Me empezaba a extrañar que no la encontrara en clase pero como siempre ha sido de metabolismo lento llega tarde.
Cinco minutos después de las presentaciones, cuando ya todos estamos sentados, entra Amy con la cara roja del esfuerzo y le entrega una nota a nuestro tutor, José. Noté sus ojos recorrer por la clase haber que sitio libre quedaba más cerca del mío.
Yo como durante toda nuestra infancia, le guardo el sitio que está justamente a mi lado, aunque también el de la derecha estaba libre pero que le vamos a hacer, es la costumbre. Y más elecciones no había. Desde los cinco años lo hemos hecho lo mismo, quién llega primera, el sitio elige y se queda. Después de la charla con la directora sobre los sitios… no hay mucho en donde elegir. La clase empezó aburrida, con un discurso de sobre como nos debemos comportar durante el curso, lo que haremos durante las clases con el, y los demás profesores… bla bla bla y lo que parece ser una hora más tarde antes de que toque el timbre de las 09:35, nos dice que llegará un chico nuevo y que nos debemos presentar antes de la siguiente clase.
Unos segundos más tarde petan a la puerta.
La directora Selim cuenta los tres asientos libres. Dos a la izquierda y uno a mi lado. Se pone tensa y nos mira a ambas asustada y por unos segundos me doy la satisfacción de disfrutar de la sensación de poder. Lo que le hicimos hace dos años no fue tan... tan malo. Amy hizo todo el trabajo yo solo vigilaba de que nadie nos oyera. Ella había entrado en el despacho de la directora para dejarle bien claro que a ambas no se nos podía separar. Por una disputa del profesor de Matemáticas y yo casi me hechan del instituto. Amy no me quiso contar nunca con que cosa la había chantajeado, no me tomé nunca las suficientes molestias de saberlo... eso había bastado para que durante estos dos años siguientes nos temiera.
Aparta la mirada trata de tranquilizarse sonriendo todavía más y dice que seamos amables y todo lo que se suele decir a la llegada de un alumno nuevo.
Mientras hablaba y yo me desconectaba totalmente imaginaba las infinitas formas, tamaños y vestimentas de nuestro nuevo compañero, lo único que capté es que se llamaba Nathaniel Shell.
El nombre del chico no me agradaba.Empezanos bien Grace.
Después de eso entra un chico. Piel pálida, ojos verdes intenso como los de mi abuela por parte de madre, pelo negro corto, no era muy delgado ya que los vaqueros sueltos y la camisa negra que llevaba se le ajustaban muy bien a los músculos, era alto, tenía el rostro... Una descarga electrica pasó por mi columna haciéndo que de nuevo pensara en esos okos verdes. No, si me fijaba bien podía ver que no eran los de mi abuela.... sino ... los de mis sueños. Como no me vío mirarlo con entusiasmo, miré a mí alrededor para ver la cara de los demás. Las chicas, como de costumbre de que cada vez que algún tío bueno llegaba al instituto o entrara en clase a todas se le quedaba la cara babada. Los chicos, se notaban los celos y la tensión de quien se quedaba con el nuevo.
Era guapo, sí, pero seguramente se uniría al grupo de los más populares y casi ninguna chica tendrá acceso a él. Al estar distraída, capté un movimiento de su mano hacia mi lado. Señaló el sitio que hay al otro lado de mi mesa para que fuera su nuevo asiento y podía oir la burla de Amy en mi cabeza ¨el chico nuevo te ha elejido¨con su vocecita dulce, pero aún casi de niña pequeña.
No me gusta ni quiero tener nada que ver con él. Por alguna extraña razón… no me inspira mucha seguridad. Mis sueños parecían haber sido profanados por una cosa parecida a un chico.La clase siguiente empezó a gritos, mis compañeros y los de otras aulas se levantaban para saludarse y todos los alumnos se mezclaban... todos excepto Amy y yo.
Verdes...seguía con esa imagen en la cabeza.
Como luego teníamos clase en nuestra aula, decidí darle la espalda a Nathaniel. Sus ojos ahora me producían cierta ansia de volver a casa y dormir para verlos bien. A medida que me giraba sentía que alguien me miraba. Había sido una mala decisión. Cuando llegué a verle me sonrió lobunamente. Solamente me dio un poquito de pánico que un chico hiciera eso, y más siendo un él. Joder… mis nsrvios estaban a flor de piel de nuevo y un sudor frío recorría mi espalda.
Pero algo me salvó. Un brazo se posó en mis hombros y Amy me sonreía haciendo una mueca al nuevo.
-Grace Brawn, venga un segundo.- Nuestro tutor José levantó un dedo hacía mí dirigiéndose fuera del aula. Me levante diciendole con la mirada a Amy <<Como hicieras algo y me culpen te mato>> y en respuesta levanto las manos.-¿Hice algo malo?- era lo primero que dije al pisar el pasillo azul y blanco.
Estúpida.
José se rió. Yo mostré confusión.
- No tenemos a nadie más adecuado que tu para este pequeño trabajillo. Cuidar de Nathaniel Shell. Es nuevo y solo una alumna sobresaliente como tú puede llevarle por el buen camino. – volvió a sonreír y se marchó dejándome con la palabra en la boca.
Cuidar de Nathaniel Shell.
No, me niego. Quizá esto me cueste el curso entero pero… un mareo repentino hizo que me apoyara contra la pared.
-Señorita Grace, para clase.
Miré hacia la voz y detrás de mi tenía a la profesora más retorcida y malévola del instituto… la profesora de Gimnasia: Cristina Laies.
-Si señora-. Dije con voz baja y aguda a la vez que entraba por la puerta.
Lo que me espera…
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Palabras perdidas.
RandomNo siempre los actos que cometemos tienen que ser perfectos. Nadie lo es. Ni siquiera Grace Brown.