemos hablado de lo que pasó aquella vez. No me siento listo para confesar lo que siento, y mucho menos ahora, después de esto.

A veces me pregunto qué piensa. Si no le gusto, ¿por qué me besó? ¿Por qué hizo que todo esto fuera aún más confuso?

Nota: De aquí en adelante los textos son narrados por Kuroo

Estaba en el pasillo de la empresa, saludando a Kaori, la hija del presidente.

- Señor, qué gusto verlo. Su amigo me pidió formalmente que nos presentáramos. Pasaré la noche con usted.

Mantuve una sonrisa educada, aunque por dentro estaba incómodo.

- El gusto es mío... aunque no esperaba esto.

- Hay una reservación esperándonos. Perdón por no avisarle, venía un poco apresurada.

En mi mente, una pregunta resonaba: ¿La cita no era aquí?

Nos dirigimos a un pequeño restaurante. Al llegar, entramos a una habitación privada que había reservado. Su guardaespaldas se quedó esperando afuera, y estar a solas con Kaori no me hacía sentir bien.

Ordenamos la comida, y ella comenzó a hablar de su familia y de sí misma. Yo asentía con una sonrisa, fingiendo interés, aunque no podía evitar que mi mente divagara hacia Kenma. Cada vez que Kaori me dirigía la palabra, respondía con cortesía, pero mis pensamientos estaban lejos de esa mesa.

Cuando me animé a hablar, lo hice sobre la empresa, tratando de mantener la conversación neutral. Todo parecía ir bien, hasta que ella hizo una pregunta que me tomó por sorpresa, riendo suavemente:

- Mi padre siempre dice que hombres como usted necesitan a una mujer a su lado para lograr el equilibrio perfecto. ¿No está de acuerdo?

Tomé mi copa de vino, dándome unos segundos para responder.

- Supongo que depende de la mujer y del hombre.

Intenté ser diplomático, pero sabía lo que Kaori insinuaba. A medida que la conversación avanzaba, traté de dejar claro, con sutileza, que no estaba interesado en una relación, mucho menos con ella. Sin embargo, había momentos en los que me distraía, pensando en Kenma. Necesitaba encontrar una solución para lo que había pasado entre nosotros.

De pronto, Kaori apoyó su mano sobre la mía. Su tacto me hizo volver a la realidad.

- Sé que es un hombre ocupado - dijo, con una sonrisa que parecía ensayada—, pero no me disgusta la idea de pensar que usted y yo podríamos ser la pareja perfecta.

Retiré mi mano con suavidad, pero de forma firme.

- Usted es una mujer encantadora, pero mis prioridades están en otro lugar.

Vi cómo sus ojos se endurecieron por un segundo. Había herido su orgullo, y lo sabía. Pero no podía mentirle. Kaori respiró profundo, luego cambió de tema con una naturalidad forzada. Seguimos hablando, aunque el ambiente ya estaba tenso.

También te gustarán

          

Finalmente, la cita terminó. Nos despedimos en la puerta del restaurante. Antes de irse, Kaori me miró con una mezcla de desafío y dulzura.

- Espero pronto volver a vernos. Tal vez logre hacerlo cambiar de opinión.

Lo dijo con firmeza, aunque dejó escapar una pequeña risa. Yo le agradecí con cortesía, y cada uno tomó su camino.

Mientras me alejaba, no podía dejar de pensar en lo extraño que se había sentido todo, y sobre todo, en cómo necesitaba arreglar las cosas con Kenma.

Al llegar a mi oficina, noté que Kenma estaba concentrado, escribiendo en su libreta y organizando unos documentos. Parecía tan enfocado que no quise interrumpirlo, así que simplemente pasé y me senté en mi escritorio. Pero entonces, su voz rompió el silencio.

- ¿Y cómo estuvo su cita, señor?

Me congelé un momento, sorprendido por su tono. Contesté con calma, fingiendo que no notaba la tensión en sus palabras.

-Bien, estuvo bien, supongo. Nada importante.

Kenma levantó la vista, sus ojos fijos en los míos, cargados de algo que no podía ignorar.

- ¿En serio? Porque lo vi muy sonriente con la hija del presidente.

Fruncí el ceño - ¿Cómo sabes que tuve una cita con ella? No, espera, más importante: no estaba tan sonriente con ella.

Kenma dejó los papeles a un lado y se puso de pie. Su postura era rígida, sus manos temblaban levemente.

- Tuve que enterarme por otros. Ya hay un rumor por toda la empresa de que se casará con la hija del presidente.

- ¿Qué mierda? - murmuré, sintiendo cómo la rabia subía dentro de mí -. ¿Por qué andan diciendo eso?

- Entonces, ¿es verdad? - Kenma alzó la voz, dando un paso hacia mí -. ¿Por qué no me lo dijo?

- ¡Porque no es cierto! - respondí, levantándome de mi silla.

Kenma soltó una risa amarga, cruzando los brazos.

- Claro. No es cierto, pero estuvo sonriendo con ella frente a todos. Y aquí estoy yo, enterándome como el resto de la empresa. Pero claro, soy solo su secretario, ¿verdad?

- Kenma, no digas eso - repliqué, dando un paso hacia él - No es lo que crees. Déjame explicarte.

Pero cuando intenté acercarme, él retrocedió. Su mirada estaba llena de dolor y rabia.

- ¿Explicarme? - dijo, su voz quebrándose un poco - ¿Cómo piensas explicarme esto, si ni siquiera has tenido el valor de hablar conmigo sobre lo que pasó esa noche?

- ¡Porque no sé cómo hacerlo! - grité sin pensar.

Kenma dio un respingo, pero no se detuvo.

- ¿No sabes cómo hacerlo? - repitió, sus ojos llenándose de lágrimas - ¿Tan difícil es para usted, señor Kuroo?

Sus palabras eran como cuchillos. Lo vi temblar mientras las lágrimas comenzaban a caer.

- Yo no... - empecé, pero él me interrumpió.

- Solo quiero que sea claro conmigo. ¡Dígame la verdad! ¿Qué somos, Kuroo? Porque esto… esto me está destruyendo.

- ¡Kenma, escúchame! - dije, desesperado -  No estoy interesado en Kaori. Ni siquiera ese maldito compromiso se hará.

- ¿Y por qué debería creerte? - respondió, limpiándose las lágrimas con fuerza - ¿Por qué debería confiar en alguien que no puede ni aclarar sus propios sentimientos?

Sus palabras me dejaron sin aire. Cuando intenté acercarme una vez más, él levantó una mano, deteniéndome.

- Ya no necesito más explicaciones. Solo quiero que esto sea claro de una vez.

- Kenma, por favor…

Pero no me escuchó. Giró hacia la puerta, con las lágrimas aún corriendo por sus mejillas. Antes de salir, se detuvo y, sin mirarme, dijo en voz baja:

- De todas formas, harían una bonita pareja.

Y entonces se fue.

Me quedé ahí, con las manos temblando y el pecho ardiendo. Quería correr tras él, detenerlo, decirle lo que de verdad sentía. Pero no lo hice. No podía hacerlo aquí, en la empresa, donde los ojos de todos estaban sobre nosotros.

Mi reputación, mi imagen… Todo lo que había construido me ataba como cadenas. Si tan solo no fuera quien soy, si tan solo no tuviera que mantener esta fachada, todo sería diferente con Kenma.

Caricias Secretas [Kuroken]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora