Aldair Schwarz: El Primer Errante

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En la historia del Imperio Blutmond existieron 30 errantes, individuos que abandonaron el imperio por razones personales o ideológicas. Entre ellos, el más célebre fue Aldair Schwarz, el antiguo segundo al mando de la Legión de los Caballeros Negros.

Aldair provenía del antiguo Clan Solaris, conocido por su afinidad al fuego. Sin embargo, incluso entre los suyos, su dominio sobre este elemento era excepcional. A los 20 años, había dominado todos los hechizos de su clan, convirtiéndose en un verdadero maestro del fuego. Pero Aldair no era único en este talento; compartía su don con otro prodigio, Pharos, conocido como el "Señor Fénix".

El vínculo entre Aldair y Pharos fue inmediato. Mientras Aldair seguía estrictamente el camino del caballero, guiado por las reglas y el honor, Pharos tenía un espíritu más libre, dedicándose a ayudar a los necesitados y promoviendo la igualdad entre las personas, sin importar su estatus o riqueza. Esta filosofía sería fundamental en la creación de la Legión de los Caballeros Negros, cuyos votos y juramentos reflejaban las creencias de Pharos.

La vida de ambos cambió cuando conocieron a Alucard, un joven príncipe con una visión ambiciosa: unificar los clanes y reinos para garantizar un futuro mejor para los vampiros. Inspirados por estos ideales, Aldair y Pharos juraron lealtad eterna a Alucard.

Con el nacimiento del Imperio Blutmond, Aldair, Pharos, Alucard y León, un aliado que hicieron en el camino, fundaron la Legión de los Caballeros Negros. Este evento marcó a Aldair profundamente, tanto en lo positivo como en lo negativo.

En el año 199 d.I., ocurrió el evento que cambiaría la vida de Aldair para siempre. Pharos, el hombre que una vez consideró su amigo y hermano, lideró una rebelión contra el imperio. Con el apoyo de magos renegados y vampiros descontentos, Pharos acusó a Alucard de romper su promesa de igualdad, argumentando que solo había reemplazado a los antiguos gobernantes. Sin embargo, la verdadera causa de su traición fue la corrupción de un demonio del pecado capital: la Envidia, que lo llevó a codiciar el trono del imperio.

Cuando Aldair supo de la rebelión, intentó razonar con Pharos, pero fue atacado a traición. Aunque logró escapar con vida, muchos de sus compañeros de la Legión murieron protegiéndolo. Esta traición reveló que el Pharos que había conocido ya no existía; solo quedaba el traidor.

La rebelión fue finalmente sofocada, pero Pharos logró escapar. Devastado por la traición y la pérdida de sus camaradas, Aldair juró no regresar al imperio hasta que Pharos y sus seguidores fueran eliminados. Así comenzó su penitencia autoimpuesta, convirtiéndose en el primer errante del Imperio Blutmond.

La figura de Aldair Schwarz permanece como un recordatorio de lealtad, dolor y redención en la historia del imperio. Su historia inspira tanto admiración como tristeza, un legado de un hombre que eligió cargar con el peso de la traición para proteger el honor de los suyos.

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