Charles

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Después de muchas discusiones y risas nerviosas, acordaron que, siendo el anfitrión y el primero en descubrir a Oliver, Charles debía hacerse cargo por la segunda noche.

Charles sostenía a Oliver con ambos brazos extendidos, como si el pequeño fuera una bomba a punto de explotar.

-¿Estás seguro de que no va a romperse? -preguntó a Checo, quien lo miraba divertido desde el sofá.

-Charles, no es un coche de Fórmula 1. Solo relájate, hombre. -Checo se estiró y se sirvió otro vaso de jugo.

-¿Relajarme? ¡Es un bebé, no un juguete! -replicó Charles, ajustando su agarre con un gesto torpe.

Oliver abrió un ojo y comenzó a hacer ruidos que anunciaban problemas.

-Oh, no, no, no. ¿Está llorando? -Charles entró en pánico.

-Aún no, pero lo hará si sigues mirándolo como si fuera un alien, -intervino Lando, comiendo un paquete de papas fritas-. Tal vez tiene hambre.

-¿Qué se supone que come un bebé? -Charles miró a los demás con desesperación.

George sacó su teléfono y buscó en Google.-"Fórmula infantil", dice aquí.

-¿Fórmula? ¿Qué clase de carrera es esta? -Charles frunció el ceño.

-Oh, vamos, Charles. ¿Quieres que vaya yo por el biberón? -Checo se levantó, riendo.

-¡Por favor! ¡Hazlo rápido! -Charles empezó a balancear a Oliver con movimientos torpes mientras el bebé empezaba a lloriquear.

Una hora después...

El salón de Charles parecía un campo de batalla. Había ropa de bebé, pañales abiertos y biberones por todas partes. Oliver finalmente dormía, pero Charles estaba agotado.

-No puedo creerlo. Esta pequeña cosa tiene más energía que un gran premio completo, -murmuró mientras se dejaba caer en el sofá.

-Lo hiciste bien, amigo. -George le dio una palmadita en la espalda-. Aunque eso de cambiar pañales no es lo tuyo, definitivamente.

-¿Cómo se supone que alguien sobrevive a esto todos los días? -preguntó Charles con una mirada perdida.

-Tal vez contratan a alguien, -bromeó Lando-. O simplemente tienen más talento que tú.

-Gracias, Lando, tus palabras siempre son útiles, -respondió Charles con sarcasmo.

Checo apareció en la sala con una sonrisa. -Bueno, al menos no lo perdiste ni lo dejaste caer. Es un buen comienzo.

-Es un milagro. -Charles suspiró, mirando al bebé dormido-. Aunque debo admitir algo, es un poco lindo cuando no está gritando.

Los demás rieron, y Charles decidió que, después de todo, tal vez podría manejar esto... al menos por una noche.

𝐁𝐚𝐛𝐲 𝐎𝐥𝐥𝐢𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora