Capitulo 39: Solo él

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El día siguiente, Pali me hace pasarlo entero con ella, porque "se lo debo por quedar con Mason". Palabras suyas.

La verdad es que no nos movemos de su casa, donde nos dedicamos a comer helado, chocolate y patatas fritas, a ver películas y a hablar también de puras tonterías.

La voy a echar tanto de menos.

Por la noche, llego a casa muy cansada. Una vez en mi habitación, desbloqueo la pantalla de mi móvil para ver la hora, aunque en vez de eso, me quedo mirando mi foto de fondo.

En ella, salimos Dean y yo en la playa, yo subida sobre sus hombros riendo como loca y el mirando hacia mi con una sonrisa.

Inmediatamente, mis labios se estiran formando otra. Hace dos días que no le veo.

Podreis pensar que soy exagerada o algo, pero solo me quedan dos días aquí, pues han adelantado nuestro vuelo, quitandome un día. Injusto como el mundo parece querer ir en mi contra.

Tan solo dos días. Y quiero pasarlos con él.

Me tiro al lado de Teddy sin abrir la cama y contemplo el techo. Ojalá pudiera retroceder en el tiempo y volver al principio del verano, y volver a repetirlo. Viviría todo lo malo de nuevo con tal de volver a vivir aquellos momentos en los que tan bien me lo pasé.

Pero como todo, el verano también se acaba.

Suspiro frustrada.

Cuando vuelva, me quedará una semana nada más, y después tendré que empezar la universidad.

Unos golpes en la ventana me sobresaltan, sacandome de mis pensamientos.

Me quedo en silencio, pues ya no suenan más golpes, quizás lo haya imaginado. Apenas treinta segundos después, otro golpe suena en la ventana del pequeño balcón.

Extrañada, camino hasta este y abro las puertas, para ver unas manos colgadas de las barras.

Suelto un grito, ¡alguien se está colando en mi habitación!

-Shh, soy yo -dice Dean con esfuerzo, pasando una pierna por encima de la barandilla.

-Idiota, me has asustado -digo, pero estoy muy contenta de verle.

-Tenía que venir, y la puerta está cerrada -dice.

Se acerca hacia mi con una sonrisa y me besa dulcemente.

-Te he echado de menos -susurra en mis labios.

-Y yo.

Pasamos dentro de la habitación y nos tumbamos en la cama, donde nos quedamos hablando durante al menos dos horas.

-Debería irme -dice- Son casi las doce de la noche.

-¡No! -suplico con un puchero.

-Pero tengo que irme, enana -dice con una mueca en su rostro.

-Quedate conmigo esta noche -pido, y me falta cruzar las manos y arrodillarme.

No quiero que se vaya, quiero pasar el mayor tiempo posible con él.

-Está bien -dice finalmente, y vuelve a mi lado.

-¿Has cenado? -pregunto.

Niega con la cabeza.

-Genial, yo tampoco y tengo hambre. Vamos a por algo de comer -digo y lo arrastro hasta la cocina.

-¿Qué quieres? -me pregunta mirando por los cajones.

-Galletas -digo con una enorme sonrisa en la cara.

Me mira poniendo los ojos en blanco, pero segundos después un paquete de galletas príncipe con mi nombre en grandes letras negras aparece delante de mí.

Summer ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora