Ya era hora de salir. Los instrumentos y la combi estaban listos para ir. Pelu tocó la puerta. Mamá lo había invitado a pasar hasta mi cuarto.Yo estaba en cama fingiendo estar enferma.
- ¡Hola! -Dijo mientras abría la puerta.
- ¿Qué haces aquí? ¡No voy a ir! - Respondí amargada.
- Lo prometiste. - Se acercó hasta mí.
- No me siento bien, Pedro.
- ¿Pedro? - Rió. - ¿Es por lo que hablamos en la tarde?
- ¡Te dije que estoy enferma! - Me acurruqué contra la pared y le dí la espalda.
- ¡Sophie ni tu madre se creyó tu cuento! -Se cruzó de brazos al lado de mi cama. - ¡No seas caprichosa!
- ¡Vete, te están esperando!
- ¡Pues no! -Respondió enfadado- No me voy hasta que salgas de esa cama y vengas conmigo.
- ¡Dije que no voy a ir!
- ¡Yo tampoco! - Se sentó en la silla de mi escritorio cruzado de brazos. Giré a verlo.
- ¡¡¡Vete!!! -Grité. Se acercó a mi cama nuevamente.
-¡Solo por esta vez! -Suplicó. -Prometo que luego volveré a ignorarte como deseas.
- ¡No voy a ir, Pelu! -Me enfurecí.
- ¡A que si! -Sonrió tiernamente.
Sacó su teléfono y llamó a Pelanza. Le explicó que no quería levantarme de la cama y que estaba fingiendo estar enferma para no ir. Luego me pasó el teléfono y tuve que escuchar a Pedro regañándome para que vaya.
Sabía que no podía hacerle esto. No solo se lo había prometido a él, sino también a Thomas. Además tenía a Pelu lo más vulnerable posible rogándome para que fuera. ¿Cuándo vería eso de nuevo?
Finalmente tuve que dejar mi actuación y salir.
- ¿Puedes dejarme sola, o también tengo que vestirme delante de ti? -Dije irónica.
- ¡No te demores!
- ¡Ya vete! -Lo corrí y busqué mi ropa para cambiarme.
Pelu estaba abajo con mamá. No quería salir, pero tuve que darme prisa y bajar.
-¡Vamos! -Dije malhumorada.
- ¿Una sonrisita? -Pidió mamá.
- ¡Vamos antes de que me arrepienta! - Arrastré a Pelu de la mano hasta la puerta.
-¡Ok, ok!
- ¡Se ven tan lindos juntos! - Mamá no podía ser ella misma sin hacer un comentario de ese tipo.
- ¡Mamá! -reclamé. -¡Pelu ya, vámonos!
- ¡Adiós! - Se despidió Pelu.
Cuando salimos observé la calle y la combi que llevaría los instrumentos no estaba.
- ¿Qué pasó? - Pregunté desconcertada.
- ¡Vamos a ir en mi motocicleta! -Señaló sobre la vereda de su casa. - ¡Regalo de cumpleaños!
- ¡No pienso subir a esa cosa!
-¡Claro que sí! - Tomó mi mano y me arrastró hasta la motocicleta. - ¡Vamos!
-¡Tengo miedo! - Solté su mano.
- ¡Entonces abrázame! -Enarcó una ceja.
- ¡Voy a pedir un taxi!
- ¿Esperas que te ruegue? -Se cruzó de brazos.
Estaba aterrorizada, porque nunca había andado en una motocicleta, y tampoco sabía cómo era Pelu como conductor.
Subí detrás de él y me abracé a su cintura esperando que acabara rápido, bien o mal.Debo reconocer que no fue tan malo después de todo. Fue rápido, demasiado, pero por fin habíamos llegado sanos y salvos.
-¡Que quede claro que no voy a volver a subir en esta cosa! - Dije al bajar.
-¡Verás que si! - Respondió orgulloso.
Pelanza estaba esperándonos afuera, de brazos cruzados y no muy feliz. Más bien estaba furioso, desafiante y muy inquieto.
- ¿Dónde estaban? -Preguntó fastidioso.
- ¡Lo siento! -Se disculpó Pelu. - ¿Sabes lo que tarda en arreglarse?
Koba vino en seguida muy apurado y nervioso.
- ¡Tenemos que tocar chicos! - Arrastró a Pedro del brazo, esperando que Pelu los siguiera.
- ¡Corran! Voy a entrar en unos minutos.
-¿Segura? -Preguntó Pedro. - Espero que no falles.
-¡Tranquilos! -Sonreí.
Los chicos entraron. Me quedé fuera arreglando un poco mi cabello y luego pasé.Cuando entré ya estaban tocando.Me quedé cerca de la entrada escuchándolos y observando a lo lejos.Pelu no paraba de mirarme, o al menos eso sentía, y me ponía un tanto incómoda.Después de unas tres o cuatro canciones, bajaron y algunas chicas se acercaron a ellos. Aunque no era nada tan ovacionado, los chicos se hacían sentir en las calles o en algún teléfono y ya tenían su grupo pequeño de fans. Pelu se safó de las fans y vino hasta mí.
- ¿Te gustó? - Preguntó.
- ¡Si, fue lindo! -Sonreí.
- ¿Quieres tomar algo?
-¡No, gracias Pelu!
- ¡Vamos! -Insistió.
- Necesito hablar un momento con Pedro y quiero saludar a los chicos.
- Están ocupados. ¿No ves? Te invito algo y luego volvemos por ellos. -Jugó con mis dedos.
- ¡Está bien! - Me rendí.
Caminamos hasta la barra y Pelu pidió algo para ambos.
- ¿En serio quieres que te ignore? -No era buena forma de romper el hielo.
- ¡No en realidad! -Me sinceré.
-¿Entonces? -Preguntó confundido.
- ¡Es lo mejor!
- ¿Para quién? -Comenzó a jugar de nuevo.
- ¡Para ambos, ya!
-Puedo elegir lo que es mejor para mí, no necesito que decidas por mí.
- ¡Ok! - Respondí seca. -Pero yo elijo lo que es mejor para mí y por ahora no estás en mi lista de "cien cosas que me hacen bien".
- ¡Wow! - Rió. - ¿Tienes tal lista? -Se burló.
-¡Ni siquiera tienes un lugar entre mil de esas cosas!
- ¡De seguro estoy en alguna de tus tantas listas absurdas! - Carcajeó irónico.
- ¡Si, seguro! Claro que tienes un lugar en una de mis listas. -Me acerqué a su oído. -¡En la de "Personas que desearía no haber conocido jamás"!
Dejé a Pelu solo y me alejé de él.