AOMS - Prefacio

15 0 0
                                    


Alemania, 1989

Es una noche tranquila, no se necesita nada más. Ambos están satisfechos, lo han logrado. Nada ha fallado.

Él más que orgulloso no deja de suspirar con la frente recargada en la mujer que ama. Ella, derrama lágrimas de alegría mientras sostiene con fuerza al lazo que ahora los une por toda la eternidad, a él, al hombre qué más ama.

-Prometo que no te voy a fallar. Que no les fallaré. Lo prometo.

Sus labios se rozan mientras ellos hablan, el dedo pulgar juguetón de él roza la mejilla redonda de su bebé. Con el otro brazo hábilmente, más que muchos varones, sostiene a un pequeño bebé.

Ella sonríe.

-Sé que Melton la adorará, será su hermana favorita.

Es una habitación pequeño hospital, uno, que ni siquiera parece serlo.

-Ella es prueba de que nada pasará al haberme enamorado de ti -aún cansada, no duda en demostrarle que las barreras que él cree latentes los alejarán.

-Te prometo que haré lo que esté en mi poder, no te fallaré.

Repetía él.

-Leah, por favor, no lo vayas a olvidar, bautízala. Que sea Leah...

Su voz a lamento fue interrumpido por la voz gruesa de una mujer.

-Debes salir de aquí Hariel, ya no es segura tu estancia con ella -su acento era muy cercano a uno africano y su actitud era poderosa. Era alta y muy delgada, con el cabello al límite de su cabeza, pareciera solamente una capa de pelusa muy negra, las palmas de sus manos eran muchos tonos más claro que la del resto de su cuerpo. Se terminaba de limpiar las manos con un trapo ligeramente manchado de sangre-. Dame al pequeño, haré que vengan por tu hija mientras te llevo a la salida.

-Cuídalo N'daye -recita ella con voz casi adormilada sin dejar de sostener a la bebé y dirige su última mirada en Hariel...


Alemania, 2000

Pareciera que el tiempo no pasa en ese pequeño cuarto de hospital, que sigue sin parecer uno como tal.

N'daye, sonríe, como si el tiempo no hubiese pasado por ella, su rostro intacto después de casi once años.

-No van a creerlo... -su voz sigue siendo la misma que ella recuerda, el mismo tono que no tiene origen en Alemania. Suelta un par de carcajadas muy gruesas-. Es imposible pero cierto, es hermosa... es una niña Nicasi. Hariel acércate con el bebé y mírala. Mírala.

N'daye tiende a la pequeña recién nacida envuelta en una frazada rosa para Hariel. Sus brazos son expertos. Siempre lo fueron.

Nicasi llora, esta vez no es de alegría.

-No debió de suceder -mira los brazos de Hariel-. No debiste volver, no debí amarte nunca.

Son reproches que se ha guardado durante muchos, muchos años.

N'daye, sabe que hay problemas y toma todo lo que en el pequeño cuarto no deba estar para que puedan hablar, esta vez, Nicasi está más despierta. Sólo se quedan ellos dos.

-Cómo está ella -pregunta Hariel.

Nicasi no responde, se pregunta una y otra vez cómo es que ha cometido el mismo error por segunda ocasión. Sabe ahora, sin duda, que él se irá nuevamente de su lado llevándose parte de ella, una nueva. Ya no será su corazón, ahora serán sus entrañas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 08, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Angel on my shoulderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora