Los días pasan lentos,
las mismas rutinas,
las mismas peleas,
las mismas tareas.
Y la chica soñadora solo quiere parar
de meterse ese polvo por la nariz.
Quiere dejar de soñar,
porque sabe que las cosas que quiere,
son inalcanzables.
Ella podría olvidar todo lo que le dijeron,
porque la realidad no se evita,
se enfrenta.