ᑭᗴᖇᖴᗴᑕT ᗯOᖇᒪᗪ - Omegaverse

𝐄𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐚𝐥 𝐜𝐮𝐦𝐩𝐥𝐞𝐚𝐧̃𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐂𝐡𝐢𝐠𝐢𝐫𝐢

La habitación estaba en silencio, solo interrumpido por el suave susurro del viento que se colaba a través de la ventana entreabierta. En la cama, Chigiri yacía profundamente dormido, su rostro sereno iluminado por la suave luz de la luna que entraba desde el alféizar. Sus cabellos, desordenados por el sueño, caían suavemente sobre su frente, y sus respiraciones eran tranquilas, casi musicales. Era un lugar donde el tiempo parecía detenerse, como si el mundo entero respetara ese momento de calma.

Cuando el reloj dio las doce, un suave "tic" resonó en la habitación, marcando el cambio de fecha. El 23 de diciembre ya había llegado.

Kunigami, de pie junto a la puerta, observó a su esposo con una sonrisa sutil. Llevaba un momento allí, simplemente mirándolo, admirando lo fácil que era para él olvidar el tiempo cuando estaba con Chigiri. Pero hoy, algo era diferente. Hoy, el día que había esperado tanto tiempo finalmente había llegado.

Silenciosamente, se acercó a la cama, sus pasos suaves para no interrumpir el sueño profundo de su omega. Se inclinó y acarició el cabello de Chigiri, sintiendo la suavidad entre sus dedos. Un suspiro escapó de sus labios mientras sus ojos se suavizaban, perdiéndose en ese rostro que tanto amaba.

—Feliz cumpleaños, Hyoma —susurró, casi como si fuera un secreto que solo ellos compartían.

En ese instante, Chigiri hizo un pequeño movimiento, una señal de que ya no dormía tan profundamente. Los ojos de Kunigami brillaron con una mezcla de ternura y picardía mientras se sentaba en el borde de la cama.

Kunigami sonrió al ver los ojos de Chigiri abrirse lentamente, el brillo de sorpresa y felicidad iluminando su rostro. Chigiri parpadeó un par de veces, como si intentara entender lo que estaba sucediendo, y cuando sus ojos se encontraron con los de Kunigami, un suave suspiro escapó de sus labios.

—Rensuke... ¿Es realmente ya mi cumpleaños? —murmuró, todavía medio dormido, su voz suave y algo entrecortada.

—Sí, es tu día —respondió Kunigami, sonriendo de manera cálida mientras se inclinaba hacia él.

Sin esperar respuesta, se recostó suavemente junto a Chigiri, envolviendo sus brazos alrededor de su cuerpo con una ternura que solo él sabía ofrecer. El calor de su abrazo llenó la habitación, creando una burbuja de calma y seguridad en medio de la oscuridad de la noche. Chigiri se acomodó en su pecho, disfrutando del contacto cercano, su respiración tranquila y pausada.

Kunigami lo apretó un poco más cerca, dejando que el latido de su corazón marcara el ritmo de la respiración de ambos. Sus dedos juguetearon con los cabellos de Chigiri, acariciándolos de forma suave, como si quisiera grabar ese momento en su memoria. La suavidad de su toque contrastaba con la firmeza con la que lo tenía a su lado, como si fuera lo más preciado que había en su vida.

—Te amo más de lo que las palabras pueden expresar, Hyoma —susurró con voz grave, llena de emoción contenida—. Me hace tan feliz poder estar aquí, a tu lado, y poder llamarte mi esposo. No hay nada que desee más que verte sonreír todos los días. Este día... tu cumpleaños... es solo otro recordatorio de lo afortunado que soy por tenerte en mi vida.

Chigiri, aún medio dormido, no pudo evitar sonreír, sintiendo una oleada de calor en su pecho ante las palabras de Kunigami. Aunque sus ojos estaban cerrados, las palabras de su esposo calaban profundo en su corazón.

—Gracias... Rensuke —susurró, su voz suave y llena de gratitud—. Estoy tan feliz de tenerte... de que seas mi esposo. No puedo pedir más.

Kunigami sonrió, besando la frente de Chigiri con ternura. —Nunca lo dudes. Siempre estaré aquí para ti.

En ese momento, el mundo exterior desapareció. Solo existían ellos dos, abrazados en la quietud de la noche, celebrando no solo el cumpleaños de Chigiri, sino el regalo de estar juntos, en un espacio donde el amor y la felicidad reinaban por encima de todo.