Lunes, 10 de Junio, me dirigia con mi madre hacia Los Angeles, mi nuevo "hogar". Si, me he tenido que mudar aunque suplicara a mi madre dia y noche el no hacerlo. Lo que mas me costaba dejar era a Amy, era mi mejor amiga, como mi hermana. Pero bueno, al final quedamos en que Amy vendria en agosto a pasar aqui unas semanas. Aun asi me costaba dejar toda mi vida atras, asi, sin mas.
Ahora mismo no me apetece hablar con nadie, asique espero que mi madre no me dirija la palabra en lo que llegamos a Los Angeles, ya hemos salido y aun tengo los ojos llorosos por la despedida de Amy asique decido ponerme los cascos y escuchar Pompeii de Bastille mientras me quedo totalmente dormida.
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Empiezo a sentir unos leves golpes en el hombro y hago caso humiso a ello.
Mala idea, ignorandolos solo hago que se intensifiquen.
Me empiezo a cabrear y...
-¿¡Que!?-estallo.
-Hija ya hemos llegado.-dice mi madre alegre.
-Genial, adios, ya vendre algun dia a visitarte.-dije con una ironica sonrisa.
-Vamos.-dice mi madre empezando a perder la paciencia.
Me bajo del coche y me fijo en la enorme y hermosa casa que tengo delante mia: blanca, tejadillo marron, ventanales impresionantes, vista al mar y una gran piscina... Conclusion; es enorme y perfecta.
-¡Chicas!-dice un Mike sonriente que venia hacia nosotras.
-Mike-dice feliz mi madre.-es precioso todo.
Vale, debo admitir que mi madre se encuentra plagada de felicidad pero eso no significa que yo tambien lo este.
-Hola Mike.-dije con un poco de recelo, en realidad habia tenido que abandonar mi vida gracias a su magnifica idea de irnos a vivir con el.
-Oh vamos-dijo el.-no te enfades Sof, esto te encantara.-dijo con algun atisbo de esperanza de que diera mi brazo a torcer.
Pero no, no lo hare.
-No estoy muy convencida de ello.
-Bueno, Sofia, vamos a coger las maletas y demas y instalarnos un poco, ¿te parece?-dijo y yo hice un gesto con los hombros dando a entender que me daba igual.
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Al rato ya habiamos terminado de subir las cosas, eos significaba tiempo libre asique decidi ir a mi habitacion a colocarla a mi gusto. En realidad mi cuarto era enorme, con una cama de matrimonio, baño propio y un gran ventanal con vistas a la piscina y un poco mas alante el mar.
Coloque bastantes cosas: ropa, zapatillas, cosas del baño, libros en las estanterias, fotos por la pared, unas luces alrededor del espejo y mi querida alfombra de pelo suave.
-Listo.-dije para mi misma levantadome del suelo tras haber colocado la alfombra.
-Te a quedado realmente bien.-dijo una voz que hizo que me sobresaltase y reconocer al instante.
-Mierda Lucas ¿que te crees que estas haciendo aqui?-dije enfadada.
-¿No puedo pasearme por mi casa?-contraataco con una ceja alzada.
-Si pero en mi cuarto no.
-¿Y porque no?-dijo acercandose demasiado haciendo que diera un par de pasos atras hasta toparme con la pared.
Perfecto.
-Porque...-no sabia que decir.-porque no, porque este es mi cuarto y no quiero que estes husmeando por aqui.
¡Bien! He conseguido decir algo coherente. ¡Punto para mi!
-Vaya-dijo sorprendido.- asique ¿una chica dura?
-No lo sabes tu bien.
-Eso me gusta.
Espera ¿que?
-¿Que?-dije desconcertada.
Se acerco a mi oido y me susurro:
-Que me encantan las chicas duras.-dijo marcantado el 'encantan'.
Me estremeci al instante.
-Ya bueno, es tarde y me quiero dar una ducha asique adios.-dije saliendo del cubiculo en el que me habia retenido.
Una risita salio de el haciendo que me pusiera nerviosa a mas no poder.
-Hasta otra Sof.-dijo saliendo por la puerta.
-Capullo.-dije para mi misma.
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Quien lo diria.
Teen FictionSofia, que tiene 17 años, tendra que afrontar un giro de 360° en su vida cuando su madre decide casarse y asi ser feliz tras la muerte de su marido. Lucas, de 19 años, no dejara que nada ni nadie cambie la dinamica de su vida. Ni siquiera su nueva h...