Parte 40

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Narra Emma

Al amanecer, escuché movimientos fuera de la habitación. Por lo visto, aquí todos madrugan. Song abrió los ojos lentamente, me dio un beso y dijo:

—Buen día, mi hermosa novia.

Sonreí y me sonrojé al instante. Ella me dio otro beso antes de levantarse y entrar al baño. Cuando salió, ya estaba vestida con un uniforme negro y botas, irradiando autoridad. La miré fascinada mientras me señalaba una prenda.

—Aquí está el tuyo —dijo con una sonrisa.

Entré al baño, hice mi aseo personal y me cambié con la ropa que me había dado. Era un uniforme negro similar al suyo, aunque menos imponente.

Cuando salí, Song estaba ajustándose una armadura dorada con el emblema de su familia en el pecho. Observé, impresionada.

—¿Es una armadura? —pensé en voz alta, pero no dije nada más.

Bajamos juntas al primer piso, y allí estaban todos vestidos igual que Song, portando armaduras. La señora Rebecca también llevaba una dorada, igual que la de Song, mientras que la señora Freen tenía una plateada. Sara, como yo, estaba vestida de negro.

Salimos y caminamos hacia la casa de los abuelos de Song, rodeadas por guardias. Song me susurró al oído:

—Escuches lo que escuches, no hables.

Me tensé de inmediato, pero ella me miró con una sonrisa tranquilizadora.

—No pasa nada malo, solo vamos a dar una lección, ¿sí? —dijo, y yo asentí, aferrándome a su brazo.

Cuando entramos en el gran salón de la casa de sus abuelos, vimos a varias personas presentes frente al abuelo de Song. Al notar nuestra entrada, todos hicieron una reverencia. Un hombre alto, que más tarde identifiqué como el líder Ethan Kaspian, habló con tono autoritario:

—Alfa Armstrong, no entiendo por qué cancelaron nuestros acuerdos nuevamente. Pensé que esto ya estaba resuelto hace tiempo.

La abuela de Song tomó mi mano y me llevó a un rincón, alejándome de la conversación. Observé cómo Song avanzaba con paso firme hacia el líder Kaspian.

—Líder Ethan, sus familiares han estado interfiriendo en mi camino, y no voy a permitir que sigan haciéndolo —dijo Song con voz firme.

El líder la miró con una sonrisa burlona.

—Mira, pequeña, vine a hablar con tu madre, la alfa de la manada Luna de Plata y Bosque Dorado.

La señora Rebecca, que estaba de pie a un lado, habló con fuerza:

—Ethan, me temo que no es conmigo. Es con la alfa que tiene frente a usted. Ella es la nueva alfa de nuestras dos manadas.

El líder Kaspian quedó boquiabierto, mirando a Song fijamente.

—Esto debe ser una broma —murmuró con incredulidad.

Song, sin inmutarse, respondió:

—Como verá, líder, ninguno de sus familiares puede pretender ser mi pretendiente, porque no estoy en la línea de sucesión. Yo soy la nueva alfa de las manadas.

El líder rió con sarcasmo.

—Eso es imposible. Apenas tienes 18 años.

Entonces, Ethan llamó a su hijo Josep, a su primo Lucian y a Elena, quienes entraron al salón.

—Niña, ya que parece que tus madres están perdiendo la razón, ¿por qué no aceptas de una vez a alguno de mis familiares?

Song se irguió, con la mirada encendida de autoridad.

          

—¿El líder Ethan del clan Kaspian se burla de mí, la alfa de Luna de Plata y Bosque Dorado, solo porque tengo 18 años?

Song les dio la espalda e hizo una señal hacia su madre Freen, quien ordenó de inmediato:

—Sáquenlos a todos de aquí!

Pero Josep aprovechó el momento y, sin previo aviso, se transformó en lobo y atacó a Song. Ella lo esquivó con una agilidad impresionante, golpeándolo dos veces en el mismo lugar, sin necesidad de transformarse. Josep cayó al suelo, quejándose de dolor.

Lucian se transformó intentó atacarla también, pero Song lo tomó del cuello con una mano y lo lanzó por una ventana, sin esfuerzo aparente. Su figura, cubierta por la armadura dorada, era imponente.

Elena dio un paso al frente, pero su padre la detuvo de inmediato.

—Lamento mucho haberla ofendido, alfa Armstrong —dijo el líder Ethan, inclinándose con una reverencia hacia Song.

Song lo miró con frialdad y concluyó:

—Y tú, Elena, no te quiero volver a ver en mi camino ni en el de Emma.

Elena, furiosa, gritó:

—¿Cómo puedes elegir a esa humana?

iElla no es mejor que nosotros!

La señora Freen intervino con autoridad:

—Líder Kaspian, su hija está ofendiendo a un miembro de nuestro clan. Haga que se disculpe.

Ethan tomó a Elena del brazo y, con un gesto severo, le dijo:

—Haz lo que te dicen.

Elena me miró con odio puro antes de murmurar entre dientes:

—Lo siento mucho.

La señora Rebecca ordenó:

—Guardias, escolten a la familia Kaspian fuera del territorio de nuestra manada.

Mientras salían, escuché a Ethan abofetear a Lucian y decir:

—iEres un idiota! iEs tan fuerte que ni siquiera necesitó transformarse! ¿Qué clase de monstruo es? ¡Vámonos!

Con Josep y Lucian adoloridos, se subieron a su auto y se fueron. Por primera vez en mucho tiempo, sentí que estaba en el lugar más seguro del mundo, al lado de Song.

Cuando los Kaspian finalmente se marcharon, Song vino directamente hacia mí. Me envolvió en un abrazo cálido, sus manos acariciaban suavemente mi espalda mientras me susurraba al oído:

—Creo que con esto no molestarán por un tiempo.

Me separé un poco de ella, mirando directamente a sus ojos.

—¿Qué? ¿No ha terminado?

Song sonrió, esa sonrisa que me encantaba, pero que ahora tenía un toque de advertencia.

—No, no ha terminado. Lucian va a intentar algo. Él es el más peligroso de todos esos lobos. Lo que hice hoy fue enviar un mensaje directo. Si intentan algo contra alguna de nosotras, pagarán las consecuencias.

Mi cuerpo se tensó automáticamente. Sentí el peso de sus palabras como una sombra, pero antes de que el miedo pudiera apoderarse de mí, Song tomó mi mano con firmeza y me miró con una expresión que mezclaba confianza y ternura.

—Vamos —dijo, guiándome hacia la salida del gran salón.

El contacto de su mano era reconfortante, y aunque mi mente estaba llena de preguntas y preocupaciones, el hecho de que Song estuviera a mi lado me daba la seguridad que necesitaba. No sabía exactamente a dónde íbamos, pero una cosa era segura: con Song, enfrentaría cualquier cosa.

Regresamos a la casa de Song después del tenso encuentro con los Kaspian. Al entrar, se quitó con cuidado su armadura dorada, pero permaneció con el uniforme negro. La forma en que se movía, con esa mezcla de fuerza y gracia, me tenía embelesada. Mientras desayunábamos juntas, ella me miró con esos ojos que estaba empezando a amar.

—Emma, vamos a la cabaña —me dijo de repente.

—¿La cabaña? —pregunté, curiosa.

—Sí, es un lugar muy especial para mis madres. Quiero mostrártelo.

Cuando terminamos de desayunar, Song salió y trajo una motocicleta todo terreno. Me subí detrás de ella, aferrándome a su cintura mientras recorríamos el inmenso territorio de la manada. El aire fresco y los paisajes eran impresionantes; bosques, prados, colinas... era como si estuviera en otro mundo.

Finalmente, llegamos a una cabaña rodeada de naturaleza. Song me contó que ese lugar tenía un gran significado para su familia, que allí fue donde sus madres se conocieron. Mientras escuchaba la historia, no pude evitar sentirme conmovida.

—Wow... —susurré, pensando en todo lo que la señora Rebecca había pasado.

Después de un rato, Song me llevó a un prado lleno de tulipanes y lirios de colores. Era como estar en un sueño. Ella tomó mi mano, y con una sonrisa tranquila, me miró como si pudiera leer mis pensamientos.

—Song... ¿por qué no te transformaste cuando los Kaspian intentaron hacerte daño? —pregunté, curiosa.

Ella sonrió, con esa confianza que siempre irradiaba.

—No lo consideré necesario.

Mi mente voló de inmediato a cómo sería su lobo. Debía ser increíblemente fuerte. Song me apretó la mano, como si supiera lo que pensaba, y dijo:

—No te preocupes, no pienses tanto. Mejor disfrutemos del paisaje.

La miré, incapaz de contenerme más, y la besé. Al principio fueron piquitos suaves, pero pronto se volvieron más intensos. Sonreíamos entre besos, nuestras narices rozándose, disfrutando de ese momento mágico.

La luz del sol se mezclaba con su cabello, haciéndola parecer casi irreal. Me miró con ternura y dijo:

—Te has convertido en tan poco tiempo en lo más importante para mí.

Sonreí y, juguetona, pregunté:

—Song, ¿en serio no te gusta Elena?

Ella rió y negó con la cabeza.

—No, no, no. Ella huele a mentiras y traición. Además, pagaría por ver la cara de Ethan Kaspian cuando se entere de que ella tiene amoríos con Lucian.

Reí sorprendida.

—¿Y cómo sabes eso?

—Porque huele a él. El día que llegó a la universidad y se presentó, estuvo tan cerca que pude oler a Lucian. Por eso tomé tu mano y nos fuimos a la cafetería. No quería que ella tuviera la oportunidad de decir nada.

—¿Y por qué crees que quiere estar contigo?

—Por Poder. No se trata de otra cosa.

Me sorprendió lo serena que era al decirlo.

—¿Cómo puedes mantenerte tan tranquila con todo este conflicto?

Song sonrió.

—Porque desde que tengo memoria, mi madre Freen me entrenó para no perder la cordura. La mejor arma es mantener la calma. Primero pienso, luego actúo.

—¿Por qué nunca muestras tu lobo?

Ella rió con ganas.

—En casa no puedo porque la destrozaría y me metería en problemas con mis madres. Es demasiado grande.

La miré incrédula.

—No lo recuerdo tan grande.

Ella me miró con ternura.

—La única vez que lo viste fue cuando tenía 15 años. Créeme, ahora es mucho más grande.

Ambas sonreímos, y luego, con un toque de timidez, Song preguntó:

—¿Me regalas unos besos?

Me sonrojé, pero la abracé con fuerza y le respondí:

—Todoslos que quieras.

ENTRE EL BOSQUE Y LA LUNA  Freenbecky gipWhere stories live. Discover now