Dear Justin:La segunda cosa que más amaba y admiraba de ti, era tu música. Como ponías todos tus sentimientos en las canciones, como cada respiro se acompasaba antes de que comenzaras a cantar. Sabes, eras completamente transparente a través de ella.
Incluso me permitía olvidar que todas esas canciones que tanto amaba, en cierto punto habían comenzado a ser para y sobre ella. Era fácil perderme en tu voz, en los acordes de tu guitarra y su forma de fluir. Sin embargo, la magia se acaba en cuanto volvías a la realidad. El matiz de tus ojos cambiaba, parecías darte cuenta que estabas frente a mí, y no tocando para ella.
Realmente, Justin, no entendía por qué te empeñabas en hacer como si nada. Ya no éramos la pareja perfecta que todos creían que solíamos ser. Estábamos a millas de serlo.
PD: Jamás me amaste.