Capitulo 1: Ojos color miel

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                Era una fría mañana de otoño, yo cruzaba la puerta del café en donde trabajaba, un café italiano que por cierto era de lo más rustico y cálido, en otoño e invierno era el lugar preferido de los vecinos del lugar, y que era cuando yo más trabajo tenía.

No tenía muchos ánimos de ir ese día a trabajar. Había tenido una noche pesada, no había podido dormir por horribles pesadillas que me atormentaron casi toda la noche, y no era raro que las tuviera, casi siempre tenía pesadillas, pero aun así no podía acostumbrarme a ellas.

Esa noche había sido pesada, además de que me había quedado solo en casa, desde que llegué del trabajo hasta que regresé a él; mi padre, quién sabe qué habrá sido de mi padre, tampoco era muy habitual verlo en casa, pero a eso sí estaba acostumbrado.

Él se dedicaba a cuidar los hospitales, y no, no era guardia de seguridad, era más como un paramédico, de esos que reciben un salario miserable que apenas lo sustentaba a él mismo. Y que por esa razón, mi madre lo abandonó, dejándolo con una cría; sí, la cría tenía por nombre Corbin, un chico de ojos claros y cabello rubio cenizo.

Por suerte yo tenía tres años cuando ella decidió abandonarnos, y no la recuerdo mucho, de hecho, dejé de buscarla cuando tenía diez años, y en ese tiempo mi padre aún no conseguía empleo, así que pasaba más horas conmigo, después me llevaba con él a su trabajo como ayudante en los hospitales, cuando yo tuve, por así decirlo, más conciencia me dijo que tenía que conseguir empleo y aquí estoy.

Tengo este empleo desde los quince años, y cuatro años no han pasado en vano, me han pagado bastante bien durante ese tiempo. Ah, y tuve que abandonar la escuela por lo mismo, pero no me siento culpable de ello, me siento bien, sé lo que debo saber.

Las pesadillas me empezaron a atacar cuando cumplí los dieciocho, o sea, hace un año, jamás había contado a alguien sobre eso, ya que no me parecía importante ni que fuera algo de emergencia o que me estuviera volviendo loco, en realidad, era como tener un sueño, sólo que en ese caso me asustaban.

Esta vez habían sido más fuerte que otras veces, de hecho, quería encontrar una razón psicológica, por así decirlo, a esa pesadilla, pero no, sería imposible saber lo que quiere decir un sueño.

Muchas veces relacionaba mis pesadillas con lo que me pasaba a la mañana siguiente, y... digamos, acertaba algunas veces. Pero no lo tomé más que una tonta coincidencia. Mis pesadillas eran más frecuentes cada vez y no quería que una de ellas se volviera realidad. Y menos, aquella que tuve esa noche.

Antes de tomar mi lugar en el café, llegué a reportarme para no perder más tiempo y que digan que había llegado un poco tarde. Después me fui al baño, casi corriendo, pues no quería que me vieran con el aspecto de idiota zombi automático que caminaba a la nada. Estaba en lo cierto, mi cara era un total desastre, ojeras bajo los ojos solo indicaban que no había dormido en toda la noche. Así que sólo me eché agua en la cara, fría, para poder despertarme, aunque no funcionó del todo.

Tomé mi lugar junto con mi amigo y compañero de trabajo, Phill. Él era el cajero y yo el que tomaba las ordenes. Aunque a veces nos cambian de puesto, rara la vez.

― Tienes una cara que asustará a cualquiera que venga a aquí ―. Me dijo Phill muy serio mientras negaba con la cabeza, dando una aprobación a mi aspecto.

― Gracias, no lo había notado ―. Contesté con sarcasmo.

Me molesté un poco por la razón de que claramente sabía que tenía una cara de espanto y que él me recordara era más que un insulto.

// She looks so cool //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora