16. La intriga ocasionada por una dalia

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«Jesús, piedad por favor»

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«Jesús, piedad por favor».

Felix se quejó por lo bajo y hundió su rostro en la suavidad de su almohada. Su cabeza dolía. No era insoportable ni se estaba partiendo en mil partes, pero tampoco era una sensación agradable. Lloriqueó un rato largo, hasta que se hartó de ese lamento innecesario y se levantó para encaminarse a su baño.

Se lavó la cara antes de hacer nada, sus ojos estaban pegados y necesitaba de ellos para buscar una aspirina para el dolor. Y tan pronto dio con uno, se la tragó sin más. Su garganta se resintió pero no hizo mucho caso y procedió a lavar sus dientes. Lavó su rostro por segunda vez y acomodó su cabellera lo mejor que pudo, era un desastre pero no uno tan malo. Y observándose en el espejo, notó que su rosado color se iba perdiendo lentamente. Se estaba volviendo opaco y momentáneamente se detuvo a pensar si debía retocar el color o cambiarlo.

La incógnita siguió rondando su mente incluso cuando volvió a su habitación y se encaminó a su armario, no tenía nada que hacer, aparte de practicar piano un rato. Era domingo y no sería la primera vez que desayunaría en pijamas...

—Momento.

Felix bajó la mirada y observó sus prendas con atención. Portaba un buzo gris de algodón y un pantalón con cuadros de diferentes tamaños, en su mayoría pequeños. Un pijama, pero él no recordaba habérselo puesto. Él se había quedado dormido con...

—Jesús.

Felix cubrió su rostro con ambas manos, sintiéndolo calentarse. Era obvio que Hyunjin se había tomado la libertad de cambiarlo tan pronto quedó profundamente dormido. ¿Quién más sino?

Agradecía el gesto pero al mismo tiempo no, era vergonzoso. Y dicho sentimiento fue en aumento tan pronto su adormecido cerebro despertó y le dio otros motivos por los cuales avergonzarse.

Primeramente, se había pegado al pobre de Minho como si fuera una lapa. No recordaba demasiado, sólo que en algún momento le pareció divertido intentar cantarle al chico y eso hizo. En serio le pareció buena idea. Y eso ni siquiera parecía ser lo peor. Hyunjin llegó en algún momento y lo poco que recordaba es que hizo su mejor esfuerzo por no pegarse demasiado al tipo. No recordaba si en algún momento lo fastidió, sólo tenía el vago recuerdo de haber reído demasiado, de haber hecho un par de preguntas y de haber... Dios, su cerebro era un desastre bajo los efectos del alcohol.

«No puedo creer que dije eso», su rostro se incendió y él quiso largarse a llorar. No realmente, pero el sentimiento era similar. Y de repente se sintió mortificado por el hecho de haber recordado que, estúpidamente le pidió al moreno que lo llamara "bebé". Ignoraba bajó qué contexto eso había salido de sus labios y siendo sincero, no quería saberlo. Y definitivamente quería borrar de su mente su descarado atrevimiento al momento de haberle pedido un beso. Que lo había recibido para su sorpresa. Pero honestamente, esperaba ser besado en los labios no en la mejilla.

          

Y el simple hecho de reconocerlo, le generaba ganas de gritar.

Tenía que dejar de ceder tan fácilmente ante las insistencias de Yeji. Aunque siendo justo con su amiga, ella no lo obligó, insistió demasiado hasta convencerlo y darle buenos motivos pero, no lo obligó. Tirar toda la culpa en ella no tenía sentido.

Exhaló con profundidad y se colocó unas zapatillas, tenía hambre y era temprano por la mañana, no tenía porqué pensar en esas cosas cuando apenas eran más de las nueve. De hecho, no tenía porqué pensar en eso.

Supuestamente más animado, el príncipe de ahora veintiún años se apresuró en salir de su habitación y de forma calmada bajó las escaleras. A medida que se iba acercando a la sala, sus pasos fueron haciéndose más lentos. Sus padres nunca estaban tan animados a la hora del desayuno. Su ceño se frunció y se detuvo cuando escuchó la risa de su amiga.

«¿Habían pasado la noche en su casa?», fue lo primero que circuló por su mente. «¿Todos?». Los nervios cosquillaron sus entrañas sin invitación previa y su corazón encontró indicado alterarse en ese preciso instante.

Y ante la aparición de alguien de su servicio, Felix no dudó mucho en acercarse a la mujer. Ansiando quitarse de dudas.

—Buenos días.— murmuró cuando se le acercó.

—Buenos días, príncipe.— musitó ella en respuesta, realizando una corta reverencia—. ¿Necesita algo?

—Sólo quería hacerle una pregunta.— su contraria asintió en comprensión y aguardó porque dicha cuestión fuera formulada—. Escuché otras voces junto a las de mis padres y quería saber si teníamos invitados.

—Los reyes de Seúl se encuentran desayunando junto a ellos.

—¿Sólo ellos?

—No, la princesa se encuentra acompañándolos también.— respondió con simpleza. Sonriendo levemente antes de interrumpir sus palabras no pronunciadas—. El príncipe expresó no sentirse con ánimos suficientes como para desayunar por lo que salió a tomar aire hace no mucho.

Felix realizó una corta reverencia, agradeciendo a la mujer por brindarle un poco de su tiempo para responder sus preguntas. Y para cuando ésta siguió con su camino antes interrumpido, él se dirigió hacia la entrada. Siendo bienvenido por la brisa otoñal de principios de agosto.

—Buenos días.

Palabras suaves pronunciadas por una voz grave y considerablemente más ronca a lo recordado. El corazón del príncipe de Incheon sufrió de una avería destacable. Hyunjin se encontraba a su izquierda, viendo en su dirección y sentado cómodamente en su conjunto de muebles de jardín. Que oh vaya, no se encontraban en el jardín. Pero se veía lindo colocado en la entrada y hacía de su casa menos "real" , si es que eso tenía sentido.

—Buenos días.— correspondió cuando estuvo listo para hacerlo. Intentando sonreír pero no consiguiéndolo del todo.

—¿Qué tal te encuentras?

«Oh Jesús», esa voz junto con la expresión adormilada del hombre estaban averiando el cerebro del más joven de una forma que ni siquiera debería de estar permitida.

—Bien— murmuró en un tono quedo—, y y—yo umh, agradezco todo lo que hayas hecho por mí anoche.

—¿No recuerdas nada?— ceja levemente enarcada y curiosidad filtrándose en su voz, su prometido estaba interesado.

Felix se planteó mentir y decir que no lo hacía, que no recordaba nada. Y más cuando a su mente lo primero que vino fue el beso que pidió y recibió. Pero no era bueno mintiendo y sabía que Hyunjin no se lo tragaría. No cuando le miraba de esa forma tan fija y atenta. Poniéndolo nervioso sin saberlo.

Real Engagement || hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora