Kira
¿Desde cuándo estar castigada es tan aburrido? La vida sin un teléfono es muy insignificante. Y sin amigos igual, me sigue doliendo la cabeza y como si fuera poco empiezo a marcarme por la voz del profesor. Después de escuchar la palabra «tarea» salir de su boca el timbre resuena por el aula y el pasillo se llena de gente, intento esquivar a unos pocos y lo veo: Su estatura imponente destaca en cualquier multitud, mientras que su cabello blanco le confiere una apariencia distintiva. Los ojos rojos, enigmáticos, sugieren una singularidad que intriga a quienes lo miran. Su tez pálida añade un toque de misterio a su presencia, creando una imagen única y llamativa. Sin duda un hombre muy difícil de no distinguir.
Insoportable.
Veo como me mira por encima de las cabezas y se mueve entre ellos ágilmente hasta pararse frente a mí.
—Fuera de mi camino — Intento quitármelo, pero me vuelve a tapar el camino. Diablos.
—Estás enojada conmigo por qué ayer desaparecí de la nada ¿Verdad? — Asiento sin verlo a la cara. Pero distingo una sonrisa divertida — La «comandante» me llamó. Y quiere que vayas con ella.
—¿Qué?
—Así mismo. Ella cree que has ido muy lejos...
—N....— Las alarmas de fuego resonaron por todo el edificio. Varias personas empezaron a hablar en voz alta. El fantasma estaba confundido al igual que yo, varias parejas se asustaron. Creí que sería un simulacro, hasta que de la puerta de maestros uno salió gritando que evacuáramos el edificio lo más rápido posible. Pero apenas terminaba de gritas la oración, un calor abrazador nos llegó desde la plata de arriba, al levantar la mirada las llamas me segaron por momentos. Los extintores ubicados en el techo dispersaron el agua, pero en el caos, eso era lo de menos. La entrada estaba a menos de cinco metros.
—CARAJO — La realidad me golpeó.
VAMOS A MORIR CHAMUSCADOS.
Tomé al fantasma del brazo y lo arrastré por el pasillo, capeándonos a los demás que corrían en todas direcciones. Pero él en mitad del camino, y con las llamas a mil sobre nosotros, se quedó quedito, viendo a un pasillo oscuro a la derecha, la curiosidad de qué le llamó la atención me hizo seguirle la mirada.
SANTA CACHUCHA.
La misma sombra que estaba en mi casa la noche en que me drogaron estaba ahí parada, distinguí una sonrisa macabra. Las personas que pasaban frente a nosotros nos miraban como si fuéramos fantasmas...Oh bueno. EL peliblanco me tomó de la muñeca repentinamente y me llevó directo al pasillo, nos íbamos acercando más y más al que estuviera ahí, pero al llegar, esa persona se alejó más. Y el mareo del fuego con el humo que soltaba se estaba haciendo notar en mi forma de respirar. Y en la de él también.
—¿Estás loco? — Lo detuve en seco. Pero me di cuenta de que respiraba costosamente —¿Qué te pasa?
—Me... hago...— Se tomó el pecho y sus ojos rojos se veían como sangre. ¿Está...muriendo?
Un ladrillo.
Un estúpido ladrillo se reventó contra su cabeza, la sangre que salpicó quedó en mi cara, y en mi boca. La sombra había reventado un ladrillo contra Ad... Lo vi, o la vi, no sé, no recuerdo muy bien, era una persona normal, con pelo y cara, aunque no muy bien mentalmente. De la impresión no me pude mover, no pude levantar el cuerpo de Ad, no pude... no pude respirar. Mi garganta se secó, se cerró y me bloqueó el aire, intenté respirar de todas maneras posible...de la falta de aire me debilité, mis rodillas cayeron contra el mármol del pasillo oculto. Moviéndome dificultosamente, con las manos en la garganta y mi mirada nublosa le pasé por encima a la sangre de Ad, mis lagrimas caían encima. Y así, con las rodillas y ropa manchada, lagrimeando y sin respirar, caí inconsciente.
Noticiero 8, El Mundo Hoy: INCENDO EN CRIMSON CREST
Lamentablemente, un incendio devastador tuvo lugar en una escuela, cobrando tres vidas. Las llamas consumieron aulas y pasillos, generando una tragedia que dejó un impacto profundo en la comunidad educativa. Los detalles específicos sobre las circunstancias del incendio y las identidades de las víctimas son aún motivo de investigación y conmoción.
