Wiwi.

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En el living de la casa de los Park.

— ¿Qué pasó? ¿Cómo estás? ¿Dónde está Momo? ¿Y Moha? ¿Cómo te fue en la playa, cariño? ¿Te divertiste? ¿Quieres comer algo? —estás fueron tan solo unas de las tantas preguntas que Jihyo le entendió a su madre en cuanto Tzuyu y ella entraron en la casa. Unas iban dirigidas a la castaña y otras a la niña que llevaba en sus brazos. Jihyo las distinguió por el tono que usó su madre para las de ella; un tono inquisidor, mientras que las preguntas hacia Tzuyu iban con toda la dulzura posible.

Jihyo giró los ojos ante la locura de Wheein.

—Estoy bien, mamá. Tengo mucho en mi cabeza, pero estoy bien —aseguró—. Momo y Moha están juntas —contestó, bajando a Tzuyu para que la niña fuera a saludar a las recientes hospedadas en la casa Park.

Al parecer, ya todos estaban más tranquilos y con la llegada de Bambam los grupos se habían dividido y las conversaciones eran variadas y con un aire más ligero.

— ¿Las dejaste solas? —preguntó Wheein, sorprendida.

—Sí, madre —no necesitaba que Wheein le recordara las ganas que tenía de estar espiando esa interacción—. Me cuesta —confesó—, pero Momo tiene que encontrarse con su hija y Moha con su madre —afirmó con seguridad y caminó hasta donde Dahyun ya estaba lista para la cita con su impecable vestido negro y su cabello alisado.

La coreana hablaba con Mina, Bambam y Namjoon en lo que parecía una animada conversación y Jihyo estaba segura de que sea lo que sea que estuvieran hablando, al menos la iban a alejar de la mirada inquisidora de su madre e iba a hacer que su mente saliera al menos un poco de la playa.

—Estás preciosa, Dubu —la felicitó Jihyo.

—Lo sé, Jihyo —admitió su socia con poca humildad—, pero escucha esto... —señaló a Bambam— te vas a morir cuando te enteres. Empieza a hablar versión dos del viejito —Namjoon y el padre de Momo giraron los ojos.

—Buenas tardes, Jihyo —el hombre pasó de la orden de Dahyun y priorizó la educación saludando a la que aún era novia de su hija antes que nada—. Tengo entendido que recibiste una pequeña sorpresa, ¿es así? —lo decía por Miha. Jihyo asintió con una sonrisa—. Y también tengo entendido que mi hija dejó la famosa semilla en tu vientre...

— ¡Oh por Dios! —Dahyun no evitó la carcajada—. ¿La semilla? ¿En serio? —miró a Bambam—. Ya tenemos una monja que se encarga de decir esas estupideces así que tú lo tienes que decir tal cual es, viejito. ¡Tu hija preñó a Jihyo! ¿Escuchaste? —entre adultos la coreana no se controlaba—. Tú hija y su inmenso rarón le llenaron la cocina de humo a mi amiga y—

—Dahyun, hija mía —la hermana Spencer aparecía en la conversación, silenciando a la joven coreana—. ¿Qué es lo que te ha hecho alejarte del rebaño de Dios? ¿Con qué pecado te has dejado tentar por Satán? —la mujer se persignó.

Dahyun abrió los ojos grandes—. Eh, eh... hermana, no es lo que...

—Hija mía, voy a rezar por ti y cuando volvamos le voy a pedir al padre que te exorcice —concluyó la monja—. Mientras tanto sería bueno que rezaras cincuenta padres nuestro y cincuenta ave maría, hija. ¡Tenemos que sacarte de ese mal camino! —la monja dio media vuelta y dejó el grupo.

—No te preocupe, Dubu —Jihyo vio la cara de su amiga y le palmó la espalda—. Poco va a tardar la hermana en darse cuenta que tú del mal camino no sales ni porque te bañes en agua bendita —todos se rieron.

No Soy Para Ti - Mohyo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora