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Capítulo III

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Capítulo III

Lo aceptas y empieza a maquinar todo, primero con preguntas ¿Cuándo paso esto? Y después lo enlazas todo.

(fragmento de carta)


—Dijo que era una calificación para graduarnos. —Kam me mira preocupada.

—Lo sé, Kam, no sé cómo voy hacer esto. —Estamos camino a la última clase del día, Biología. Me he pasado todo el día pensando en cómo voy a hacer para pisar ese lugar o cómo hablaré con mis padres acerca de la beca. Se suponía que hoy debía olvidar la mitad de mis problemas, porque claramente es imposible olvidarme de ellos por completo. No quiero tener que volver a ir con Mary, la psicóloga que me vio dos veces después de lo que pasó.

—Ramos, qué bueno verte. — Jordan está a mi derecha mientras guarda cosas en su casillero que esta cerca de la puerta de la sala.

—Jordan— lo saludó sin seguir alguna conversación. Veo que Kam lo mira de reojo y él hace lo mismo. Sonrió mirándola.

—¿Qué? — pregunta.

—Nada. —Entramos a la sala al mismo tiempo que otras personas.

—Suuuu— Stefa está ahí dentro con los brazos abiertos cuando me ve.

—Stefaaa —corro a abrazarla.

—Igual que el bello día de hoy, vamos a ver las bellas plantas que viven en nuestra tierra. — Jessica Davis ya está empezando a escribir en el pizarrón blanco cuando tomamos asiento. Luego de su clase vamos camino al auto de Kam.

—Qué gran día— dice enojada, tirando su maleta en la parte de atrás mientras yo me siento en el asiento del copiloto.

—Digo lo mismo —las dos miramos al parabrisas. —Qué gran día—Kam arranca el auto. Reviso mi celular en la página del periódico; no se tardaron tanto en hablar sobre mi presencia. En primera portada, una foto de mí de espaldas en la clase de la señorita Doris. —Ya viste a las chismosas.com, estoy en primera portada— habló con emoción.

—Tú sí que eres famosa— Kam se rie. —Sabes que solo es por un rato. Se les pasará cuando encuentren un nuevo objetivo.

Nos detenemos al frente de mi casa, donde las plantas verdes a los lados del camino se ven radiantes haciendo conjunto con el celeste y blanco del lugar.

—Dime si necesitas algo más— toma mi mano. —Lo que necesites. —Asiento con la cabeza y salgo del carro.

Ella se va y yo me quedo afuera viendo el cielo y las nubes moverse.

—¿Hay alguien en casa? — pregunto cuando entro.

—Acá atrás—mi papá grita y voy hacia la cocina. — ¿Cómo te fue? —dice sonriente, pero yo alzo rápido las hojas de la carta.

Hasta que el tiempo se detengaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora