El amanecer llegó silenciosamente al departamento de Louis, con el sol derramándose a través de las cortinas semiabiertas de la ventana del dormitorio. Los primeros rayos de luz pintaban suaves líneas doradas sobre la cama, donde dos figuras permanecían entrelazadas bajo las sábanas blancas.
Louis fue el primero en despertar. Sus ojos parpadearon lentamente, adaptándose a la luz que llenaba la habitación. Una cálida sensación en su pecho lo ancló al momento, y no tardó en darse cuenta de lo que lo había despertado: los rizos de Harry, suaves pero desordenados, rozaban su nariz cada vez que respiraba.
Sonrió para sí mismo, un gesto pequeño pero lleno de significado, mientras su mirada descendía para observar la escena ante él. Harry estaba acurrucado contra su pecho desnudo, su respiración profunda y pausada, indicando que seguía profundamente dormido. La cabeza de Harry descansaba justo debajo del mentón de Louis, y una de sus manos estaba suelta sobre el costado de Louis, como si incluso en su sueño buscara mantener el contacto.
Louis dejó escapar un suspiro silencioso, sintiendo una mezcla de calma y felicidad que hacía mucho tiempo no experimentaba. Su brazo izquierdo estaba firmemente alrededor de los hombros de Harry, mientras que su otra mano descansaba sobre el torso de este, sintiendo el ritmo constante de su respiración.
Había algo tan natural en ese momento, tan íntimo, que casi le parecía surrealista. Nunca había sido de los que se despertaban con alguien en su cama, al menos no de esta manera. Pero con Harry, todo era diferente. No había torpeza ni incomodidad, solo una calidez que lo hacía sentir completo.
Sin moverse demasiado, Louis inclinó ligeramente la cabeza para observar el rostro de Harry. Sus rizos enredados y la ligera sombra de barba en su mandíbula lo hacían lucir aún más atractivo, pero lo que más le llamó la atención fue la expresión de completa tranquilidad en su rostro.
Louis dejó que sus dedos se movieran suavemente sobre el torso de Harry, trazando líneas imaginarias sobre su piel, disfrutando de la sensación de cercanía. Sabía que, eventualmente, tendría que levantarse, preparar café o hacer algo con el día, pero en ese momento no quería nada más que permanecer ahí, sosteniéndolo.
Un ligero movimiento de Harry rompió la quietud. Emitió un murmullo apenas audible y se removió un poco, ajustándose más contra el pecho de Louis como si buscara más calor.
—Mmm... —Harry dejó escapar un sonido somnoliento, pero no abrió los ojos. Su voz era suave, llena del peso del sueño—. ¿Qué hora es?
Louis sonrió, inclinándose ligeramente para besar la coronilla de Harry.
—Temprano. Quédate así un poco más.
Harry dejó escapar una risa baja, todavía sin abrir los ojos, mientras su mano se movía débilmente para descansar sobre la de Louis.
—Eres peligroso, Tomlinson. Me vas a acostumbrar a esto.
Louis rió suavemente, su pecho vibrando contra el rostro de Harry.
—Tal vez esa sea la idea.
Finalmente, Harry abrió los ojos lentamente, parpadeando contra la luz del sol que llenaba la habitación. Giró su cabeza hacia arriba para mirar a Louis, su sonrisa suave y perezosa.
—Buenos días.
—Buenos días —respondió Louis, inclinándose para capturar los labios de Harry en un beso breve pero lleno de ternura.
Cuando se separaron, Harry dejó caer su cabeza nuevamente contra el pecho de Louis, suspirando contento.
—¿Dormiste bien? —preguntó Louis, trazando círculos suaves en el hombro de Harry.
—Mejor de lo que he dormido en años —respondió Harry, dejando escapar un suspiro satisfecho—. Tú eres muy cómodo, por cierto.
Louis rió suavemente, besando nuevamente su cabello.
—¿Eso significa que no te vas a quejar si te despierto así más seguido?
Harry levantó la cabeza con una sonrisa traviesa, mirándolo con ojos brillantes.
—¿Quién soy yo para quejarme?
Ambos rieron, y volvieron a besarse.
El beso entre Harry y Louis era lento, tierno y lleno de significado. Sus labios se movían con suavidad, sincronizados como si el tiempo se hubiera detenido solo para ellos. El sol seguía filtrándose por las cortinas, iluminando sus rostros, y el mundo exterior parecía estar a años luz de distancia.
Pero justo cuando Harry inclinó ligeramente la cabeza para profundizar el beso, un sonido rompió la magia: el inconfundible timbre de su teléfono vibrando en la mesita de noche.
Harry dejó escapar un pequeño suspiro contra los labios de Louis, quien sonrió suavemente y se apartó apenas unos centímetros.
—Creo que tu admirador número uno te llama —bromeó Louis, su voz baja y cargada de afecto.
Harry rió por lo bajo, aún sintiendo el calor del momento.
—Más bien mi jefe número uno —respondió con una sonrisa resignada mientras se giraba para alcanzar el teléfono que seguía vibrando. Al mirar la pantalla, no pudo evitar sonreír al ver el nombre de Luke.
—¿Es Luke? —preguntó Louis, apoyando la cabeza en una mano mientras observaba a Harry con curiosidad.
—Sí. Seguramente está...
Harry contestó antes de terminar la frase.
—¡Hola, campeón! —dijo con tono despreocupado, tratando de sonar menos somnoliento de lo que realmente estaba.
—Papá, ¿dónde estás? —preguntó Luke del otro lado de la línea, su voz mezclada con un toque de impaciencia.
Harry parpadeó, dándose cuenta de repente de que el sol estaba más alto de lo que recordaba. Giró la cabeza para mirar el reloj en la mesita de noche, y sus ojos se abrieron un poco al ver que ya casi era mediodía.
—Oh, mierda... —murmuró para sí mismo, lo suficientemente bajo como para que Louis apenas lo escuchara y alzara una ceja con curiosidad.
—Papá, ¿me escuchas? ¿Ya vas a venir a recogerme? —insistió Luke, su tono sugiriendo que probablemente llevaba un rato esperando.
—Sí, sí, lo siento, Luke. —Harry se sentó en la cama, despeinándose los rizos con una mano mientras trataba de recomponerse—. Se me hizo un poco tarde. Salgo en unos minutos y voy directo a casa de tu abuela, ¿de acuerdo?
Luke dejó escapar un suspiro al otro lado de la línea, aunque no parecía realmente molesto.
—Está bien. Pero no te tardes, ¿sí? no quiero quedarme toda la tarde aquí.
—Entendido. Dame unos 20 minutos y estaré allí —prometió Harry, sintiendo una mezcla de culpa y diversión por haberse dejado llevar tanto por la mañana con Louis.
—Bien. Nos vemos pronto. —Luke colgó, dejando a Harry mirando su teléfono por un momento antes de girarse hacia Louis con una expresión mitad avergonzada, mitad divertida.
—Dejé que el tiempo se me escapara un poco —dijo Harry, soltando una risa suave.
Louis lo miró con una sonrisa comprensiva, acomodándose mejor en la cama mientras dejaba que una mano descansara sobre el muslo de Harry.