día veinticinco.

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Y mientras el agua fría cae por mi pelo y eriza todos y cada unos de los vellos de mi cuerpo, suena nuestra canción.
Y mientras la oscuridad inhunda mi habitación y la soledad baila bajo mis sábanas, suena nuestra canción.
Mientras las lágrimas caen sobre mis mejillas, esas con besos impresos de sentimientos presos, de todos y cada uno de nuestros miedos, suena nuestra canción.  Mientras la tristeza ciega mi alegre mirada hasta volverla gris y fría, mientras, suena nuestra canción. Esos suaves movimientos al compás de nuestros latidos, sístole, diástole, se desangran mis ventrículos.
Suena, cada vez mas fuerte, nuestra canción.

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