Todo comenzó un martes. Me estaba despidiendo de mi amiga Murai, la única persona que pude hablarle con algo de confianza. Iba directo a mi casa, mientras veía a las personas que caminaban por ahí. Muchas de esas personas tenían reflejado en su rostro una sonrisa, que hace mucho no se dibujaba en mis labios.
Intentando ignorar la gente de mi alrededor, llegué por fin a mi casa; si tuviera otro lugar al cual ir en vez de esta casa, me iría.
—Llegué...— Avisé al entrar, para que nadie diga al menos un "Bienvenida a casa". Miré al rededor a ver si alguien se dignaba a saludar o aunque sea mirarme, o un "Ah... ya llegaste..." por mas desganado que fuese.
Cuando verifiqué que a nadie le importaba mi llegada, como siempre, dejé mi abrigo en el perchero y me asomé por la sala de estar. Mi madre estaba en el baño maquillándose, y mi padre tranquilamente tirado en el sofá mirando la TV con ropa de vestir. Parece que se estaban preparando para salir a algún lado, y como era sabido, no me avisaron nada. Sin cotar nada, me alejé de ahí, y me encaminé hacia la escalera, donde me dirigí a mi habitación.
Abrí la puerta de la nombrada. Aburrida, como siempre. Sin color, ni aroma a nada. Sin recuadros con fotos, para mi es una extrañeza ver fotos familiares en esta casa.
Me adentré al cuarto, dejando la mochila por algún lugar. Me tiré en mi cama boca arriba, cansada. Cansada de no hacer mas que estudiar, comer y dormir. Mi vida no tenía ninguna emoción, ninguna aventura.
Me quedé unos minutos ahí con mi mirada perdida en el techo, cuando recordé que tenía deberes que hacer del colegio; al menos algo tenía que hacer. Tomé las cosas para poder realizar mis deberes, tenía que recortar de algún periódico casos de asesinatos, así que tome la tijera y unos periódicos que tenía.
Cuando ya tenía lo necesario e iba a empezar, escuché el motor del auto de mi padre.
—Ya se han ido...— Dije a la nada mirando hacia la puerta la cual estaba cerrada.
Sin darle mucha importancia, volví a lo mío.
Dí un gran sobresalto cuando escuché la puerta abrirse de par en par golpeando la pared, y un chico que gritaba.
—¡Eh, tú!— No era nadie mas que mi hermano Waru, un chico de 3 años más que yo, castaño claro de ojos anaranjados.—¡¿Cuantas veces ya te lo he dicho?!— Con furia volvió a gritar.
—¿Qué es lo que te pasa ahora?— Contesté tranquilamente, volviendo a lo que estaba haciendo desde un principio.
—¡No te hagas la inocente! ¡¿Porque tocaste mis vídeo juegos?!— Exaltado de furia, caminó hacia mi señalando a dirección de su habitación.
—No toque nada tuyo, ¿Por qué lo haría?— Aún sin mirarlo, tratando de concentrarme en mi tarea.
—¡Ah, sí, claro! ¡Las cosas no se mueven solas, ¿Sabes?!— Gritoneó en mi oído haciendo que casi me quede sorda. Él siempre era así, pero hoy estaba más insoportable que de costumbre.
Lo ignoré. No me importa quien haya tocado su estúpido vídeo juego.
—¡OYE! ¡¡te estoy hablando!!— Me golpeó en la cabeza, no tan fuerte, pero suficiente como para fruncir más de lo normal mi ceño y encoger mis hombros de manera tensa.
—¡TE DIJE QUE NO LO HICE!— Exploté en un grito, e hice un movimiento dinámico levantándome de la silla, golpeando mi puño en su cuello.
Waru soltó un grito ahogado que nunca escuche de él. En mi puño, que aún estaba en su cuello, sentí como un líquido se esparcía. De pronto, abrí mis ojos de par en par, cuando quité mi puño de su cuello dejando ver que le había clavado la tijera con la que estaba haciendo mis deberes.
Dí unos rápidos pasos hacia atrás, dejando escuchar unos gemidos de terror, mientras que el tajo hecho por la tijera que yo clavé, manchaba la habitación y salpicaba mi vestimenta de sangre.... mi misma sangre. También presencie como Waru tosía sangre de su boca manchando su rostro de rojo. Lágrimas que resbalaban por sus mejillas y sus ojos llenos de desesperación, intentando detener el sangrado con sus manos, cosa imposible.
El cuerpo de mi hermano cayó al suelo, esparciendo más sangre en el suelo, dejando un gran charco. Yo solo lo analicé con la mirada, intentando procesar lo ocurrido.
Giré mi cabeza hacia mi derecha en donde había un espejo y me detuve a observarme. Lo primero que note fue la sangre en todo mi rostro. Pero lo mas notorio fueron mis ojos. Ya no eran anaranjados, eran mas bien rojizos, es como si la misma sangre de mi hermano hubiese tintado mis ojos, los cuales habían perdido el poco brillo que siempre tenían, y mis pupilas casi no se distinguían. Estaba al borde del llanto, pero algo no me lo permitía.
Volví mi vista hacia aquel cuerpo que yacía en medio de mi cuarto, con una mirada perdida, se encontraba pálido ya, y su fisura ya se veía algo negra, aún con algo de sangre brotando. Extendí mi mano temblorosa hasta su pecho. La apoyé unos segundos para darme cuenta de que ya no palpitaba. Rápidamente quité mi mano y retrocedí unos pasos aterrada, igual que mi mirada.
—No..... No puede ser..... Lo.... ¿Lo mate?....— Un hilo de voz se escucho al yo hablar —F-Fue un accidente... ¿Verdad?......¡¿Verdad?!— Me encontraba desesperada, sin saber qué hacer o a qué acudir.
Lo único que se me ocurrió fue correr. Correr hacia la parte de atrás de mi casa, en donde había como un pequeño "Refugio" abandonado. Me metí ahí adentro y me senté en una esquina abrazando mis rodillas aterrorizada por lo que pueda pasar después.
—S... Solo fue un accidente.... Yo no quise hacerlo...— Temblaba sin parar. Sentía mucho miedo, terror, dolor... Pero aún no caía ninguna lágrima de mis ojos. El olor del ADN de mi hermano no ayudaba en mucho, ademas de que largaba un hedor repugnante, pero eso era lo que menos importaba.
Era raro, hay uno de los tantos sentimientos que padezco en ese momento, que nunca pensé que podría sentir en una situación así................ Satisfacción.
—¿Fue un accidente? ¿Yo no quise hacerlo?— Eran las únicas dos preguntas que rondaron por smi mente hasta el final de la noche.
......Ya no mas insultos......
......Ya no mas golpes......
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Los Quiero a Todos... Muertos
Short StorySe trata de un relato de una chica, Shitsu, que, por un pequeño suceso, le emergen nuevas actitudes psicópatas. ¡ADVERTENCIA! En esta historia se puede contener escenas de violencia explícita. Si eres muy sensible o no te agrada, te pido por favor n...