Meteoritos

7 3 2
                                    

"Si la lluvia fuera de estrellas, yo deseo que lluevan meteoritos".

Así es el de amargado. Pero en parte tiene razón. Caminé ilusionado tres kilómetros para verla, mi corazón latía con fuerza, esperaba volver a estar a su lado. Al llegar a su casa, esperé cuarenta minutos y nunca respondió al celular. Volví, todo destrozado, con mi corazón llorando. La mente frágil y temblando. Había un vacío en mí que, otra vez, se hacía más grande. En el trayecto a casa, escuché su risita maliciosa: "Te lo dije", me decía. Un perro se me unió, sucio y con síntomas de desnutrición. Una pata tenía lastimada. Me corté un pedazo de remera y lo vendé. Parecía estar contento. Me lamió la cara con ansiedad. ¿Quién podría hacerte daño, ser de luz? ¿Por qué parece que sonríes al estar a mi lado? ¿Cómo es que aún crees en la bondad de este mundo? "Así me gustas mucho más". Sí, lo sé. Te gusto cuando comienzo a pensar negativo. Huertel, por otro lado, se entristece cuando lo hago. "No pienses en ese ser despreciable", me gritó violentamente. Aunque nadie más puede verlo ni escucharlo, el perrito callejero, flaco y sucio, ahora tiembla de miedo. También él me abandona. Al llegar a casa, todo sudado, triste y sin ganas de ver a Huertel, que sorprendido me pregunta: "¿Qué pasó? Nada. Eso. Estoy solo". "No estás solo, ella no te merece", Huertel siempre es así, bondadoso, generoso, siempre positivo. Y en el fondo me molesta a veces. Las palabras de consuelo suelen dañarme mucho más. "Jajajajaja" se ríe el otro ser, y por esta vez también sonrío. Soy un iluso. Me dejo caer en mi cama y recibo un mensaje de ella: "Estaba viendo una película y no escuché tus llamadas". Cuando habíamos quedado en que iría a esa hora. Le respondo: "Al menos hice deporte. Caminé 6 km". Apago el celular. ¿Eres lo que haces, o haces para ser? Le pregunté alguna vez. "Pero si no hago nada", me dijo. Abrazo la almohada y pienso antes de que el sueño se apodere de mí. ¿Por qué hacer daño? Si no haces nada, no hagas daño. Unas cuantas lágrimas mojan la almohada. Y antes de entrar en el mundo onírico, deseo que lluevan meteoritos en vez de estrellas.

Viaje al universo random; Acceso ilimitado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora