Capítulo 08

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Después de que Jun se había marchado, se quedó completamente solo; y cada hora que pasaba solo hacía aumentar su ansiedad. Sus piernas no dejaban de temblar y se abrazaba a sí mismo para no sentirse solo. Quería que el Alfa regresara a casa y volviera con él, pero la espera y la incertidumbre se estaban volviendo un infierno.

La puerta frente a él finalmente se abrió, dejando ver al Alfa que regresaba, lo podía notar un poco exhausto pero estaba a salvo. De inmediato, Chan se puso de pie para ir hasta él y abrazarlo. Un abrazo del que Jun no se negó, y hasta correspondió a este dejando caricias en su espalda para tranquilizarlo.

—Tranquilo, estoy en casa —jugó con sus cabellos.

—Creí que realmente te arrestarían —dijo mientras sollozaba. Jun se apartó de él para tomar su rostro.

—No me harán nada —se acercó a besar dulcemente sus labios.

El beta intentó responder al beso, pero se apartó debido a que la incertidumbre de lo que había escuchado era realmente fuerte. A pesar de que no deseaba que Jun estuviera en la cárcel, quería quitarse la idea de que pudo haber hecho algo malo. Lo retiró de su cuerpo sin la intención de marcarlo como un rechazo.

—Respóndeme algo —llamó el beta a lo que el Alfa lo miró confundido y directo a los ojos—. Lo que dijo la policía... ¿realmente lo hiciste?

La seriedad que había en el rostro de Jun le decía a Chan que había dicho algo imprudente. Pasaron segundos que parecían eternos porque no respondía el Alfa. Bajó la mirada un poco, buscando en su mente que decir para olvidar esa pregunta.

—Es decir, confío en ti, y sé que no eres capaz de hacerlo... —se apresuró a decir.

—Chan —habló firmemente. El beta volvió la mirada a sus ojos—. Quiero que sepas que de lo que se me acusa o pueden llegar acusarme, no es cierto. Yo nunca le haría daño a las personas.

—¿Lo dices en serio? —el Alfa sonrió y asintió ligeramente.

—Lo prometo —mencionó.

Aunque las palabras de Jun se escucharan demasiado confiables, Chan no dejaba de presentir que algo extraño estaba ocurriendo en la vida del Alfa que desconocía por completo. Conocía solo un lado de la cara de la moneda, el otro era completamente desconocido porque nunca se lo ha querido mostrar, o eso pensaba.

La puerta fue tocada nuevamente, golpes suaves y diferentes a los de la última vez. Aunque eso alarmó un poco a Chan que se encontraba en la habitación principal, el Alfa salió de la cocina directo a abrirla.

Su expresión cambió radicalmente cuando el abogado de su madre Alfa estaba presente frente a él. El hombre siempre portaba un traje demasiado costoso a su parecer y un porte demasiado serio, no encajaba para nada con la personalidad de Jun y eso le molestaba un poco.

—¿Qué haces aquí? Creí que el asunto de la denuncia estaba saldada —mencionó Jun se recargó en el marco de la puerta estando con los brazos cruzados.

—Tu madre quiere verte, y es urgente. Así que vine por ti.

Jun se mantuvo en alerta, pues reconocía perfectamente que la mujer debía encontrarse en China administrando la empresa de su madre omega.

—¿Ella está aquí?

—Sabe lo de la denuncia —informó. Jun maldijo en su pensamiento.

Sin pensar demasiado en el asunto, buscó su abrigo para salir de casa. Se marchó sin despedirse de Chan y acompañó a su abogado a donde su madre se encontraba. Fueron en el auto del Alfa mayor, pues es quien tenía la información exacta de su ubicación.

DoReMi [4ta parte Semicolon] - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora