008. Buenas vibras para desayunar

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—¿Estás diciéndome qué nunca habías comido un hot dog con mostaza dulce, piña y queso mozarella de desayuno?

—Creo que eso es precisamente lo que quiero decir con, eres un asqueroso, no sé cómo puedes tragarte esa cosa, Carl.

—Lo dices por envidia, mi desayuno es mucho mejor que el tuyo—miró a mi plato que se encontraba frente a sus narices—Es aburrido.

—Al menos mi desayuno no grita colitis temprana—respondí con ironía. Carl rodó sus ojos, un gesto típico mío que de vez en cuando solía imitar. Se terminó su hot dog de una sola mordida. Mi papá se asomó por la cocina, nos dio un zape a los dos y soltó una risita al ver nuestro sobresalto.

Tomó una manzana del refrigerador e hizo un baile que consistía en moverse de un lado a otro y sacudir las caderas. Aparté mi vista, por mí propio bien y el de mis ojos.

—Buenos días, ruiseñores. ¿Listos para la aventura llamada Titaniumville?

—Si con aventura se refieres a relacionarme socialmente con gente que probablemente no recordaré ni me recordarán una vez que salgamos de la escuela. Sí, estoy perfectamente lista—Solté con una sonrisa de oreja a oreja terriblemente irónica, Lenny me mandó una mirada de soslayo al igual que Carl.

¿Por qué todos me miraban así?

—No tienes que ser la señorita negativa todos los días, un respiro de positivismo no te haría daño, rubia—mencionó Carl.

—Estoy de acuerdo con el güero—secundó Lenny, a lo que Carl y yo nos giramos a verlo con una clara interrogante en nuestros rostros—¿Qué? Sí está güero.

Me limité a sonreír mientras tomaba mi bolso del sofá y guardaba mis llaves en esta misma. Lenny bien me dijo, si se te pierde este primer par yo misma tendré que pagar por el repuesto y no estaba en mis planes gastar más de lo necesario. Carl me dio una palmada en el hombro dándome a entender que ya estaba listo, él a diferencia mía iba decidido a realmente aventarse de lleno en el barco escolar. No era algo que a mí me interesara mucho, ni en Lordesville ni aquí; sin embargo un par de contactos no me vendrían mal.

—¿Por qué elegiste usar precisamente una chaqueta de cuero cuando estamos a treinta y cinco grados?—le pregunté a lo que él se la acomodó de forma coqueta y me guiñó un ojo.

Acercó su pulgar a mi barbilla, le golpeé la mano de forma amistosa en lo que soltaba una risa nerviosa. Cualquier toque de cualquier persona solía sacarme de mis casillas, prefería evitarlo.

Adiós deportes de contacto.

—Así que la elegiste y nombraste como tu chaqueta para ligar.

—Tú más que nadie sabes que no se me da coquetear, soy pésimo en eso. Así que yo diría más como que me preocupo por tener una buena primera presentación.

—Hacer una entrada triunfal

—E impactar—complementó chasqueando su lengua y colgándose la mochila al hombro. Lenny hizo sonar el claxon dos veces y así fue como nos dimos cuenta que había llegado el momento de afrontar la realidad.

Titaniumhigh era una escuela común y corriente, no como las de las películas románticas que pareces mansiones totalmente limpias y libres de cualquier problema, si no más bien como una institución real. Con chicos que lucen como de los que a veces se escabullen en los baños para echarse un porro o una cosa por ese estilo, hay las típicas chicas que parecen modelos que se dieron una escapada de las revistas para aprender a sumar, unos cuántos son personas que no tienen relevancia y esperaba poder mezclarme entre ellos.

Fotógrafa de Sonrisas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora