Capítulo 7

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Narra Justin

Dejé a Patricia en la cama y bajé a ver a mi madre. Esta situación no nos gusta a ninguno de los dos pero es lo que nos queda en cierto punto.

—Mamá, ¿estás bien?—dije entrando en la cocina.

—Si hijo—dijo regalándome una sonrisa—. Solo que toda esta situación me entristece.

—A mí también, mamá—dije bajando la mirada al suelo—. Voy al coche a buscar la maleta de Patricia.

—Vale hijo. Yo estaré aquí—dijo mientras yo salía.

Caminé al coche y tomé la maleta de Patricia para dirigirme a su cuarto. En silencio entré en la habitación y posé la maleta en una esquina. Sonreí al ver la manera tan angelical en la que ella dormía.

Bajé al comedor, en el que se encontraban dos platos. Me senté y mi madre sirvió la cena en silencio. Nadie dijo nada en el transcurso de la cena. Subí a mi cuarto, me puse el pijama y de inmediato, el sueño invadió mi mente.

A la mañana siguiente, desperté por el molesto sonido del despertador de mi teléfono. Hice mi rutina diaria y bajé a desayunar. Cuando llegué, Patricia ya estaba en la cocina.

—Hola mamá—le di un beso en la mejilla.

—Hola Patricia—le di un beso en la cabeza.

Desayunamos hablando del instituto y enseguida salimos por la puerta.
Llegamos al instituto y entramos. Sin darme cuenta, la había cogido de la mano.

—Hola Justy—dijo Celia al verme.

—Celia lárgate—dije.

—¿Qué haces con esa marginada?—preguntó con voz histérica y mirando a Patricia con asco.

—Ella es Patricia y es mi amiga—dije comenzando a ponerme enfadado. Miré a Patricia y pude notar que sus mejillas estaban rojas.

—Que más da como se llame. Ella es la marginada.

—Ella es mi amiga y no es ninguna marginada. Si no quieres aceptarlo, tal vez deberías alejarte y dejarnos en paz.

Celia se fue reprochando y diciendo cosas incoherentes.

Patricia y yo caminamos hasta nuestros casilleros y cogimos los libros para la asignatura que nos tocaban. Compartíamos clase así que teníamos historia.

Las clases hasta la hora del recreo (receso o descanso) pasaron rápido. Salimos de clase hasta las taquillas y fuimos a la cafetería por algo de comer. Después salimos al patio y Alfredo se acercó a nosotros.

—Hola Justin—dijo con una sonrisa.

-Hola Alfre—le devolví la sonrisa.

—Tú debes ser Patricia. La chica que trae loco a Bieber—no pude evitar notar como su cara se puso roja.

—Si soy yo—la vi sonreír.

El recreo pasó enseguida y Alfredo había hecho buenas migas con Patricia.
Las clases siguientes pasaron rápido. Fuimos a casa. Ella ya se había acostumbrado a que mi casa sería su casa. Comimos y nos pusimos a hacer la tarea. Pocos minutos después, entró mi hermano Jaxon entró en la sala.

—¡Justin! ¡Justin! ¡Justin!—dijo gritando.

—Hola peque—dije mientras lo cargaba.

—¿Quién es ella?—dijo señalando a Patricia con su pequeño dedito.

—Ella es Patricia, una amiga de clase. Se está quedando en casa una larga temporada—dije con una pequeña sonrisa.

—Aaaah—dijo él. Patricia solo sonrió de manera tierna.

—¿Papá está abajo?—pregunté.

—Si—respondió él.

Miré a Patricia y bajamos juntos hacia el salón. Consideré que debía tomar este momento en el que todos estábamos en casa para decir una cosa muy importante y que llevo algo de tiempo con ganas de decir.

Alone (Sola)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora