La fiesta estaba genial. No faltaba nadie, los pocos amigos que había hecho en Jacksonville estaban presentes.
Incluso Owen estaba ahí, pero como yo estaba en los brazos de Ikal, mantenía su distancia y yo estaba muy agradecida.
La mano de Ikal no soltaba mi cadera en ningún momento. Me presentó muchas personas, algunos eran proveedores del local, otros más amigos y clientes del estudio. Por primera vez, no me molestaba ser el centro de atención.
─¿Te está gustando la fiesta?─Preguntó Ethan cuando por fin Adam me había soltado.
─¡Me encanta! ─reí─ Nunca había tenido una fiesta sorpresa.
─¿En serio te sientes cómoda con estos tipos? ─Señalo a Dante, el cual era un chico de 30 años con el caballo rapado al estilo punk y el cuerpo entero lleno de tatuajes y perforaciones, ¿su más reciente adquisición? Un arete en el frenillo. Salude a Dante pero él estaba totalmente ebrio, demasiado cómo para responderme. ─¿En serio?
─Por supuesto. ─Bebí de mi reciente trago y seguí la dirección de Dante, que a pesar de su estado etílico, fue a dar a los brazos de su novia Carol, una chica punk amante de los tatuajes como él.
Pude captar gracias a eso cómo Némesis nos veía detenidamente a
Ethan y a mí. Alcé mi trago saludándola. Dio media vuelta y se perdió entre la gente.─¿A esa que le pasa? ─Susurró mi mejor amigo dando un trago a su
cerveza.─Ni idea. ─Finalicé.
Estuvimos buen rato platicando de todo y nada, hasta que Adam me abrazó por la espalda.
─Aquí estás, preciosa.
Instintivamente sonreí y abrace sus fuertes brazos. ─No he escapado.
Adam beso mi mejilla y miró a mi amigo. ─¿Te la robo un rato, amigo?
─Era la primera vez que no lo llamaba "Imbécil". ─Necesito a mi novia un momento.─Por supuesto. ─El modo en que Ethan contesto fue demasiado taciturno. Aún no confiaba en Ikal.
Lo deje en mi cocina rodeado de las personas más rudas que puede conocer. Yo me sentía cómoda ahí, Ethan era el que parecía no encajar.
Ikal me llevo escalera arriba, hasta que entramos a mi habitación. El fuerte sonido del rock pesado se amortiguaba por mi puerta fielmente cerrada.
─¿A que venimos a mi recamara?
─Tenía ganas de estar un tiempo a solas contigo. ─Me sonrió mi novio─ Desde que el imbécil está aquí no hemos tenido un tiempo juntos, solo tú y yo.
─Tú no cambias, Adam. ─Me le acerqué y lo bese apasionadamente.
Estaba más ebria de lo que pensaba.
Sus manos recorrieron mis costados sin dejar de besarme. ─Además, ─dijo sobre mis labios─ quería darte un regalo.
Me sentó en la cama y del bolsillo sacó una pequeña cajita. Me la puso entre las manos y se arrodillo frente a mí.
Por un momento el corazón me latió desenfrenado pensando la posibilidad de que me estuviera regalando un anillo de compromiso, pues la caja era tan pequeña que podría albergar la pequeña joya sin problema. Sin embargo preferí no especular y descubrir que era lo que Adam me había regalado.
─No es la gran cosa, pero al verlo pensé en ti.
Lo miré a los ojos sin decir nada, la intriga me mataba así que ni tarda ni perezosa me dispuse a desenvolver mi obsequio. Como dije era pequeño, una caja simple, dentro, reposaba un pequeño relicario en forma de corazón cubierto con un par de alas, de plata pura.
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Un Respiro Para El Alma
Teen Fiction¿Qué haces cuando sientes que tu vida te asfixia? ¿Cuándo ya no puedes más? ¿Qué haces cuando la vida que llevas mata tu espíritu? Solo se me ocurre una respuesta: Huir. Pero aunque huyas lejos, sabes que tienes que volver... Renata Stanford es una...