Ojo de huracan

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Lunes y la gran jungla se alistaba para complementarse en su gran patio de recreo, el instituto.

Mis ojos húmedos aun adormilados luchaban por mantenerse abiertos.

-¡¡Yoon Hee!!- la voz aguda obstruyo mis pensamientos sobre como escapar del establecimiento para dormir un poco mas en algún lugar.

-Min Ji- la chica de amplia sonrisa acelero su marcha para alcanzarme.

-¿Que te ocurrió?- miro sobre mis muslos donde una gran cantidad de parches y curitas cubrían los rasguños del sábado.

-Nada importante- sin tomar mucha atención, seguí mi camino lento y tortuoso, aun cojeaba pero menos que ayer.

-¡Has rodado por un acantilado!- dijo antes de soltar una estrepitosa carcajada, lo gracioso era que exactamente era esa la razón de mis heridas.

-Ja ja ja- solté sin ánimos de nada.

Caminamos en silencio hacia los casilleros,estaba concentrada en no dejar nada al olvido y Min Ji golpeo mi costilla adolorida antes de percatarse de mi estremecimiento.

-Con un dem...- dije siendo interrumpida por mi amiga.

-Lo siento Yoon Hee pero... ¿que no es Jimin quien te esta observando en este momento?-. Busque entre la multitud y en un grupo de chicos se encontraban esos ojos caobas centrando toda su atención sobre mí. En realidad su mirada recorría, mis muslos parchados con suma preocupación, inevitablemente el color se apodero de mis mejillas, me sentí enjuiciada por su mirada, y él parecía leer mi mente al mostrarme una sonrisa picara, que se desvaneció al momento que giro su cabeza para prestarle nuevamente atención a sus amigos.

-¡¡Que. Fue. Eso!!- grito Min Ji a mis espaldas, asiéndome saltar del espanto.

-Min Ji ... juro que uno de estos días me mataras de un susto- volví mis ojos al casillero, sin buscar nada en especifico, me encontraba tan anonadada como mi amiga, había comenzado a notarme mas de lo que creía.

-Quien me matara eres tu, que le has hecho a ese chico para que te mire de esa forma-.

-¿De que forma?- solo quería saber si Min Ji compartía mis pensamientos.

-Creo que el gran Jimin nota la insignificante existencia de Yoon Hee- dijo ella sonriendo mientras volvía a los pasillos. Estaba claro de que lo hacia, y eso me incomodaba.


Las clases habían acabado y como siempre me sentía morir, tome una ducha rápida ya en casa, el agua tibia disolvió la pegajosa lluvia, el sudor sobre mi corona y quito las tensiones que me envolvían.

Hoy no tenia ganas de visitar el bosque, me sentía intranquila y observada como nunca en mi vida.

Siempre había sentido que analizaba al popular Park Jimin desde arriba y en este momento nuestras barreras y peldaños se estaban derrumbando. Odiaba la atención y odiaba las opiniones sobre mi, mas bien, me aterraban.

Puse mi camisola rosa, aquella que mamá me obsequio para mi cumpleaños diecisiete. Aun hoy frente al espejo podía sonreír de solo recordar sus palabras.-Toma, ahora eres toda una mujer, no espero mas que muchos nietos- dijo ella entregándome la pieza de ceda fina y delicados encajes. La multitud y mamá rieron, solo se trataba de una broma pero curiosamente, aquella camisola se convirtió en mi pieza de dormir mas cómoda.

Salí del baño aun con mi cabello enmarañado, tratando de desenredar los finos hilos negro azabache que caían húmedos por mis hombros. El sueño se apoderaba lentamente de mi cuerpo asiendo que de mi boca se escapara un gran bostezo.

De pronto un escalofrió atravesó mi espina dorsal, pude sentir como tras la muralla de hiedra dos ojos estaban fijos en mi, entre los orificios de luz pude discernir a un Jimin estático, con una sonrisa entre los labios que no pude descifrar, sentí sus ojos seguir lentamente la linea de mi cuerpo, me congele en el acto y maldije para mis adentros el llevar ahora, aquella estúpida camisola rosa.

¿Que era toda esta tensión en el aire, que de un momento a otro se apodero de la escena?

Mi cuerpo no estaba cooperando y sentía sobre la sonrisa de sus labios la satisfacción que le producía mi confusión.

¿Acaso se trataba de alguna cámara oculta? o tal vez estaba probando mi temple.

Un nuevo escalofrió recorrió mi espina dorsal, y lo aproveche volviendo a mi estado de alerta, busque rápidamente el interruptor y las luces de mi cuarto se fueron por completo.

Aun en la oscuridad podía ver su rostro, pero la sonrisa había sido reemplazada por una mueca de confusión y algo de desilusión.

Mi corazón resonaba en mis oídos y la piel erizada no pensaba irse lejos aun, escondí mi cuerpo bajo las suaves mantas de invierno y espere que el ardor en mi interior se aminorara con la noche.

Quizás mi presencia en el cuarto contiguo le importaba, un poco mas de lo que esperaba y de una forma mas retorcida.

Dark Forest (BTS: Jimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora