Gracias por lo que siguen mi historia xD y le dan un votito :) . Esta es la primera vez que escribo sobre todo una historia, así que daré mi mejor esfuerzo para que les guste :3
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Dalan se había ido, pero yo le seguí sigilosamente. No sé qué me pasaba, pero necesitaba ese collar, quería llegar lo más pronto posible, tocarlo, ¡sí!, eso deseaba tocarlo y saber que me depara el destino.
Cuando llegué al lugar Dalan se encontraba peleando con los akumas, eran quizás diez o más. Me escondí para ver lo que sucedía mientras Dalan estaba siendo acorralado por ellos, dos de estos lo atacaron por la espalda. Por suerte se dio cuenta a tiempo y dando un salto se posicionó detrás de ellos, alzo su espada para atacar, pero del otro lado se le abalanzaron, estaba siendo asechado, ya no veía a Dalan, los akumas, los akumas se lo habían comido, ¡noooo!...
-¡Dalan!, ¡Dalan! –Me proyecte hacia ellos, menos mal todos se fijaron en mí. Dalan se yacía en el suelo, pero que haría ahora, no tengo ningún arma para defenderme, mis manos comenzaban a temblar, el miedo de no saber qué hacer me estaba consumiendo, mis ojos divisaron una salida a lo lejos y como nunca en mi vida corrí y corrí, sin poder más, necesitaba encontrar a la anciana, otros akumas la debían tener, pero ¿Dónde?...
-¡¡Apártense seres perversos!!
-Era la voz de ella, seguí su voz, al encontrarme la divisé, un akuma la tenía por el cuello y ya en sus manos el cristal, ¿el cristal o la anciana?, el cristal era vital, pero la anciana, no podría resistir más el estrangulamiento, sin dudarlo, a toda velocidad empuje al akuma.
-¿Cómo está?, respóndame, por favor.
-Eres la chica en el riachuelo, ¿Por qué estás aquí, no debes?
-No se preocupe, Dalan me contó todo, pero no pude ver como estaba, lo dejé tirado, lo siento.
-No te preocupes, él sabe cuidarse.
-¿Qué haremos con los akumas?
-Ellos no descansarán hasta liberarlo. Chica yo sé que esta no es tu pelea, pero préstame tu fuerza, ahora cuando yo te diga te abalanzas contra el akuma que tiene el cristal, para yo tomarlo.
-Entendido. -sin más la anciana me dio la orden, tome una vara de árbol, quien sabe cooperaba en algo. Cuando ya estaba encima del akuma, otros se me arremolinaban, con la vara, les pegué en los ojos para segarlos, para contraatacar al que tenía el cristal, de pronto el akuma estaba tirado, era Dalan que forcejeaba con él.
-Dalan, ¿estás bien? –A lo lejos el cristal había sido expulsado. No podía dejar que lo tuvieran de nuevo, ya lo tenía en mis manos y comencé a ser jalada, mi pierna dolía, me infringía un dolor hasta los huesos, me arrastré cuanto pude. El cristal brillaba cada vez que me acercaba.
-¡Tonta no lo toques!
-No pequeña, si lo tocas, te quemarás.
No podía resistirme, estaba tan cerca y necesitaba tocarlo...sentí mucho calor, mis manos comenzaban a ponerse negras, se estaban quemando...
-¡Duele, duele! –no podía resistir, era como si mi piel se estuviera desgarrando, el pánico, mis manos desaparecerían, no podía soltar el cristal, estaba aferrado...
-Dalan, quítaselo o la chica se consumirá.
Dalan intentaba quitármelo, al verlo mis ojos no paraban de llorar, ardían de tanto hacerlo, necesitaba expulsar esta agonía que sentía, la anciana no podía más con ellos, se veía muy agotada, ¡no!, ¡no!, el akuma la matará...
-Escúchame, pequeña, necesito que te calmes, si, sigues llorando no podrás con esto.
-La anciana se comunicaba conmigo a través del cristal.
-Escucha ya lo has tocado, la única solución es que seas la elegida, pero estas siendo consumida y morirás. Tendré que traspasarte mi poder, porque los akumas tendrán el cristal, y así los podrás derrotar, yo me encuentro muy cansada ya, he vivido tantos años, he buscado por el elegido, pero este mundo ya no es el de antes y no pude encontrarlo, sé que eres una buena chica, a veces la desesperación es más grande y nos vence.
-Pero ¿Qué hará usted sin sus poderes? deben ser su vida.
-Yo estaré bien, ahora tú eres la que necesita vivir.
De pronto ya no sentía dolor alguno, mis manos volvían a su estado habitual, mi corazón hallaba paz. Las memorias de la anciana y sus ancestros se sentían parte de mí, recorrían mi ser, la magia fluía, cada poro de mi cuerpo estaba siendo impregnado por la magia de la noche, donde la única que ilumina tu ser y te protege es la luna, siempre estará ahí, aunque su luz sea débil y desaparezca, volverá a iluminar tu corazón desesperanzado.
-Dalan, -este me miraba sorprendido ante la situación, el cristal se había transformado en un collar con dos media lunas una de espalda a la otra, una negra y la otra blanca, es como si las lunas no se pudieran mirar por ser opuestas. Dalan me soltó de improvisto.-Necesito que la ayudes, yo estoy bien ahora.
Este arremetió con los akumas, su expresión había cambiado más de lo habitual, cuando vio que la anciana se encontraba de rodillas y justo para ser atacada. El filo de su espada era tanto que sus llamas ardían de verdad, llamas azules, cortaban y desgarraban la carne de los akumas, la furia lo consumía.
Solo quedaban un par de akumas, eran los más fuertes, dio un giro completo en su eje, las llamas acrecentaron, dijo algo, pero no le escuchaba bien. Debió ser un hechizo porque esas llamas no eran solo de la espada, eran de su furia; los cortó a todos una y otra vez.
-¡Basta!, ¡Dalan!, ellos ya están en suelo, los has vencido.-este me divisa, sus ojos ya volvían en si.-Menos mal Dalan, te habías vuelto como loco.
Nos dirigíamos a la anciana y un akuma de no sé de donde, no sé cómo se podía mover si su cuerpo estaba cortado, las carne quemada, sus huesos se veían, era un horror, ¿su desesperación por matar fue lo que lo indujo a levantarse?; y en dos extendió sus garras, atravesando el corazón de la anciana, mi cuerpo estaba tenso, cuando salí de un trance que me impedía moverme, no lo podía creer, su cuerpo ensangrentado, la sangre no paraba, era un río de dolor y de vida que se desvanecía.
Sin más la rabia me recorrió por completo, el collar brilló, impregné todas mis energías en él y se los dirigí al akuma, este se evaporó, como si nunca hubiera existido.
-Anciana, no te vallas. –mis lágrimas volvieron aflorar, está ya no se movía, se moriría y que haría yo, su legado era inmenso, soy muy débil, ¿Qué haría? -¿Qué haré, tengo miedo, tu fuerza es muy grande para mí?
-Pequeña, se fuerte, tienes a Dalan él te ayudará, yo sé que es un poco serio y no es cercano, pero es un buen chico, sufrió, por eso su corazón esta sellado.
-Pero ¿Por qué tienes que irte?
-Dalan, cuida y protege a esta chica, porque ella será y es la nueva maga de la luna.
-Como ordene maestra, le pido mis disculpas, no pude salvarla ni protegerla, soy un fracaso como espadachín. Me dieron la obligación de estar con usted y no pude.
-Chico, hiciste lo que pudiste, por lo menos ellos no tuvieron el cristal, pero estén preparados, porque el poder de la chica no es suficiente para equilibrar las dos lunas y en cualquier momento despertará, la misma desesperación.
-No se preocupe, maestra.
-Pequeña, sé que te dejo una responsabilidad enorme, pero yo sé que lo lograras, si llegaste aquí donde estás, es porque puedes.
-Si lo intentaré, pero no soy pequeña, como le dije ya tengo 16 y mi nombre es Fara.
-Fara.
Los labios de la anciana incurvaron una sonrisa que se fue apagando con sus ojos, la muerte se la llevaba a un lugar desconocido, inhóspito para el ser humano corriente, con lágrimas en mis ojos le dije a Dalan:
-Ayúdame hacerme fuerte, y vencer este mal que nacerá con más poder que nunca.
Con Miranda nos encontrábamos a las afueras de mi casa, estaba preocupada de lo que diría al respecto, pero con simples palabras, me dijo:
-Fara, la nueva heroína de la cuidad, vencerás, ¡yo sé que lo harás!.