—Sígame, por favor— me dice la señorita de voz agradable y sutil, vestida con un traje sastre color arena y en su mano, una libreta.
La sigo por un pasillo que está al lado derecho del vestíbulo hasta llegar a una gran puerta de doble hoja hecha de ébano negro, la señorita cortésmente abre la puerta y deja que pase yo primero, la cierra y camina sigilosa hasta un escritorio de madera, sentado detrás de éste la persona a quien busco.
—Señor Devin— dice la asistente — él señor Evans.
—Gracias Helen— responde con voz seca un hombre rubio, delgado y de traje gris sin despegar la vista ni las manos del teclado de uno de los dos monitores que están a cada lado del escritorio.
Es hasta que la asistente se va que Shane alza la mirada para observarme de forma desdeñosa con esos ojos grises vacíos, carentes de luz. Sin dirigirme palabra alguna hace una seña con la mano para que tome asiento.
—Si me has dejado pasar ya sabes quien soy— le digo sin demostrar emoción alguna y me siento frente a él.
—Supones bien, eres el...amigo de Jordan. ¿Y en qué puedo ayudarte?— su expresión es impasible.
—A mi, en nada. He venido para exigirte que dejes a Jordan tranquila, te ha dejado varias veces en claro que no quiere saber de ti, pero parece que no logras entenderlo. Por eso es que estoy aquí, para hacértelo saber personalmente. No la molestes mas.
—¿Y quien demonios eres tú para venir aquí y exigirme? Porque sé muy bien que no eres nada de ella, no eres su novio. Ella sólo te ve como un buen...amigo— dice con tono de burla.
—Lo que soy de ella no es tu asunto.
Se recarga en la silla y ladea al cabeza—Pero lo es, conozco muy bien a Jordan, te estás tomando muchas atribuciones al llegar aquí y hablar por ella. Dime ¿sabe que viniste a verme?
—No lo sabe pero ese no es el problema. El problema aquí eres tú, lo único que haces es quedar como un verdadero idiota ante ella y los demás. Hazte un favor y desiste— me levanto de la silla y apoyo las manos sobre el escritorio, lo miro directo a los ojos con ganas de quererlo moler a golpes pero empleo todas mis fuerzas para no hacerlo —ella no va a regresar contigo nunca, no importa lo que hagas, que te quede claro.
Shane también se levanta y es alto pero también es más delgado, camina hasta pararse frente a mi. Él también está encabronado, se le cayó la mascara finalmente.
—Jordan fue mía por dos años, sé que todavía siente algo por mí.
—Exacto— le interrumpo —lo fue. Y tu fuiste un estúpido imbécil al dejarla ir. Ella no siente nada por tí, ahora supéralo de una vez.
—Nunca. Si, cometí un error pero ella me importa todavía y sé que yo aun le intereso aunque no lo diga, y eso te lo voy a demostrar.
—Estás loco hombre, no sabes cuando parar.
—Pararé cuando ella regrese conmigo.
—Ella nunca lo hará— doy unos pasos al frente y ahora estamos a centímetros —si continúas acosándola la próxima vez que te vea no estaré tranquilo como hoy ¿Entiendes?
—¿Es amenaza?— se ríe burlón.
—No. Yo jamás amenazo, no es mi estilo. Es una advertencia, ten cuidado.
—Tu ten cuidado, no me conoces, Alexander.
—Tampoco me conoces a mí.
—Ah, en eso te equivocas también— da unos pasos atrás para recargarse en su escritorio y se cruza de brazos, yo no muevo ni un centímetro —Veamos: Alexander William Evans, nacionalidad británica, veintinueve años, oficio...pintor— dice con desdén —¡Vamos! ¿Por qué crees que a Jordan no le interesas como hombre? No estás a su altura, pintorcillo.
—No me sorprende que hayas averiguado sobre mi, y a diferencia tuya, conozco a Jordan. Una de las tantas cosas que me fascinan de ella es que no es superficial, es mucho mas que eso. Y tus palabras no me denigran, te jactas de tu poderío y sin embargo no tuviste los suficientes pantalones para permanecer a su lado— ahora soy yo quien ríe —a mi no me engañas, Shane, sabes mejor que nadie que no eres suficiente hombre para ella, te dio miedo que descubriera la verdad sobre tí y por eso escogiste el camino fácil. Eres un farsante traidor.
—¡Cállate maldito hijo de puta!
Se abalanza sobre mí tomándome de la playera con las dos manos cerrándolas en puño sobre mi pecho, yo lo empujo con tal fuerza que se va hacia atrás cayendo precipitadamente sobre el escritorio tirando todo lo que está sobre él: los monitores caen al piso echando chispas a causa del impacto, el teléfono queda colgando de una de las esquinas del escritorio y del portalapices sale disparado el contenido de éste, todo haciendo un estruendo tal que la asistente llega minutos después abriendo ambos lados de la puerta alarmada.
—¡Señor! ¿¡Está usted bien!?— trata de ayudarlo pero él la aleja de mala manera y logra levantarse del escritorio. Shane tiene la respiración acelerada —llamaré a seguridad— le dice la asistente.
—No será necesario señorita, ya me voy— le respondo tranquilo, luego volteo a ver a Shane —estás advertido— doy media vuelta y camino a la puerta pensando que si me quedo por mas tiempo esto acabaría muy mal. Para el idiota de Shane.
—Antes de que te vayas quiero prevenirte algo— grita alterado.
Me paro y giro para mirarlo.
—Escucha bien lo que te voy a decir hijo de tu puta madre: Ella va a venir a buscarme, vendrá a mi y no vas a poder hacer nada para impedirlo— cierra sus manos en puño —te lo aseguro.
—Si eso llega a pasar no será porque esté enamorada de tí o quiera regresar contigo, será a razón de mentiras y trampas, como siempre lo haces, aprovechándote de que Jordan es una persona bondadosa e inocente. Sólo así ella te buscaría, te lo aseguro.
*Lo se es pequeño el capítulo pero espero que les guste. Muchas gracias por seguir aquí!!
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El amor de mi vida (Editando)
RomanceNueva York es el escenario de la vida de Jordan Parrish, joven de 24 años. Ella tiene todo lo que una mujer puede desear: es adinerada, inteligente, con un futuro brillante como médico de emergencias, tiene un departamento en Manhattan que comparte...