En el caótico escenario del incendio en la escuela, un grupo de valientes agentes de policía se movía con determinación entre las llamas y el humo espeso. Vestidos con uniformes resistentes al fuego y cascos protectores, llevaban consigo equipos de extinción de incendios improvisados, demostrando una habilidad excepcional para mantener la calma en medio del caos.
Los policías coordinaban sus esfuerzos con los equipos de bomberos y servicios de emergencia, trabajando juntos para evacuar a estudiantes y personal a salvo. Sus radios crujían con comunicaciones rápidas y precisas mientras evaluaban la situación y buscaban posibles víctimas. La intensidad en sus rostros reflejaba la gravedad de la situación, pero sus acciones eran decididas y enfocadas.
Algunos policías se aseguraban de bloquear las áreas afectadas para mantener a los curiosos alejados, mientras que otros dirigían el tráfico para facilitar la llegada de más equipos de emergencia. Su entrenamiento especializado en situaciones de crisis se hacía evidente en la forma en que manejaban la escena, priorizando la seguridad y la eficiencia.
A pesar del peligro inminente, estos agentes demostraban un compromiso inquebrantable con la protección y el servicio a la comunidad, enfrentándose valientemente al desafío de contener el incendio y asegurarse de que todos estuvieran a salvo.
—Está estable — Mis oídos funcionaban de nuevo, y mi respiración también.
—Gracias, ha sido un accidente inevitable — Esa sin dudar era la voz de mi madre. ¿Dónde estoy? Como estaba consciente y lo último que recordada era una sombra dando madrazo con un ladrillo a Ad y yo ahogándome, intenté abrir los ojos, me costó, no tenía ni la mínima energía. Hasta que el foco de luz blanca me cegó la vista, borrosa y cansada, me dolía dejarlos abiertos, pero los mantuve así y al ver a la mujer a mi lado, de pelo rubio cenizo y ojos ámbar, rojos de llorar por su pequeña, me eché yo también a llorar.
—M-madre...— Logré decir, como me ardía la garganta.
—Kira...— Miré a mi izquierda, sonreí.
—Connor...— Mi hermano estaba ahí, el mismo de siempre, su pelo rubio, sus ojos verdes y su barba de pocos días, sin mencionar sus arrugas a su temprana edad, tan solo veinticuatro años.
—Me alegra verte bien, Ria — Al reírme, por el estúpido apodo de hace años, me dolió todo el cuerpo, así que hice una mueca.
—Quédate quieta amor...
—¿Qué pasa? Me estás ocultando algo madre...— Su cara se volvió a la de mi hermano, quién miró mi pulsera roja...
No me jodas...
—Ad... ¿Está vivo? Dime que está vivo... — Mi madre asintió lento.
—Pero está en estado crítico...en coma.
¿Los fantasmas pueden estar en coma? ¿No es inmortal?
Vaya día, y aún estaba conmocionada, extrañada y confundida. Estaba conmoextrafundida.
Se nota que se te chamuscaron las neuronas.
Más tarde me metí en mi teléfono (anulando el castigo ja, ja, ja) Viendo las noticias de la escuela quemada por... una simple y estúpida cafetera.
—La escuela Crimson Crest sufre un desafortunado suceso. Esta es la declaración de un maestro — Vi al maestro, mi profesor de Ética — Era una escena siniestra. Las llamas voraces consumen siluetas que luchan desesperadamente por escapar de un destino infernal. Ver la madera de las clases derretidas y en llamas desata el terror en todos, y el crepitar de las llamas acompañan la tragedia mientras el fuego se convierte en un testigo mudo de un acto oscuro, como las muertes de los tres estudiantes — Me sorbí la nariz, pero me atraganté justo al momento de ver los nombres de mis compañeros fallecidos — Olympia Strel, Sebastián Quinland y... Libia Estrada.

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Conciencia A Tu Servicio.
Science Fiction¿Qué harías si un fantasma hacerse llamar "tu conciencia" aparece en tu baño mientras te quejas de tu existencia? Si bien uno cree que quien le pasó eso estaba en una quinta dimensión, Kira estaba en sus cinco sentidos cuando Ad, (nombre el cual ell...