Ven a mi

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Esta historia toma como base mi otro fic "Mi Historia //Timebomb" desde el capítulo 3 "La batalla", mientras armaba ese fic cree una versión alternativa mas cruda y triste, la deje de lado por un tema de que quería un final feliz, pero me quede con los escritos jajaja, asi que avanzare en esa linea ahora.

Aquellos que no la hayan leído, léanla es toda bonita <3.


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—¡Mierda, mierda, mierda! —Jinx se movía frenéticamente de un lado a otro dentro de la cabina, mientras el sonido estridente de las alarmas llenaba el ambiente, su cabello estaba desordenado, y el sudor perlaba su frente.

—Claro, Jinx, robar una aeronave sin saber si estaba del todo funcional es una idea brillante —se recriminaba en voz alta, tirando de una palanca y presionando botones al azar.
—Y sí, dejar al único tipo que te mostró amor de verdad por ser quién eres, eso también fue un movimiento de genio. —Continuaba quejándose mientras se aferraba al panel de control que vibraba violentamente.

Miró por la ventana y notó con terror cómo la nave perdía altura rápidamente, su corazón latía con fuerza, y dejó escapar un suspiro cargado de frustración, sin perder más tiempo, corrió hacia la cubierta, tomó un paracaídas y se preparó para saltar.
—Vamos, Jinx, tú puedes... tú puedes. —Se repetía como un mantra, intentando calmarse mientras ajustaba las correas con manos temblorosas.

Cuando la nave descendió lo suficiente, se lanzó al vacío, el viento helado cortaba su piel mientras surcaba el aire, la adrenalina mezclándose con el miedo, tiró del paracaídas, que se desplegó con un fuerte tirón, desacelerando su caída.

Lamentablemente, aterrizó en el peor lugar posible: un bosque de árboles secos, se golpeó contra varias ramas mientras descendía, los sonidos de sus quejidos resonando junto a las ramas rompiéndose llenaba el ambiente, quedando atrapada colgando a varios metros del suelo, con un gruñido de frustración, desabrochó el arnés del paracaídas y cayó con un golpe seco sobre la nieve acumulada.

El impacto la dejó momentáneamente aturdida, sus labios estaban azulados por el frío, y su cuerpo temblaba violentamente, con esfuerzo, se levantó, partió una rama cercana y la usó como apoyo, sus pasos eran lentos y torpes mientras avanzaba, dejando un rastro irregular sobre la nieve.

A lo lejos, entre la niebla helada, divisó las luces de un pequeño pueblo, su esperanza se encendió ligeramente, pero su estado era lamentable, su ropa estaba desgarrada, su rostro cubierto de rasguños, y su caminar reflejaba el peso del agotamiento.
—Vamos... un poco más. —murmuró Jinx con voz ronca, aferrándose con todas sus fuerzas a su improvisado bastón mientras avanzaba tambaleante hacia el distante refugio que prometían las luces del pueblo.

—Hazlo por él, el idiota confía en que volverás. —Se repetía en un intento desesperado por convencerse a sí misma—. Es demasiado terco como para rehacer su vida, él te esperará, lo sé.

Sus palabras, aunque firmes, empezaron a perder fuerza cuando sus piernas cedieron de golpe, y cayó de rodillas sobre el manto helado de nieve, las heridas en su cuerpo ardían con la furia del frío, cada respiración era una lucha contra la opresión en su pecho.

—Mierda... —susurró, una lágrima escapando de su ojo y rodando por su mejilla, mezclándose con las escarchas que se formaban por el viento gélido, en su mente aparecieron imágenes de rostros familiares, primero Vi, con esa mirada dura pero protectora, y luego Ekko... el recuerdo que más dolía.

—Ekko... —susurró con un hilo de voz, como si al decir su nombre pudiera materializarlo allí, era una súplica, un deseo desesperado de verlo una vez más, pero su cuerpo estaba demasiado maltrecho, se dejó caer sobre la nieve—. Ekko...

4 Segundos // TimeBombDonde viven las historias. Descúbrelo ahora