***NARRA AITANA***
Cuando me dejó ver lo que había dentro me quedé boquiabierta.
Era un vestidor, un maldito vestidor del tamaño de un salón o más grande. Estaba lleno de vestidos, faldas, camisas, zapatos y muchas más cosas todas colocadas por colores y texturas. Era increíble la cantidad de ropa que había allí.
- Es - trato de decir pero necesito un momento más para procesar aquello - precioso- murmuro finalmente.
- ¿Te gusta? - me pregunta dudando de aquello.
- Si - digo más emocionada que un niño el día de Navidad.
- Es todo tuyo. - susurra en mi oído y me abraza desde atrás. - La habitación de antes también - continua.
Me pongo roja como un tomate al recordar lo que acaba de ocurrir en esa habitación. Además su miembro desnudo rozando con mi trasero tampoco me ayuda a sacarme la escena de antes de la cabeza.
- Es demasiado - replico intentando dejar de pensar en lo sucedido, con el fin de borrar ese sonrojo de mi rostro.
- Nunca es demasiado para mi esposa.- contesta y me gira para besarme.
- Gracias - respondo cuando nos separamos y me dirijo a la ropa de color negro.
- Espera - grita él y yo me giro para mirarle, esperando a que dijera algo.- No te vistas todavía- pide empleando su tono autoritario. - Quiero verte así - susurra pasando su mirada por mi cuerpo de arriba abajo sin descaro alguno.
Me sonrojo todavía más y agarro un vestido a voleo y me tapo con el.
- Eres preciosa así, sin nada puesto, esposa - susurra acercándose a mí.
Al llegar me agarra por la cintura y me pega a él de nuevo.
- Déjame vestirte - me pide, con brillo en los ojos.
- No - murmuro con voz temblorosa- me da vergüenza. - contesto sincera
- ¿Te da vergüenza? - me pregunta carcajeándose de mí.
- Sí - susurro nerviosa. Realmente me avergonzaba y realmente me daba miedo hasta que punto me atraía este...demonio.
- ¿ Por qué ? - murmura y muerde mi oreja, tratando de provocarme de nuevo. No digo que no lo consiga.
-Porque sí- contesto empleando toda mi fuerza de voluntad en rechazarle. Estoy roja de pies a cabeza- no hay un porque, solo me da vergüenza. Eso es todo.
- Pero si ya te he visto desnuda, y más de una vez- insiste y mueve sus manos sobre mi vientre- He visto todas y cada una de las partes de tu cuerpo, créeme. Conozco tu cuerpo incluso mejor que tú misma.- añade.
Después se aleja yendo hacía un pequeño armario que se encuentra debajo de la ropa blanca. Saca algo de un cajón y vuelve a mi lado. Se pone de rodillas y me agarra una pierna con suavidad y la mete por uno de los espacios de las braguitas blancas de encaje y repite el proceso con el otro pie.Sus manos, y las bragas, se deslizan por mis piernas hasta mis muslos y se detienen al llegar a su lugar. Me refiero a las bragas.
- ¿ Ves? - me dice sonriendo - no fue tan malo ¿ o sí ? - pregunta - vamos Aitana, sé que en realidad sí quieres. - insiste.
Yo no contesto, le fulmino con la mirada y rápidamente me separo de él. Camino a dónde se encuentra el cajón del cual había sacado las bragas para buscar un sujetador a juego. Al abrir me doy cuenta de que todo está ordenado perfectamente y todos son conjuntos pero el sujetador de mis bragas falta.
- ¿ Buscas esto ? - pregunta y me doy la vuelta.
Está agitando el sujetador en el aire. Corro rápidamente hasta él y se lo quitó para después salir de la habitación. Consigo oír su risa al cerrar la puerta.Me meto en la habitación de los espejos y me coloco las prendas con rapidez. Finalmente me coloco un poco de maquillaje y mis zapatos de tacón alto granates.
- ¿ Lista ? - me pregunta una bien conocida voz cuando salgo de la habitación. Al levantar la mirada lo primero que me encuentro son dos ojos verdes, un cabello negro y una sonrisa que me derrite.
- No - digo echando en falta el precioso bolso del mismo color que mis zapatos en el cual puse mis ojos antes. Tengo que cogerlo del vestidor.
- ¿ Necesitas esto ? - dice alzándolo
Yo sonrío y el me lo da. Dentro del bolso hay maquillaje, mi móvil, mi cargador, Kleenex y otras cosas más.
- Gracias - replico algo confusa y él besa mi mejilla.- ¿ Cómo sabías que lo querría ? - decido preguntar.
El sonríe.
- Un buen mago nunca revela sus secretos - dice con una sonrisa pícara y agarra mi mano. Ambos salimos de la casa.
- ¿ A dónde vamos ? - pregunté interrumpiendo el silencio. Ya estábamos subidos en el coche y llevábamos algo de tiempo en la carretera.
- A ver a unos amigos - responde sin ánimo.
- ¿ Tuyos ? - pregunté dispuesta a indagar más sobre él. Claro que suyos idiota me digo a mi misma
- Sí, es una fiesta. - me respondió seco, cómo si no quisiera hablar de aquello.
Decidí callarme por ahora. Nadie dijo nada más hasta que me dí cuenta de que volaríamos en avión.
- ¿ Dónde está esta fiesta ? - dije intentando sacar algo de información de este demonio tan secretoso que tenía como marido.
- Canadá - responde como si aquello fuera lo más normal del mundo.
Mi boca por la sorpresa y la conversación concluye allí. Después de aterrizar fuimos directamente al hotel en que se celebraba dicha fiesta.
Llevábamos ya un par de horas en aquella celebración cuando Ruben me dejó sola para ir a charlar con unos amigos suyos. Yo, sola y sin nada que hacer, me senté en una de las mesas y la desesperación me invadió al darme cuenta de que la batería de mi móvil se había acabado y no había ningún enchufe.
- Buenas noches - me saludó una mujer sentándose a mi lado.
Me fijé en ella, era bastante joven con un cabello rubio largo, unos ojos azules y unas curvas de infarto. Ella era ese tipo de mujer, la perfecta, la que todo hombre desea. Nada parecida a mí.
- Buenas noches - replico saliendo de mis pensamientos y prestando atención a lo que me decía.
- Mi nombre es Mona, ¿y tú eres? - cuestiona curiosa.
- Me llamo Aitana - respondo seria y un poco escéptica. Ella arquea una ceja.
- Bonito nombre -dice- y ... eres muy joven, ¿ verdad ? - continua cómo si estuviera intentando sacarme información.
- Gracias y sí soy bastante joven.
- ¿Con que te ocupas? - me pregunta y de nuevo siento en su tono de voz esa pizca de curiosidad - ¿ Cual es la verdadera naturaleza de tu trabajo ? - continua y la miro como si estuviera loca.
Vale, ahora esto parece un interrogatorio.
- ¿ Perdón ? - pregunto confusa.
- Venga, no te hagas la tonta. Sabes de lo que hablo, ¿verdad?- cuestiona realmente intrigada.