9. La Propuesta

3 0 0
                                    


Después del incómodo intercambio en la academia, Katlyn decidió distraerse saliendo con Christina. El bar estaba lleno, el ruido de las conversaciones y la música en vivo llenaba el ambiente, y por un momento, Katlyn creyó que podría relajarse.

"Vamos, Kat. Deja de pensar en ese idiota," dijo Christina, dándole un empujón juguetón.

Katlyn suspiró, tomando un trago de su bebida. "No estoy pensando en él."

"Claro que no," respondió Christina con una sonrisa sarcástica. "Por eso llevas esa expresión de 'me tiene harta pero no puedo sacarlo de mi cabeza'."

Katlyn se disponía a responder, pero en ese momento la puerta del bar se abrió y un grupo de marinos entró. Sus uniformes y risas destacaban entre la multitud, pero fue una figura en particular la que atrapó su atención: Luke Morrow.

"Perfecto," murmuró Katlyn, apretando los labios.

Christina siguió su mirada. "Oh, vaya. Parece que el destino quiere jugar contigo."

Luke no tardó en verla. Su mirada se cruzó con la de Katlyn, y una sonrisa burlona apareció en su rostro. En lugar de ignorarla, se acercó, llevándose su bebida consigo.

———————————

Katlyn intentó no parecer molesta, pero desde el momento en que Luke había entrado al bar con su típica sonrisa confiada, sintió que su paciencia se desgastaba. Lo del pastel aún le daba vueltas en la cabeza. Había sido un gesto pequeño, pero él había cruzado una línea que a ella le resultaba incómoda.

"¿Por qué no comes algo? Te ves como si un viento pudiera llevarte," había dicho Luke días atrás mientras su hermana Lily le ofrecía un pastelillo durante la clase.

Katlyn había tomado el pastelillo para no parecer grosera, pero el comentario había encendido algo en su interior. Ni siquiera lo había tocado, y la simple idea de que alguien opinara sobre lo que comía la ponía a la defensiva.

Ahora, mientras lo veía el recuerdo del pastelillo y las palabras de Luke volvieron con fuerza.
———————————

—Katlyn— dijo Luke con una sonrisa al llegar a la mesa.

—Morrow— respondió ella seca, ni siquiera levantándose de su asiento.

Christina, como siempre, estaba encantada con la tensión que flotaba entre ellos.

—¡Luke! Qué sorpresa verte aquí— dijo Christina, aunque claramente no era una sorpresa.

Katlyn cruzó los brazos y lo miró directamente. —¿No tienes otra cosa que hacer? Ya sabes, algo importante como salvar al mundo o presumirle a alguien más tus heroicas historias.

Luke se rió, sin inmutarse ante su sarcasmo. —Lo que sea para ver a mi profesora de patinaje favorita.

—Qué conveniente— replicó Katlyn, apretando los labios.

Luke la miró por un momento, inclinándose ligeramente hacia ella. —Sigues molesta por lo del pastel, ¿verdad?

El comentario la desarmó por un segundo, pero se recuperó rápido.

—No estoy molesta. Solo no necesito que alguien me diga qué hacer con mi vida, mucho menos alguien que apenas conozco.

—Bien, porque no era mi intención. Solo fue un comentario— dijo él con tono despreocupado, pero con una leve seriedad en su mirada.

Christina miraba la escena como si fuera su programa favorito, disfrutando cada segundo de la tensión.

—¿Por qué no nos calmamos todos? Luke, ¿quieres sentarte con nosotras?— sugirió Christina con una sonrisa.

Katlyn le lanzó una mirada fulminante, pero Luke no perdió la oportunidad.

—Gracias. No me importa si lo hago.

Él tomó asiento, y Katlyn sintió que su paciencia estaba al límite.

Un malentendido que escala

Más tarde esa noche, Katlyn se dirigió al baño para intentar calmarse. Christina había insistido en quedarse un rato más, y Luke, para su irritación, había decidido hacerles compañía. Cuando regresó, lo encontró conversando con Christina, ambos riendo a carcajadas.

—¿Qué es tan gracioso?— preguntó Katlyn con el ceño fruncido.

Christina intentó explicarlo, pero Luke se adelantó. —Le estaba contando de la vez que casi pierdo un concurso de fuerza porque me distraje mirando a alguien.

—Oh, qué interesante— dijo Katlyn, su tono lleno de sarcasmo.

Luke la miró con una sonrisa. —¿Por qué siento que no te caigo bien?

Katlyn lo fulminó con la mirada. —¿De verdad quieres que lo diga en voz alta?

Christina intervino rápidamente. —Bueno, creo que ya es tarde. ¡Luke, fue un gusto verte! Pero creo que Katlyn y yo debemos irnos.

Luke se levantó, mirando a Katlyn directamente. —Buena noche, Kat. Tal vez algún día decidas aceptar mi oferta de paz.

Katlyn no respondió, saliendo del bar con Christina detrás de ella.

Un visitante inesperado

Al día siguiente, mientras Katlyn terminaba una clase de canto en la academia, lo vio entrar. Luke estaba parado en la entrada, con las manos en los bolsillos y una expresión más seria que la habitual.

—¿Otra vez tú?— dijo Katlyn, exasperada.

—Sí, otra vez yo— respondió él, acercándose.

—¿Qué quieres ahora? ¿Molestarme?

Luke suspiró, pasando una mano por su cabello. Por primera vez, parecía incómodo.

—Necesito hablar contigo. Es importante.

Katlyn lo miró con desconfianza, pero algo en su tono la hizo quedarse.

—Habla.

Luke se tomó un momento antes de responder. —Necesito que hagas algo por mí. Algo grande.

Katlyn levantó una ceja, ya molesta. —¿Qué clase de "algo"?

—Necesito que te cases conmigo— soltó él, sin rodeos.

Katlyn se quedó congelada, creyendo que había escuchado mal. —¿Qué?

—Es por dinero. Si estoy casado, recibo un pago extra del ejército, y lo necesito para saldar una deuda. Es solo un trato. Nada personal.

Katlyn lo miró, incrédula. —¿Quieres que me case contigo por dinero?

—Exacto. Tú me ayudas, yo te pago. Nadie tiene que saberlo.

Ella rió sin humor. —Esto es lo más ridículo que he escuchado.

Luke la miró a los ojos. —Es ridículo, pero es mi única opción.

Katlyn negó con la cabeza, aún procesando lo que acababa de escuchar. —Tienes que estar bromeando.

—No lo estoy— dijo él, y por primera vez desde que lo conoció, parecía vulnerable.

Ella cruzó los brazos, mirándolo con seriedad. —Dame una buena razón para siquiera considerar esta locura.

Luke la miró, su expresión más sincera que nunca. —Porque los dos sabemos que necesitas el dinero tanto como yo.

El silencio cayó entre ellos, y por primera vez, Katlyn no supo qué responder.

"Es solo un trato. Nada personal. Tú me ayudas, yo te pago. Nadie tiene por qué enterarse."

"Entre Llamas y Cenizas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora