El Reencuentro

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Eran las 8:00 a.m. cuando sonó mi móvil, era un mensaje de Marcus. "El vuelo se retrasó una hora, debo de llegar a las 10:30 a.m. Esto apesta, hermano!".

Salté de la cama y fui directo al baño.

Luego de cambiarme de ropa y pasar 30 minutos en la ducha, fui a la cocina. Aún tenía tiempo de sobra antes de recoger a Marcus al Aeropuerto. Abrí las despensas en busca de algo para desayunar, para mi sorpresa estaba todo vacío, acababa de mudarme apenas ayer, ¿Cómo pude ser tan tonto y no comprar comida una vez llegué? Fui al ascensor y bajé rápidamente al estacionamiento, encendí el Mustang 64 negro que me había dejado mi padre en la herencia y fui al K-Mart más cercano, pues estaba a solo unas calles de mi departamento, pasando la estación de bomberos y la central de policía.

Al llegar, me estacioné en un lugar apartado, apagué el motor y me dirigí directo a la entrada. Aquel supermercado estaba rodeado de árboles, había una caseta situada en la entrada del estacionamiento, seguida de árboles y flores de todos los colores. En la entraba había unas palmeras y unas niñas exploradoras vestidas con su traje vendiendo galletas.

Entré por las grandes puertas de aquel supermercado y agarré uno de los carritos de compras. Luego de llenar todo el carrito con comida y una que otra chuchería me dirigía la caja a pagar cuando sonó mi móvil, Marcus estaba llamando.

— ¡HERMANO!

— ¿Cómo estás, hermano?

— Cansado, acabo de llegar. Estoy en una cafetería del aeropuerto. Extrañaba el café que hacían aquí en Pensilvania

— ¿Ya estás aquí? Pero se supone que tendría que buscarte en una hora

— Mentí sobre el retraso del avión, quería darte una sorpresa.

— Vaya que ha sido una sorpresa. —Dije mientras le daba la tarjeta de débito a la cajera. —Te pasaré buscando en 20 minutos una vez termine de hacer las compras.

— Vale.

Luego de pagar, salí corriendo al auto, abrí el maletero para meter las cosas y me fui directamente al aeropuerto. Conduje por la autopista hasta que, luego de 30 minutos, llegué. No había señales de Marcus por ningún lado, hasta que recordé que me dijo que estaba en una cafetería en el aeropuerto. Sonó de nuevo mi celular: "Mira a tu izquierda, idiota". Giré hacia mi izquierda y ahí estaba Marcus sosteniendo un cappuccino y mirándome mientras guardaba su móvil en el bolsillo trasero del pantalón negro que llevaba puesto, se acercó dando grandes pasos, en cuestión de segundos ya había llegado a donde estaba yo.

— Pensé que al menos te alegraría que estuviera ya aquí —Dijo Marcus.

— ¡¿A QUIEN NO LE ALEGRA VER A SU MEJOR AMIGO LUEGO DE PASAR AÑOS EN UN TONTO HOSPITAL?!

No veía a Marcus desde los 11 años cuando sus padres lo llevaron a visitarme al hospital psiquiátrico. Ha cambiado mucho desde entonces. Ya no es aquel niño pequeño que solía ser, ahora era mucho más alto y, aparentemente, hacia ejercicio. Siempre había utilizado lentes, pero esta vez no los traía puestos. Su cabello era castaño y sus ojos marrones claros le hacían juego.

Llevaba una suéter gris con el logo de su banda. Sí, Marcus tiene una banda, Pillöt Phenomenön. Era vocalista de ésta. Estaba integrada por cuatro personas:

Xavier Malia: Guitarrista

James Harrison: Baterista

Marcus Wood: Vocalista

Gus Freefall: Bajista

Hacían conciertos, giras, firmaban autógrafos, tenían fans. Quien diría que Marcus, el chico callado del vecindario, el que huía de las chicas cuando se le acercaban, se convertiría en lo que es ahora, una estrella del rock.

Tal vez estemos destinados a grandes cosas, sólo que no sabemos cuándo sucederán y mucho menos si será lo que esperamos.

Marcus y yo fuimos al departamento aun inundado de cajas y pusimos todo en la mesa.

— ¿Con qué aquí es donde vives ahora? —Dijo examinando el departamento.

— Si, muy grande para mí gusto, pero es acogedor.

Sacó de su bolso algo que me pareció que fue un regalo y me lo entregó. Lo abrí y era su nuevo disco musical, no saldrías hasta enero de 2016

— Sabía que te gustaría, solo no lo piratees, eh.

Escuchamos su nuevo disco titulado: Letters of an Phenomenön mientras desayunábamos un Omelette que hice para Marcus y para mí. Terminamos de desayunar y acomodamos toda la mudanza mientras seguía sonando su disco.

Eran las 2:00 p.m y por fin habíamos terminado de acomodar todo. La sala estaba muy acogedora, los muebles estaban bien distribuidos y la mesita estaba en su lugar. Habíamos incluso guindado unos cuadros que mi madre atesoraba, eran muy coloridos y espectaculares. Una de las pinturas había sido hecha por mi madre y la otra había sido hecha por su madre. La primera pintura era arte abstracto, a mi madre siempre le gustó lo diferente... aunque pensándolo bien, ¿Quién no ama lo diferente? La pintura era sobre un rosal, pero había algo particular en este rosal, los tallos de estas rosas eran dedos mutilados mientras una luna brillante en el cielo reflejaba una sombra, la sombra era una persona.

El segundo cuadro era algo más abstracto y un tanto confuso, era una pintura de unos edificios que se fundían con el lago. Por un momento pensé que era una pintura referente a El Mago de Oz.

Mi habitación estaba completamente acomodada. El desastre de la noche anterior había desaparecido por completo, había colocado el televisor en uno de los muebles con la ayuda de Marcus. Los libros estaban completamente distribuidos por toda la repisa. Después fuimos a colocar el televisor de Marcus. Su habitación era grande, no tanto como la mía, pero si lo suficiente. Una vez instalado el televisor en uno de los muebles sobrantes digo

— Deberíamos tomarnos un descanso e ir a comer

— Sí, por qué no.

— Conozco un lugar, vamos. —Bajamos los 12 pisos en el ascensor, fuimos al estacionamiento y tan pronto estuvimos dentro del auto nos dirigimos directo a Freddy & Tony's.

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⏰ Última actualización: Aug 30, 2015 ⏰

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