Has logrado llegar hasta aquí. Lo has conseguido. No te acuerdas exactamente cómo haa llegado hasta aquí, los detalles son borrosos, pero estás decidida a a terminar con esto de una vez. Estás de pie en la puerta, mirándola, tienes el peor dolor de cabeza, las sienes te duelen, extendiendo el dolor al resto de tu cabeza, como un recordatorio constante de tu estupidez. La estupidez de tomar más pastillas de las que deberías, pero has llegado hasta aquí por lo menos. No te sientes diferente en realidad, sólo tienes dolor de cabeza. Todo lo demás parece lo mismo, te sientes como si estuvieras caminando como un zombi, sin ningún tipo de pensamiento o emoción, excepto cuando estás con ella, siempre estarás viva cuando estás con Brittany.
No eres estúpida, pero no sabes los riesgos o incluso el tiempo que necesitan las píldoras para generarte consecuencias, piensas que puede ser luego de un par de semanas pero de alguna manera te sientes mejor tomando más en los días que las cosas pueden llegar a ser mas inestables. Hoy, por ejemplo, es el "cuarto día", asique tomaste cuatro pastillas esta mañana, ayer también tomaste cuatro, porque era un lunes. El resto de los días tomas la dosis de siempre lo que debes tomar, pero a veces te tomas dos, tal vez tres, pero no más de cuatro. Los dolores de cabeza son los peores en los dias donde tomas cuatro pastillas.
Estás de pie fuera del apartamento de ustedes, bueno, supones que ahora es solo el apartamento de Sam, el lugar que alguna vez llamaste tu hogar, es una mierda hace unas semanas seguías llamando a este lugar tu hogar y ahora vas a llamar la puerta como si fueras una maldita extraña. Ya estás viviendo en otro lugar, con otra persona, todo se está moviendo demasiado rápido. Te sientes como si vas en la dirección correcta, pero es demasiado rápido, desearías que tu vida tenga un botón de pausa. Te ríes amargamente ante la idea, tal vez un botón para volver atrás sería más apropiado. A veces te sientes como si tal vez el botón de pausa sería la mejor opción para presionar.
Golpea con los nudillos suavemente la puerta, esperando que nadie responda ni oiga. Se oyen pasos y tu estómago se comprime. La puerta principal de tu antigua casa se abre y tu ex prometido está ahora de pie en frente de ti.
Tu mandibula de cae un poco - porque, básicamente, ves a un vagabundo. Sam esta de pie sin vida delante de ti, con los ojos hinchados y cansados, ahora con el pelo largo sin lavar y alrededor de su rostro palído y deprimido hay una horrible barba.
-Santana..-abre la boca, los ojos cobran vida. Parece sorprendido de verte.
-Hola...-intentas sonreir débilmente-..Uhm, ¿puedo entrar?..
-Uh-..- tartamudea, es evidente que aún no comprende del todo porque estás aquí, delante de él, -..v-vamos pasa..-, responde, saliendo del camino y haciendo señas a través del umbral para que ingreses.
Caminas por él, sintiéndote torpe, entras en la sala de estar y te quedas de pie, no te sientes digna de sentarte en este lugar, en su lugar.
-Uh, nuevo look?...-le preguntas dando una risa nerviosa cuando el se acerca. Su pelo es tan largo que ahora se lo mete detrás de las orejas un poco, nunca lo has visto tan diferente.
Él se encoge de hombros y frunce el ceño, no con enojo, sino más triste, abatido. -...¿Qué haces aquí?...
-Yo ... no lo sé, para ser honesta..-admite en voz baja.
-Tu suéter es raro...- murmura.
-Oh...-sientes tus mejillas caliente porque estás llevando el jersey de lagarto que Britany ha hecho para ti, pero el no tiene por qué saberlo. Decides dejarte de rodeos y rápidamente dices a lo que viniste-...Mira, yo deje un par de cosas aquí, y creo que también me fui de aquí tan rápido que debes tener algunas preguntas..
