A King's Love [SiChul]

¿Afecto?

Sentía su rostro arder, por instinto se cubrió con las sabanas, removiéndose en el mullido colchón mientras se quejaba, de forma casi imperceptible, del sol que le había despertado. Por los rayos tan fuertes dedujo que sería más tarde de la hora en el que se había acostumbrado a despertar; sabía que debía levantarse para terminar el trabajo pendiente del día anterior pero la cama lo mantenía prisionero.

"Estoy casi seguro de que Yesung me empezará a buscar si no llego a la oficina pronto" pensó.

Por el contrario de los mandatos de su razón, la calidez que sentía era demasiado persuasiva, tanto o más que su deber. Por qué... ¿Hacia cuanto Choi SiWon había tenido una noche tan agradablemente reparadora?

Lentamente abrió los ojos y parpadeó un par de veces para acostumbrarse a la resplandeciente luz que entraba por el enorme ventanal y rebotaba en las blancas paredes.

Una mancha rojiza en su visión periférica le hizo examinar por instinto su alrededor.

"Bueno, no pasa nada. No nos exaltemos, solo son las sabanas de color rojo"

No recordaba tener unas sabanas de ese color y mucho menos de tan suave textura, pero, empezaba a disfrutarla junto a esa agradable calidez que le brindaba en conjunto con ese pequeño cuerpo despidiendo calor.

"¿Una bolita? ¿Cálida?"

De la nada se puso rígido y un sudor frío le bajó por la columna cual balde de agua helada; reunió el valor que tenía y con un movimiento lento y precavido levantó las cobijas para descubrir aquello que se restregaba contra él.

"¡Por Dios!... Solo es HeeChul" pensó con alivio y de inmediato volvió a cerrar sus ojos para intentar volver a dormir.

Aunque la calma no le duró mucho, frunció el ceño preguntándose ¿qué haría su delicado esposo en su habitación? Hasta que cayó en la cuenta de algo importante. Abrió los ojos con mayor conciencia de la que le gustaría a esa hora. Recorrió con la mirada el lugar, desde el techo, las paredes, los muebles hasta las sabanas escarlatas, todo lo confirmaba, ese no era su dormitorio.

"No puede ser..." dijo golpeándose el rostro.

Lentamente empezó a recordar lo último que había hecho antes de caer rendido. Las caricias, los besos, el abrazo, se acordaba de todo con lujo de detalle y aun así no se apartó, tampoco creyó que hubiese sido un error lo que hizo. El dulce aroma a frutos de la noche anterior estaba impregnado en la piel del príncipe el cual mezclado con su fragancia natural volvía loco de apoco al pelinegro quien estaba poco dispuesto a salir pronto de entre las frazadas.

La molestia por tener que levantarse y empezar su jordana laboral comenzaba a hacerse presente, así que para evitar que dentro de poco un irritado Yesung irrumpiera en la habitación queriendo llevárselo a rastras tomo la decisión de salir por voluntad propia.

"Esto es más difícil que mantenerse firme frente a un depredador" se quejaba mentalmente por la dificultad al moverse.

Con extrema calma trataba de dejar el lecho porque, cada vez que hacía un movimiento rápido, una queja audible salía de la garganta del rubio. Retiró de a poco su brazo bajo el cuerpo de su compañero y se levantó lentamente fijándose en que la noche anterior ni siquiera se había quitado los zapatos. Dio un par de pasos hacia la salida antes de volver la mirada para cerciorarse del estado durmiente del otro, una vez que comprobó que seguía en el mundo de los sueños se apresuró a cruzar el umbral.

"Con cuidado...con cuidado..." se repetía mentalmente al cerrar suavemente la puerta tras de sí.

No quería que despertara, sabía por boca de MinHo que su salud no se encontraba del todo bien además de que DongHae le había reclamado con anterioridad sobre su depresión; con lo que recién sucedió estaba seguro de que estaría exhausto y sufriría de un desgaste emocional que sí no era bien controlado podría agravarse y quien sabe hasta qué punto llegar.