Capítulo treintauno.

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Desperté y estaba en cuarto, no había ventanas, solo una puerta, estaba muy sucio y horrible.

Me dolía horrible la cabeza, me rodilla estaba llena de sangre seca, ¿cuánto tiempo llevo aquí?

En eso escucho la voz de un hombre.

—Oh Canela, quieres escucharla.

—¿Jos?—mi voz es muy ronca quiero llorar —Ayúdame por favor.

—¡cállate ya no hables! —me dió una bofetada.

—¡No te atrevas a tocarla maldito imbécil, te juro que te mataré! —Jos se escuchaba por el altavoz y está muy enojado.

—¡Qué horror!,  Canela me matará, por favor, no te olvides de quien soy.

—Mi amor iré por ti— el sujeto colgó.

—déjame salir, por favor.

—No lo haré.

Pasaron dos semanas, me sentía muy rara, me mareaba mucho, la comida que me daban la devolvía.

—ya llego el doctor, si dices algo estúpido te mato.

Él salió y entro el doctor, me reviso.

—¡estás bien!, solo que estás embarazada, muchas felicidades.

Me quede en shock.

—¿le puedo pedir un favor?

—por supuesto.

—no le diga que estoy embarazada, diga que la comida me hace mal, o yo que sé, pero no le diga que estoy embarazada, por favor.

—por supuesto.

él doctor salió y después de unos minutos entro aquel sujeto.

—Ahorita te traerán de comer.

Salió.

Seré mamá, él papá será Jos, tengo que salir de aquí y decirle, seremos papás, formaremos una familia.

Estoy muy feliz que no me doy cuenta que estaba llorando.

En eso entra con mi comida y sale.

Me la empecé a comer, y escucho que abren la puerta, ¿ahora que va a querer?

Se abrió y era Jos, me pare y corrí hacia él.

—vámonos mi amor, corre.

Tome su mano y corrí con él, salimos de esa maldita casa, no quería decirle todavía, aún no.

En eso el sujeto se encontraba en el estacionamiento, Jos me hizo subirme a una camioneta.

Casada con un narco.-Jos Canela. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora