La noche del cumpleaños de Luna llegó con una mezcla de emoción y nerviosismo. La joven había esperado este momento durante mucho tiempo, no solo por ser su fiesta de 18 años, sino porque en su corazón sabía que algo importante estaba por suceder. Aunque había comenzado a explorar sus sentimientos por Bryan de una manera más profunda en las últimas semanas, nunca había esperado que esta noche sería el momento clave para dar un paso definitivo.
La fiesta se celebró en un elegante salón, decorado con luces brillantes y adornos que reflejaban el estilo moderno y juvenil de Luna. Sus padres, Kika y SN, habían planeado todo con esmero, asegurándose de que fuera un evento especial para su hija. La música sonaba animada, y los amigos y familiares se encontraban disfrutando de la noche. Entre risas y conversaciones, Luna se sentía más feliz que nunca, rodeada de las personas que amaba.
Bryan, por su parte, también estaba algo nervioso. Había estado esperando este momento con ansias, pero también le costaba creer que finalmente iba a dar el paso más importante de su vida. El simple hecho de estar allí, con Luna tan cerca de él, le llenaba de felicidad, pero su corazón latía más fuerte cuando pensaba en lo que quería decirle esa noche.
La fiesta transcurría sin mayores sorpresas, hasta que llegó el momento de que Luna soplara las velas. Todos se reunieron alrededor de la mesa, y ella, con una sonrisa radiante, pidió un deseo antes de apagar las velas. Pero había algo más en su mente esa noche, algo que quería que sucediera antes de que la noche terminara.
Después de que todos cantaron el "Feliz Cumpleaños" y compartieron un trozo de pastel, Luna tomó a Bryan de la mano, llevándolo fuera del salón, al jardín trasero de la casa, donde se encontraban unas mesas decoradas con luces suaves. Era el lugar perfecto para la conversación que se avecinaba.
Bryan la siguió sin dudar, su corazón latiendo con fuerza. Luna lo miraba con una expresión de curiosidad, pero también con una pizca de nerviosismo. No sabía qué esperar, pero sentía que este momento sería decisivo.
—Bryan, ¿qué pasa? —preguntó Luna, su tono suave pero serio.
Él la miró por un momento antes de hablar, intentando controlar su ansiedad.
—Luna... Quiero que sepas que eres muy importante para mí. Hace tiempo que lo siento, pero hasta ahora no me había atrevido a decirte lo que realmente pienso —comenzó Bryan, su voz un poco temblorosa, pero sincera—. Hemos compartido tantas cosas, tantos momentos, pero me doy cuenta de que no quiero seguir este camino sin ser claro contigo. No quiero que esto sea solo un "nos estamos conociendo". Quiero estar contigo, oficialmente, quiero ser tu novio.
Luna lo miró sorprendida, pero algo en su interior le decía que esto era lo que necesitaba escuchar. Había esperado tanto para que Bryan lo dijera, y ahora que lo hacía, no podía evitar sentirse aliviada. El corazón de Luna latía más rápido, pero también sentía una calidez interior, como si todo tuviera sentido.
—Bryan... —empezó Luna, su voz suave pero decidida—, sabes que te quiero. Y sí, a veces me asusta el hecho de que todo esto sea tan nuevo, pero contigo me siento segura. Si me estás pidiendo ser tu novia, yo también quiero eso. Quiero estar contigo, y si eres tú el que lo pide, no puedo decir que no.
Bryan sonrió con una felicidad desbordante, y sin pensarlo más, se acercó a Luna, tomándola de las manos con delicadeza.
—Entonces... —dijo, mientras sacaba una pequeña caja de su bolsillo—, ¿quieres ser mi novia? Quiero hacer esto bien, quiero que todo esto sea serio.
Luna abrió los ojos con asombro al ver la caja, y al abrirla vio un pequeño collar con un medallón. Bryan lo había preparado especialmente para ella, simbolizando un compromiso, aunque no formal, de que todo lo que compartían era genuino y real.
—¡Es hermoso! —dijo Luna, tocando el collar con delicadeza—. Sí, Bryan. Sí, quiero ser tu novia.
Ambos se abrazaron en un gesto de felicidad pura. Era el comienzo de una nueva etapa para ellos, algo más allá de la amistad, algo profundo y sincero. Mientras se miraban a los ojos, el mundo parecía detenerse a su alrededor. Todo había cambiado en un solo momento, y ahora, no había vuelta atrás.
La fiesta continuó en el salón, pero para Luna y Bryan, el resto de la noche fue solo suyo. Sabían que el futuro era incierto, pero también sabían que, juntos, podían enfrentarlo.
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Bajo los focos del destino
RandomAntes de que Kika se fuera del Benfica para el Barcelona, una mirada en una fiesta en Lisboa le hizo darse cuenta en SN, compatriota y compañera de profesión. Meses después, se reencuentran en el Camp Nou, ahora como compañeras de equipo. Entre los...