(30) Los aguinaldos

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Mis compañeros del trabajo estuvieron de insistentes en que, ya que no iba a haber posada este año, por lo menos deberíamos irnos a comer por ahí. Yadira comenzó a rajatabla su insistencia. "Antes estabas obsesionada con Chillis y ahora ni pío". La verdad es que no me había pasado por la cabeza volver a Chillis para encontrarme con Alexis (y en el fondo, lo creo, temer verla coqueteando con alguien más porque, bueno, somos un free ok?) y no saber medir mi comunicación no verbal que consiste en enrojecerme la cara, y ponerme nerviosa. Así que fuí tajante, como ella: "Desde que mi hijo de cuatro llantas me ha reclamado cariño se me han quitado las ganas". No me lo creyó, la desventaja de que nunca me tomen en serio. "Ay, tú María Cantú" me dijo haciendo aspavientos con las manos y yendose a la copiadora. Mandee con esa contestación de primaria? Quedamos en irnos a algún lugar bonito en vísperas de año nuevo. 


El mejor momento llegó cuando Bety, al fin del Opus, nos hizo acomodarnos en círculo y rezar una oración por las fiestas y el año laboral desequilibrado que tuvimos. Después cerró los ojos y se sumió en un trance para decir el Padre Nuestro, yo trataba de no reír, mi única motivación era el sobre manila con mi nombre abajo de la preciosa palabra: Aguinaldo. ¡Oh, cuanto lo necesitaba!Pero abrí un poco los ojos antes de llegar al final para darme cuenta que la barbera de Verónica estaba cerrándo los ojos y frunciendo el rostro como hacen los cristianos al rezar, esa zorra que no es capaz ni de prestarte cinco pesos para el ticket del estacionamiento.


Le llamé a Vanessa para decirle que iría a comprar algunos regalos. No dijo nada. Antes teníamos la delicadeza de por lo menos comprarlos juntas pero ahora ni siquiera tenemos el interés. Y la verdad es que estoy en un punto en el que no la soporto. Me cuesta mucho trabajo sobrellevar esta relación, siento que en vez de disfrutarla la padezco. Mi principal motor era comprar la trompeta de Alexis, quería ser yo la que se la regalara, ya saben, el regalo chingón para que nunca me olvide y así. Y cuanta razón tenía, no son tan baratas. Tenía tantos pendientes que no creía llegar al final del día. Vane tuvo la osadía de mandarme un sms "No olvides a Rudy" WTF con ella! Pero como soy una mandilona de primera después de comprar para Alexis, Paty, Vanessa, Lucía, Antoniela y mis amigas tuve que pasar de último momento a sufrir con las filas de Chedraui por un hueso de plástico de esos pedorros para Rudy. Y diga que le fue bien.


También llegué a casa de Sarah para dejarle unas galletas de mantequilla. Erika y ella me hicieron pasar muy amenas. Aurora ya tiene 3 años y estaba vestida de duende. Su departamento es tan cálido y luminoso que no sé, dan ganas de entrar y no salir. A diferencia de la ratonera carcelaria en la que estoy viviendo yo y en la que ya no cabemos. Tienen dos gatos: Madalena y Otto que estaban acostados en la sala. "Estos días son infernales, Cass" dijo Erika sentándose en la sala conmigo. Abrió las galletas y me ofreció una. "¡Qué empiece la gula!" le dije bien socarrona. "¿Otra vez los complejos y las lonjas?" me dijo Sarah desde la cocina, de donde salió con tres tazas. "Dime que es un infierno vivir con una terapeuta". Erika es tan hermosa, hasta cuando se ríe. "Lo hace por joderte". "Creeme que si no la conociera tanto, me lo tomaría muy apecho. ¡Qué culpa tengo yo de estar acomplejada de mis piernas!" alce la voz como queriendo sonar muy segura, pero Sarah ya se conoce ese truco. 


"Como todas las mujeres" me dijo Erika. "No, no todas, las dykes nunca se acomplejan de nada. Ya sé que son como batillos, pero, guey, ellas como que siempre se aceptan chido". "¡Hasta crees! Tengo una paciente dyke que se ha operado la nariz tres veces" me dijo Sarah. "Ay, no ella ya está enferma, guey, pero yo no conozco una dyke acomplejada". "Te falta conocer de todo, Cass". Intenten ganarle a una psico y no van a poder. Una hora después llegué al departamento y escondí los regalos (obvio que la trompeta se quedó en el coche envuelta en tres suéteres). Lo íbamos a pasar en casa de Vanessa porque Paty no se fue a Monterrey, según ella primero muerta que llegar con la noticia del divorcio y hecha un bulto. Yo pensaba en que Alexis lo iba a pasar con su amigo el del departamento, nada más ellos dos. Y en que no podría entregarle su regalo hasta el 26. Mandé felicitaciones por correo electrónico a los lejanos. Nereida está obsesionada con una tuitera, y aquella se va a dañar mal pedo, y no voy a estar ahí para aterrizarla. Renata se iba a quedar en su depa navegando en internet mientras que yo hubiera deseado quedarme igual.  


Años sin hacer nada (Tema lesbico)-completo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora