Ojos como el mar en una postal.

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Han pasado dos meses desde que nuestras almas no pudieron con la carga tan grande que implica amarnos tan intensa y desaforadamente. Que el fuego de nuestras pieles cubrió totalmente la caja torácica de nuestro encanto y llenó de cenizas, cenizas que guardamos en baúles chinos, antiguos, como nuestra luz interna. Nos perdimos en una isla donde no existía nada más que nuestros cuerpos y lo demás estaba lleno de neblina y fuertes torbellinos. Pero así como nos perdimos, de pronto, fallecimos ahí, eternamente juntos y nuestra alma fue devuelta a la realidad, amamos cada quien a su cada cual, cuando la acariciábamos se sentía como estar uno en el otro, tú y yo. Pretendiendo quererlos como nos quisimos, pretendiendo sentir y tocar sus pétalos como si fueran nuestras flores que sembramos allí en aquel lugar que solo conocimos por accidente pero que fundamos como algo nuestro.
Y cuando mi alma baila al ritmo de la música, crea una armonía parecida a la que se hacía cuando bailábamos al rededor de una fogata. Inundándonos uno del otro, con pasión. Siendo un cometa.
Cuando fumo me traslado al eje simétrico e imaginario de tus hombros y el fino bello dorado que los cubre, sacando el humo del manto que sobrepasaba tu anatomía; compuesta de recuerdos, dolores y temores.
Al apagar el cigarrillo, siento que estoy por fin fuera de ti, pero al volver a pender otro vuelves a entrar. Cuando estoy en el bosque, observando cada hermosa hoja, cada hermosa flor ente las sobras, entra un rayo de sol que las acaricia con calidez mientras seca el rocío con su atractiva presencia. Seguiré aquí en silencio, mientras pueda, mientras el cielo se torne azul celeste otra vez, mientras no puedas verme pero si sentirme. Tus pupilas me recuerdan lo verde que puedes llegar a ser cuando las cosas no salen bien  y lo índigo  que puedes trasformarte al sentirme tan cerca. Como el mar en una postal, que la envían por qué te aman pero no lo suficiente para quedarse. Transformas hojas muertas en un increíble espectáculo de danza natural. Transformas tormentas en paradisiacos lugares. Transformas este amor tan potente en mariposas libres. Seguirás transformando al mundo mientras brilles, mientras seas. Y para que dejes de ser, por lo menos en mi, son más de tres eternidades.

"Amarillo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora