ૂ ࣪᪥ ˓˓𝙲𝚘𝚖𝚘 𝚜𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚘𝚌𝚒𝚎𝚛𝚘𝚗˒˒
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La trampa está a puesta sobre su cabeza, pero esa víctima no lo sabe. Juegas con un bolígrafo que encontraste en la oficina, deambulas acorralando al traidor interno que perseguiste durante tres meses enteros. Estás con la mafia. Parte de la familia Shimizu; eres el dulce perro guardián del líder. Tan leal y desconocida para el resto de miembros. Si, estás al alcance de la vista, siempre cuidando los pasos del jefe. Pero tus habilidades son una caja de Pandora que nadie tiene prisas por descubrir.
Entonces hoy tienes que sacar la basura. Colocando los brazos en la pared, a los lados de la cabeza del cobarde que cantó para el enemigo durante mucho tiempo. Ese mismo que aunque está muerto de miedo se muestra irritante y sabelotodo.
"¿Crees que no sé cómo funciona? No va a ser fácil, *Garnet*. Se como funciona tu habilidad." Te nombra. Hace una pausa reuniendo valor donde no lo hay; "¡Eres un manipulador!"
Hace un dramático gesto con sus manos, desesperado. Atontado. Te hace retroceder rápidamente, pues resulta que no quieres contagiarse de su demencia. Sube su manga derecha y ves la tinta de sus tatuajes removerse de forma anormal. Deformándose.
"¡Controlas la tinta!" Patalea. "Sea lo que sea que intentes no lo conseguirás."
No dices ni una palabra.
El techo se mancha y gotas negras escurren. Traspasan y llegan a ustedes, caen una tras otra. Y de repente el tipo es aplastado brutalmente por una fuerza invisible. Se contraen la piel y los huesos de este como si fuera un pedazo de tela al que exprimes por su humedad. No queda nada de él y tampoco de toda la tinta que bailaba alrededor de la habitación. Treinta segundos pasaron desde que pusiste la pantalla fuera con tu habilidad. Concretó el exterminio y nunca estuvo ni remotamente cerca de vencerte. Para empezar, no sabía tu nombre real.
Al acabar respiras satisfecha. Sin embargo...
Palideces al cruzar la puerta. Cuando levantas la pantalla nada sale ni entra de tu dominio, eso incluye el sonido. Observas el panorama sintiendo que la vitalidad se te escapa con cada respiración. Es un desastre. La guarida de la mafia había sido reducida a escombros y columnas de fuego crepitante. ¿Quién hizo esto? Es ridículo. Solo lo dejaste al descuido para realizar un trabajo necesario, ¡Treinta segundos! Treinta segundos, carajo. Bastaron para destruir las cosas que querías.
Pisabas el corredor sin techo. Tus ojos inyectados de una letal rabia confinada encontraron a alguien al final. Un culpable. Lo presentiste por su posición extravagante, sonriendo glorioso. Además, entre Shimizu nadie tenía un tatuaje de araña con doce patas igual al de este sujeto. Se percató de ti, pero cuando hizo su movimiento ya habías levantado la pantalla de tinta nuevamente.
Tomaste otra vida ese día.
¿Valió de algo? No. El líder al que seguías con devoción estaba muerto. Lo comprobaste en persona.
...
Cuando la lluvia apagó el humo de la zona terminaste de apilar cadáveres de tus compañeros. Mostraste respetos y rezaste para que sus almas fueran enviadas tranquilas al otro lado.
Analizaste la situación. El último hombre que asesinaste pertenecía a la Tropa Fantasma, según sabías. Fue un reto sobrevivir encerrada con él hasta que llegara el final del tiempo establecido, debes admitirlo. Pero ahora qué. El resto del mundo gira parsimonioso, como si las desgracias que suceden diariamente no le afectaran. Ya no queda nada para ti. Solo piensas en ello, como único presagio de tu organización.
Te alejas caminando, mientras algo sucede. Alguien te observa. No tarda en dejarse ver. Es un hombre de baja estatura. Viste ropas holgadas con un bordado de calaveras cubriendo poco más arriba de su nariz. Sostiene una sombrilla.
"¿Eres Garnet?"
Tiene una voz escalofriante que recuerda al aullido del viento en medio de ramas secas. Permanece inexpresivo a unos pasos de distancia. Le respondes:
"Quién te haya dicho de mi, no sabe de lo que habla."
"Acabas de confirmarme que lo eres. Verás, mataste a uno de mis amigos allí." Inclina la cabeza en dirección al lejano derrumbe.
Te sientes capaz de responder insolentemente, decir algo como «¿Qué hay con eso?» pero hasta tú sabes cuando mantenerte callada.
"Alguien quiere verte. Vamos a llevarte con él."
"¿Vamos?"
No hay nada más persuasivo que sentir con nitidez el peligro rodeándolos. Por la familiaridad con la que el hombrecillo lo acepta, debe tratarse de los suyos.
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🌹⃝̸̷N/A : Este one shot fue escrito por mi queridx @ELXVXNS
