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El ambiente en el departamento de Yoongi estaba cargado de tensión. Desde el enfrentamiento con Jimin, la casa se sentía más fría, más vacía, como si la traición hubiera arrancado cualquier vestigio de calidez. Esa mañana, Yoongi comenzó a empacar sus pertenencias. Cada objeto que guardaba en su maleta parecía llevar consigo un pedazo de la vida que había construido con Jimin, una vida que ahora no era más que un recuerdo amargo.

Taehyung estaba en una situación similar. Las miradas silenciosas de Jungkook y los intentos desesperados de justificar lo injustificable solo habían hecho que la decisión de irse se sintiera aún más necesaria. Sabía que no podía quedarse allí, no después de todo lo que había descubierto.

Ambos se encontraron al anochecer en una pequeña cafetería, lejos de las miradas curiosas de quienes pudieran conocerlos. Hablaron en voz baja, compartiendo los últimos detalles de su plan para mudarse lejos de sus parejas y cortar toda comunicación.

—¿Estás seguro de esto, Tae? —preguntó Yoongi, observando al más joven con preocupación.

Taehyung asintió, aunque sus manos temblaban ligeramente alrededor de su taza de café.

—No hay nada que me ate a él ahora. Y a ti tampoco, hyung.

Yoongi suspiró, dándose cuenta de que no tenía argumentos para refutar eso. Ambos sabían que dejar atrás todo no sería fácil, pero también sabían que quedarse significaría seguir viviendo en un ciclo de dolor y traición.

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Esa noche, mientras Taehyung terminaba de empacar, encontró algo que lo hizo detenerse. En uno de los cajones de Jungkook, había una carpeta negra que no reconocía. La curiosidad fue más fuerte que la prudencia, y la abrió.

En su interior encontró algo que lo dejó helado: notas escritas a mano, diagramas y fotos. En un principio no entendía qué significaban, pero al revisar con más atención, se dio cuenta de que muchas de esas fotos eran de él mismo y de Yoongi, tomadas sin que ellos lo supieran.

Había párrafos enteros escritos sobre "la manera ideal de desaparecerlos" y "cómo encubrirlo para que nadie sospeche". Taehyung sintió que le faltaba el aire. No solo lo habían traicionado emocionalmente, sino que ahora parecía que Jungkook y Jimin tenían planes mucho más oscuros.

Sin perder tiempo, llamó a Yoongi.

—Hyung, tienes que venir a mi casa ahora mismo —dijo, tratando de mantener la calma en su voz.

Yoongi no tardó en llegar. Taehyung le mostró la carpeta, y la expresión de Yoongi cambió al instante.

—Esto no puede ser real… —murmuró, revisando las páginas con manos temblorosas.

—Lo es, hyung. ¿Qué hacemos ahora?

Yoongi cerró la carpeta con fuerza, tratando de controlar la rabia y el miedo que sentía.

—Nos vamos esta misma noche. No podemos quedarnos aquí un segundo más.

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Ambos salieron de sus departamentos con lo poco que pudieron llevar consigo. Sabían que no podían confiar en nadie, así que evitaron decirle a nadie adónde iban. Solo querían desaparecer antes de que Jungkook y Jimin descubrieran que sabían la verdad.

Mientras conducían hacia su destino desconocido, Yoongi rompió el silencio.

—Nunca pensé que fueran capaces de algo así.

Taehyung, mirando por la ventana, respondió en voz baja:

—Yo tampoco. Pero al menos ahora sabemos la verdad.

Ambos sabían que su decisión de irse no solo les había salvado emocionalmente, sino que también les había salvado la vida.

Lejos de ellos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora