-Bellezon...-musita incomodo Stephen- ¿Tus papis nunca te dijeron que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación?
-También dicen que fumar es malo y eso no hace que la gente deje de hacerlo-agrego a la lista de cosas que no se deberían hacer pero que de todos modos la gente continua haciendo, aún mirando los falsos ojos azules de James.
Muerdo mi labio interior, viendo como James queda totalmente petrificado. Con cada musculo de su cuerpo tenso y con las manos fuertemente apretadas, tanto, que sospecho que acabará haciéndose heridas en las palmas de sus manos. Sus carnosos labios, creando una fina línea y si no fuese por todo el maquillaje en su rostro, estoy segura que vería su rostro blanquecino.
-James, ¿qué es lo que no quieres que sepa?-repito la pregunta lentamente y me sorprendo al descubrir calma en mis palabras.
Permanece callado un largo tiempo hasta que decide hablar, aunque lo único que consigue decir con voz queda son balbuceos incoherentes. Entonces, cuando cae en la cuenta de que es inentendible, carraspea su garganta y habla, ahora sí, con más clareza:
-Algo que no requiere que sepas.
-Stephen no piensa del mismo modo. Es más, dice que debes hacerlo-opino.
James dedica una rápida mirada llena de odio a éste, quien, por su pálido rostro y cada ángulo de su rostro tenso, sé que también se encuentra incomodo.
Y los minutos pasan y ninguno de ellos responde a mis preguntas. Simplemente, se quedan quietos en sus sitios, dedicándose miradas cómplices. James, quien al principio siente rabia por la metedura de pata de su amigo, ahora le pide suplicante con la mirada ayuda para solucionar esto. Pero es Stephen quien decide dar el primer paso. En mi mente le doy las gracias.
-Bellezon, es cierto que creo que deberías saber eso, pero...no puedes obligarle a...
-¿¡Obligarle!?-exclamo con una repentina furia-. Jamás le he obligado a contarme nada, Stephen-miro a James, quien parece no saber con certeza que decir-. James, no te estoy exigiendo una explicación. Solo...quiero saber porqué siempre esperas lo peor de mí cuando quieres hablarme de ti. No lo entiendo...
-Emma...-susurra suavemente James-. Yo no espero que reacciones de la peor manera, pero...Esto, es mejor que no sepas nada. Absolutamente nada.
-¿Tan malo es?
James no piensa tan siquiera la respuesta, deja escapar su respuesta como si fuera la verdad más grande que jamás haya contado.
-Me temo que sí, Emma.
Incapaz de saber exactamente que pensar, por primera vez, desvío la mirada de James. No aparto la mirada por miedo o cualquier otra cosa. Aparto la mirada porque no sé qué decir. Y porque sé, que por mucho que haga, James no confesará que es "eso". Así que, sencillamente, me encojo de hombros y salgo de la habitación musitando un "Voy a ponerme algo de ropa" y me dirijo al dormitorio de invitados. Donde me pongo un simple conjunto blanco de ropa interior, una camiseta interior negro y una blusa violeta oscuro de hombro caído encima. Deslizo mis largas piernas por unos pantalones pitillo negro y calzo mis pies descalzos en unos zapatos de plataforma alta del mismo color. Una vez vestida, vuelvo a ir al baño para maquillarme. Stephen me dijo de me tiñera de rubia, pero prefiero no hacerlo. Por lo tanto, decido que color de lentillas usar. Finalmente, me decido por unos ojos verdes, como me aconsejó Steph. Con facilidad, me pongo las lentillas y una vez hecho, me observo. Es un poco extraño no verme con mis ojos castaños verdosos. Ahora...realmente soy la versión al completo de mi padre.
Trazo una fina línea con lápiz de ojos debajo de mis ojos, para empequeñecerlos y sombras negras. Aplico mascara de pestañas, haciéndolas más largas de lo que ya son y con la ayuda de los polvo consigo la apariencia de tener un rostro alargado. Pinto mis labios de un rojo vino. Peino mi cabello en desordenados rizos. Y cuando estoy dando los últimos retoques, James golpea suavemente con los nudillos la puerta abierta del lavabo antes de entrar.
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Huye conmigo (Elypeea#2) Fanfic THEO JAMES
FanfictionMe sentía tan perdida. No sabía dónde ir. No sabía qué hacer. No sabía nada. Pero lo peor y más doloroso, es que no sabía si él había muerto. Necesitaba averiguarlo costará lo que costará, aunque tuviese un terrible miedo de la respuesta. Sí él esta...